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“La invención de la tradición” de Eric Hobsbawm y Terence Ranger

El simbolismo de estados como el Reino Unido tiene mucho de recreación e invención. No todo es tan ancestral y milenario como repiten hasta la saciedad los periodistas en cuanto tiene que ver con la imagen pública de instituciones como la monarquía. Cuestiones sobre las que se ancla el poder tanto en el mundo occidental como en sus antiguas colonias y acerca de las cuales aún queda por desvelar desde múltiples puntos de vista (cultural, social, político…).

Hobsbawm es sinónimo de argumentación razonada, claridad expositiva y conclusiones que resuelven preguntas a la par que plantean otras que evidencian que la historia es un corpus nunca concluso, sea porque nunca es un pasado cerrado, sea porque siempre hay nuevos enfoques y datos por descubrir con los que acercarse a ella. En este volumen, acompañado de otros especialistas, se propone revelar la realidad de los elementos con que asociamos en nuestro imaginario a las cuatro naciones que componen el Reino Unido. También cómo esos mecanismos fueron aplicados tanto por ellos como por sus gobernados en los territorios que controlaban en Asia y África, y el modo en que se extendieron por Europa a lo largo del siglo XIX y hasta el principio de la I Guerra Mundial en 1914.

Lo curioso de leer títulos como este es descubrir que aquello que tomabas por indudable no es así. Escocia no fue el vecino fuerte, recio y peculiar de Inglaterra durante muchos siglos, sino el hermano menor de una Irlanda del norte culturalmente poderosa donde los hombres utilizaban diseños textiles que les cubrían todo el cuerpo. El kilt no se definió como tal hasta el siglo XVIII y la supuesta costumbre de identificar a cada familia por un diseño específico fue algo que surgió aun después y bajo criterios que podríamos considerar cercanos a las técnicas del marketing.

Otras supuestas tradiciones surgieron como reacción a la preponderancia de aquellos a los que se consideraban ajenos. Algo así vivió Gales con la expansión de la revolución industrial inglesa, lo que dio pie a que algunos de sus ciudadanos más sensibles comenzaran a reivindicar -para lo cual tuvieron que darles forma- elementos que hasta entonces había ignorado como su paisaje y su lengua. El movimiento cultural del romanticismo y el político del nacionalismo, así como las convulsiones que sufrieron los imperios y los intentos monárquicos en la segunda mitad del XIX influyeron mucho en este sentido. Es entonces cuando nace la pompa británica e instrumentos que apelan a la ciudadanía como sellos, medallas y actos públicos con los que ganar visibilidad.

Fundamental en esta última etapa es el papel de los medios de comunicación, primero la prensa escrita y su poder como comentarista y analista, y después la televisión retransmitiendo en directo funerales y coronaciones. Involucrando no solo a los pertenecientes a la dinastía sino también las emociones que suscitan entre sus súbditos y el público en general. Medios y efectos que muchos estados han utilizado en su favor, valiéndose de vehículos como el deporte (las selecciones nacionales), la música (los himnos) o toda clase de símbolos institucionalizados (personajes esculpidos, banderas ondeando…).

La invención de la tradición, Eric Hobsbawm y Terence Ranger, 1983, Editorial Planeta.  

10 textos teatrales de 2023

En español y en inglés. Retratando el tiempo en que fueron escritos, mirando atrás en la historia o alegorizando a partir de ella. Protagonistas que antes fueron secundarios, personas que piden no ser ocultados por sus personajes y ciudadanos anónimos a los que se les da voz. Ficciones que nos ayudan a imaginar y a soñar, y también a ir más allá de lo establecido y teóricamente posible.

“Usted también podrá disfrutar de ella” de Ana Diosdado. Exposición sobre la cara oculta del periodismo, la avaricia y la crueldad con que entroniza y defenestra a las personas de las que se sirve para pautar la actualidad e influir en la opinión pública. Personajes oscuros, entrelazados en una historia sobre las esperanzas personales y los sueños profesionales, que va y viene en el tiempo para indagar en cuanto la condiciona hasta sorprender con su redondo final.

“Recordando con ira” de John Osborne. Terremoto de rabia, desprecio y humillación. Personajes anclados en la eclosión, la incapacidad y la incompetencia emocional. Diálogos ácidos, hirientes y mordaces. Y tras ellos una construcción de caracteres sólida, con profundidad biográfica y conductual; escenas intensas con atmósferas opresivas muy bien sostenidas; y un planteamiento narrativo y retórico que indaga en la razón, el modo y las consecuencias de semejante manera de ser y relacionarse.

“La coartada” de Fernando Fernán Gómez. El esplendor de la Florencia de los Medici y su conflicto con la Roma papal. Un complot organizado por una familia vecina y la institución católica para acabar con la vida de los hermanos Lorenzo y Julián. Un folletín en el que su autor maneja con acierto la deconstrucción temporal, la simbiosis entre la fe y la corrupción y la distancia entre la pasión terrenal y el anhelo de la elevación espiritual.

«Un soñador para un pueblo» de Antonio Buero Vallejo. Sólida recreación histórica que nos traslada al momento político y social en que tuvo lugar el famoso motín de Esquilache. Una dramaturgia perfectamente estructurada que recrea el ambiente y los escenarios madrileños de aquel 23 de marzo de 1766. Diálogos excelentes que reflejan el carácter y las trayectorias personales de sus protagonistas en tramas que aúnan lo terrenal y lo aspiracional.

«Don´t drink the water» de Woody Allen. Antes que director de cine, Allen es un buen escritor y esta obra teatral estrenada en 1966 es una muestra de ello. Parte de una trama principal bien planteada de la que surgen varias secundarias habitadas por unos personajes aparentemente realistas, pero con unos comportamientos y unas respuestas tan absurdas como ingeniosas. Y aunque muchos de sus guiños son referencias muy concretas al momento en que fue escrita, su sentido del humor sigue funcionando.

“El chico de la última fila” de Juan Mayorga. Vuelta de tuerca a la metaliteratura, y al género del realismo, atravesada por la lógica de las matemáticas y la búsqueda continua de respuestas de la filosofía. Planos en los que se entrecruzan la observación del fluir de la vida, la implicación emocional con su devenir y la distancia juiciosa de la racionalidad. Escenas, diálogos y personajes perfectamente definidos, trazados, relacionados y concluidos.

“Peter and Alice” de John Logan. El niño del país de nunca jamás y la niña del de las maravillas. Personajes literarios que se inspiraron en personas reales que vivieron siempre bajo esa impronta y que, ya como un hombre de 30 años y una mujer de casi 80, se conocieron un día de 1932 en la trastienda de una librería de Londres. Un encuentro verdad y una conversación imaginada por John Logan en la que se contraponen los recuerdos como adultos con las ilusiones infantiles.

«Anillos para una dama» de Antonio Gala. Emocionalidad a raudales en un texto que expone el uso que la Historia hace de determinadas personas para apuntalar a sus protagonistas. Un intratexto que critica la ficción de uno de los mitos de la identidad española. Un personaje principal que encarna el anhelo de que en las relaciones humanas primen los sentimientos sobre las exigencias sociales.

“En mitad de tanto fuego” de Alberto Conejero. Monólogo en el que la universalidad de la Ilíada queda unida a los muchos frenos que el hoy pone al amor, a la paz y al deseo. Lirismo dotado de una fuerza que mueve su narrativa desde la acción hasta la revelación de la más profunda intimidad. Palabras escogidas con precisión y significados manejados con certeza, generando emociones que perduran tras su lectura.

“Supernormales” de Esther Carrodeguas. Acertadamente reivindicativa y desvergonzadamente incorrecta. Plantea preguntas sin ofrecer respuestas perfectas en torno a la discapacidad y la sexualidad, dos filtros con que negamos la voz en nuestra insistencia por ocultar con dogmas las necesidades emocionales. Retrato ácido y socarrón, crítico y mordaz, alejado de sentencias y que da en la clave de la respuesta, antes que qué hay que hacer, está el para quién.

“Testigo de un tiempo incierto” de Javier Solana

Trasposición de la agenda, las notas y los recuerdos de quien tuviera responsabilidades políticas en España e institucionales al frente de la OTAN y de la política exterior de la Unión Europea. Relato conciso y clarificador que leer como si fuera un manual de historia con el que repasar los hitos que han marcado el devenir del mundo occidental desde que acabara la guerra fría.

La Historia puede tener múltiples versiones y el filtro con el que se mire depende de factores como la ideología personal y los efectos de lo ocurrido sobre la propia vida. Pero hay una lectura de la misma que resulta especialmente interesante y es cuando está escrita por quienes la vivieron desde dentro, tomando las decisiones y moviendo los hilos que nos determinaron a los demás.

Una de esas personas es Javier Solana, ministro primero en los gobiernos de Felipe González (1982-1992), después secretario general de una de las principales instituciones supranacionales del mundo occidental, la OTAN (1992-1999), y tras ello, alto representante de la política exterior y de seguridad común de la Unión Europea (1999-2009). Más recientemente, y aunque ya se sale del ámbito de este ensayo, presidente del patronato del Museo del Prado desde 2019. Un currículo que evidencia lo que muestra en este volumen: capacidad analítica; síntesis en la plasmación de ideas, acontecimientos y nombres; y un ritmo narrativo con el que genera interés mientras relaciona episodios, potenciales causas y efectos, y el presente con el ayer.

Mucho de lo que cuenta Testigo de un tiempo incierto está en las hemerotecas y en la bibliografía existente, pero resulta sugerente conocer más detalles desde el punto de vista de quien estuvo allí y con la distancia temporal que permite comprobar el devenir que tuvo aquel entonces. Con un tono didáctico y explicativo, nos explica como cayó el binomio capitalismo vs. comunismo para pasar a una globalización liderada por EE.UU. que se quebró con el inicio del siglo XXI.

El 11-S marcó el antes y el después. EE.UU. optó por la venganza en lugar de por poner orden, Rusia comenzó a evidenciar que no había digerido el fin de la URSS y China mutó en lo necesario para competir económicamente. La crisis del 2008 no ayudó, los cimientos de la economía europea y norteamericana se tambalearon, y las primaveras árabes dieron pie a guerras civiles como la de Siria y a movimientos migratorios que desbordaron al viejo continente. A la par, Rusia soñaba con ser nuevamente imperio y China con potencia mundial convirtiéndose en país influyente allí donde no lo conseguían otros. De repente, las democracias ya no son los regímenes más boyantes ni la tendencia hacia la que avanza la humanidad.

Para colmo, el cambio climático hace de las suyas, Donald Trump intenta destruir el multilateralismo y Putin invade Ucrania. ¿Qué panorama nos deja todo esto? Ahí es donde Solana opina a la par que expone y resalta las que considera virtudes y fortalezas del proyecto de la Unión Europea. Sin olvidar los retos a los que ha de hacer frente para consolidar y evolucionar su cohesión al tiempo que convivir en un mundo en el que la norma será la pluralidad entre muy diferentes regímenes políticos, culturas y propuestas para la convivencia.  

Testigo de un tiempo incierto, Javier Solana, 2023, Editorial Espasa.

«Un soñador para un pueblo» de Antonio Buero Vallejo

Sólida recreación histórica que nos traslada al momento político y social en que tuvo lugar el famoso motín de Esquilache. Una dramaturgia perfectamente estructurada que recrea el ambiente y los escenarios madrileños de aquel 23 de marzo de 1766. Diálogos excelentes que reflejan el carácter y las trayectorias personales de sus protagonistas en tramas que aúnan lo terrenal y lo aspiracional.

No somos los únicos, pero la historia de España está llena de exabruptos en los que los intentos de progreso acaban en bronca, sangre y punto y aparte. La Semana Santa del séptimo año de monarquía de Carlos III fue uno de esos muchos momentos. Un bando del ministro de Guerra y Hacienda ordenaba adaptar el diseño de capas y sombreros para que el rostro de sus usuarios quedara siempre visible e impedir que su hábito les sirviera para esconder armas con que delinquir.

Una medida más con la que el séquito napolitano que el Rey se había traído de su anterior etapa política pretendía seguir modernizando tanto la ciudad de Madrid como el Reino de España. Pero el cambio, las modificaciones y las novedades, así como otros asuntos no tan positivos -como el hambre ocasionada por las malas cosechas o los impuestos-, chocaban de lleno contra un pueblo y una aristocracia anclada en la costumbre y la tradición. Este es el ambiente y el caldo de cultivo en el que los ánimos estaban prestos para tomar forma violenta. Y así sucedió.

Buero Vallejo nos lo cuenta editando muy bien la cadena de acontecimientos, fijando la atención en los documentos clave, y combinándola con el posible sentir de sus protagonistas, eligiendo entre estos a personajes reales y creando otros que aúnan la síntesis de lo popular y sus necesidades como dramaturgo para darle a su propuesta la emotividad necesaria.

Como resultado de este reparto, sus parlamentos recorren un abanico de tipos que van desde el costumbrismo canalla de las clases menos formadas y la inocencia de los que no saben fingir porque no tienen nada que ocultar, a la sagacidad, la ironía y los quiebros de aquellos que se desenvuelven continuamente en las coordenadas del poder. Súmese su propuesta escenográfica con una plataforma circular giratoria para representar las residencias palaciegas de los ya mencionados, así como las entradas y salidas del escenario que inician y terminan encuentros amistosos cotidianos y enfrentamientos cruentos.

Sin ambigüedad alguna, Buero Vallejo realiza una crítica moral en la que deja claro su posicionamiento ideológico. Del lado de aquellos que promovían la luz de la Ilustración, y entendían que había que tener en cuenta al pueblo, frente a los aferrados al terror de la Inquisición que consideraban que el resto del mundo estaba supeditado a su absolutismo. Como en otras obras suyas –En la ardiente oscuridad (1950) o La fundación (1974)- es inevitable ver en ello una crítica a la sinrazón y el despotismo como forma de gobierno.

Que le dedique el texto “a la luminosa memoria de Antonio Machado, que soñó una España joven” lo hace pensar aún más. Estaría bien volver a ver este texto representado en las tablas del Teatro Español, escenario que tuvo el privilegio de acoger su estreno el 18 de septiembre de 1958.

Un soñador para un pueblo, Antonio Buero Vallejo, 1958, Ediciones Austral.

«La maestra y la Bestia» de Imma Monsó

Una personalidad ensimismada y un tiempo en el que la contención, la doblez y el escaparate eran la norma. Esos son los dos filtros que condicionan y marcan la propuesta narrativa y la interpretación, por parte de su lector, de este relato. Realismo y costumbrismo, simbolismo y búsqueda de conexión entre la falta de respuestas del presente y los silencios del pasado.

Niña, mujer y anciana. De la España sin asfaltar a la de las grandes urbes. De la radio controlada por el régimen a la capacidad de encontrar información y documentación allí donde se demande. Entre esos extremos se sucede la vida de Severina y la prosa con que Imma Monsó la acompaña. Una novela que hace suyo el carácter de su protagonista, optando por una aparente sencillez y transparencia, por un tono naif y presuntamente objetivo tras el que se esconde una protagonista que no es más que el resultado del tiempo que vivió y de las coordenadas en que la concibieron, criaron y arrojaron al mundo sus mayores.

Una claridad que se adquiere cuando se llega al punto final y se toma conciencia de la imagen conformada y del sentido de las idas y venidas en el tiempo de la narración, desde 1942 hasta el presente pandémico. Un cierre que decepciona por la ruptura tonal con que se distancia del acierto con que nos había hecho ver la Cataluña que le dio identidad y biografía a través de la muy peculiar sensibilidad de su personaje principal. Una mujer cuyo interior era tan rico e interesante como las experiencias que le ofrecían los lugares en que residió -un punto aislado de una carretera con un único vecino y un pueblo en el recóndito rural montañés- y visitó -una Barcelona más próxima al Madrid de los Episodios de una guerra interminable que a la ciudad de La plaza del diamante-.  

La obviedad del mensaje reivindicativo en pro de la memoria, el reconocimiento y la dignidad no quita que se reconozca la originalidad en el planteamiento y la singularidad con que, en su desarrollo, La maestra y la Bestia crea una doble realidad. Convivencia en la que sus dos dimensiones están separadas, distantes y paralelas, a la par que tan imbricadas que no se sabe dónde acaba una y comienza otra. Habrá lectores avezados que sean capaces de detectar los juegos de imagen y espejo, las pistas históricas con las que Monsó no solo estructura un buen artefacto literario, sino que construye una perfecta alegoría de aquellos tiempos en que no se podía hablar, casi ni pensar, cuanto se saliera de la estrechez de la oficialidad.

Otros, entre los que me incluyo, disfrutarán de esa nebulosa en la que la solemnidad, la quietud y la paz y el desasosiego del instante lo llenan todo. Hay algo mágico en ello, en el horizonte frente a la casa familiar y en la comunidad que acoge a la joven maestra, ya independiente, en su primer destino docente. En el modo en que lo que tenía tintes de metaliteratura, con referencias explícitas y otras que supongo solo al alcance de los más eruditos, torna en etnografía contaminada y sociología corrompida por el absolutismo del nacionalcatolicismo.

La maestra y la Bestia, Imma Monsó, 2023, Editorial Anagrama.

“Todos los crímenes se cometen por amor” de Luisgé Martín

Diez relatos escritos entre 2002 y 2012 en los que su autor ofrece historias completas, apuntes de universos a los que se ha asomado puntualmente y juegos a partir de argumentos clásicos o fábulas universales. Una decena de mundos en los que conjuga la agudeza introspectiva y el sentido del humor en ficciones que van del divertimento a la fantasía y al realismo que se esconde entre las sombras de lo posible.

La narración que abre y da título a esta colección resulta aún más interesante que la afirmación que la presenta. Concatena varias intrigas, propone ese atractivo juego que es la escritura sobre el otro lado de la literatura (siguiendo las andanzas de un autor necesitado de un cambio de aires) y llega a un desenlace en el que cierra convincentemente el círculo que había trazado, a la par que deja abierta la puerta de su posible continuidad. Un punto y final con la incertidumbre de si Luisgé lo previó así, o si lo zanjó de esa manera tras decidir no seguir adelante aun teniendo entre las manos un arranque tan espectacular y unos personajes, involucrados en magnicidios y asesinatos, tan interesantes.

Algo similar ocurre con Que calle para siempre, en el que se intuye su interés por abordar los asuntos en los que profundizaría años después en El amor del revés, y en la que con una prosa sencilla va desplegando una trama que se revela honda y compleja. Un enredo emocional de varias décadas sintetizado por la inteligencia del punto de vista desde el que se acerca a su conglomerado de prejuicios, restricciones y utopías, así como por el nivel de trascendencia y humanidad que este le aporta. Y aunque con una trama muy diferente, la visión histórica y social está también en Los años felices y en su fresco sobre sexo, corrupción y poder tan propio de los años 60 y 70, como de hoy mismo, así como en Las playas de hielo y su cruel ejemplificación de las torturas del régimen de Pinochet.  

Pero el que más sobrecogedor es el último de todos, Los dientes del azar, ganador del Premio Vargas Llosa NH en 2012. Los buenos escritores son aquellos que te excitan, exaltan y sorprenden a la manera de un quiebro meteorológico y consiguen que lo que estaba siendo una lectura apacible y soleada torne repentinamente en una vivencia oscura, gris y apesadumbrada. De esas que sabes te dejarán marcado, que, de una manera u otra, la vas a recordar dentro de mucho tiempo. De por medio está el conflicto que supone congeniar terrorismo, amistad y civismo, pero antes y después de eso está la capacidad de Martín para sumirte en este conflicto sin posibilidad de marcha atrás.

Me he divertido con las ocurrencias de El libertino invisible, con su traslación a la campiña inglesa y su propuesta humorística entre el naturalismo y la ciencia ficción. He sentido ternura con Lo otro y con su manera de exponer las confusiones y cruces de caminos tan absurdos como entrañables que en ocasiones establece el destino. Por último, Limardo de Toscana y Del ingenio de los caudillos y de su guardarropía me parecieron una divertida traslación de cuentos populares en los que Martin consigue que su intención retórica congenie plenamente con su intención fabulesca.  

Todos los crímenes se cometen por amor, Luisgé Martín, 2013, Editorial Salto de Página.

10 textos teatrales de 2022

Títulos como estos son los que dan rotundidad al axioma «Dame teatro que me da la vida». Lugares, situaciones y personajes con los que disfrutar literariamente y adentrarse en las entrañas de la conducta humana, interrogar el sentido de nuestras acciones y constatar que las sombras ocultan tanto como muestran las luces.

“La noche de la iguana” de Tennessee Williams. La intensidad de los personajes y tramas del genio del teatro norteamericano del s. XX llega en esta ocasión a un cenit difícilmente superable, en el límite entre la cordura y el abismo psicológico. Una bomba de relojería intencionadamente endiablada y retorcida en la que junto al dolor por no tener mayor propósito vital que el de sobrevivir hay también espacio para la crítica contra la hipocresía religiosa y sexual de su país.

“Agua a cucharadas” de Quiara Alegría Hudes. El sueño americano es mentira, para algunos incluso torna en pesadilla. La individualidad de la sociedad norteamericana encarcela a muchas personas dentro de sí mismas y su materialismo condena a aquellos que nacen en entornos de pobreza a una falta perpetua de posibilidades. Una realidad que nos resistimos a reconocer y que la buena estructura de este texto y sus claros diálogos demuestran cómo afecta a colectivos como los de los jóvenes veteranos de guerra, los inmigrantes y los drogodependientes.

“Camaleón blanco” de Christopher Hampton. Auto ficción de un hijo de padres británicos residentes en Alejandría en el período que va desde la revolución egipcia de 1952 hasta la crisis del Canal de Suez en 1956. Memorias en las que lo personal y lo familiar están intrínsicamente unidos con lo social y lo geopolítico. Texto que desarrolla la manera en que un niño comienza a entender cómo funciona su mundo más cercano, así como los elementos externos que lo influyen y condicionan.

«Los comuneros» de Ana Diosdado. La Historia no son solo los nombres, fechas y lugares que circunscriben los hechos que recordamos, sino también los principios y fines que defendían unos y otros, los dilemas que se plantearon. Cuestión aparte es dónde quedaban valores como la verdad, la justicia y la libertad. Ahí es donde entra esta obra con un despliegue maestro de escenas, personajes y parlamentos en una inteligente recreación de acontecimientos reales ocurridos cinco siglos atrás.

«El cuidador» de Harold Pinter. Extraño triángulo sin presentaciones, sin pasado, con un presente lleno de suposiciones y un futuro que pondrá en duda cuanto se haya asumido anteriormente. Identidades, relaciones e intenciones por concretar. Una falta de referentes que tan pronto nos desconcierta como nos hace agarrarnos a un clavo ardiendo. Una muestra de la capacidad de su autor para generar atmósferas psicológicas con un preciso manejo del lenguaje y de la expresión oral.

“La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. Bajo el subtítulo de “Drama de mujeres en los pueblos de España”, la última dramaturgia del granadino presenta una coralidad segada por el costumbrismo anclado en la tradición social y la imposición de la religión. La intensidad de sus diálogos y situaciones plasma, gracias a sus contrastes argumentales y a su traslación del pálpito de la naturaleza, el conflicto entre el autoritarismo y la vitalidad del deseo.

“Speed-the-plow” de David Mamet. Los principios y el dinero no siempre conviven bien. Los primeros debieran determinar la manera de relacionarse con el segundo, pero más bien es la cantidad que se tiene o anhela poseer la que marca nuestros valores. Premisa con la que esta obra expone la despiadada maquinaria económica que se esconde tras el brillo de la industria cinematográfica. De paso, tres personajes brillantes con una moral tan confusa como brillante su retórica.

“Master Class” de Terrence McNally. Síntesis de la biografía y la personalidad de María Callas, así como de los elementos que hacen que una cantante de ópera sea mucho más que una intérprete. Diálogos, monólogos y soliloquios. Narraciones y actuaciones musicales. Ligerezas y reflexiones. Intentos de humor y excesos en un texto que se mueve entre lo sencillo y lo profundo conformando un retrato perfecto.

“La lengua en pedazos” de Juan Mayorga. La fundadora de la orden de las carmelitas hizo de su biografía la materia de su primera escritura. En el “Libro de la vida” dejaba testimonio de su evolución como ser humano y como creyente, como alguien fiel y entregada a Dios sin importarle lo que las reglas de los hombres dijeran al respecto. Mujer, revolucionaria y mística genialmente sintetizada en este texto ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013.

“Todos pájaros” de Wajdi Mouawad. La historia, la memoria, la tradición y los afectos imbricados de tal manera que describen tanto la realidad de los seres humanos como el callejón sin salida de sus incapacidades. Una trama compleja, llena de pliegues y capas, pero fácil de comprender y que sosiega y abruma por la verosimilitud de sus correspondencias y metáforas. Una escritura inteligente, bella y poética, pero también dura y árida.

10 ensayos de 2022

Arte, periodismo de opinión y de guerra, análisis social desde un punto de vista tecnológico y político. Humanismo, historia y filosofía. Aproximaciones divulgativas y críticas. Visiones novedosas, reportajes apasionados y acercamientos interesantes. Títulos con los que conocer y profundizar, reflexionar y tomar conciencia de realidades y prismas quizás nunca antes contemplados.

“Otra historia del arte” de El Barroquista. Aproximación a la disciplina que combina la claridad de ideas con la explicación didáctica. Ensayo en el que su autor desmonta algunos de sus mitos a la par que da a conocer los principios por los que considera se ha de regir. Una propuesta de diálogo a partir del cambio de impresiones y de la suma de puntos de vista, sin intención alguna de asombrar o imponerse con su acervo académico.

“Arte (in)útil” de Daniel Gasol. Bajo el subtítulo “Sobre cómo el capitalismo desactiva la cultura”, este ensayo expone cómo el funcionamiento del triángulo que conforman instituciones, medios de comunicación y arte es contraproducente para nuestra sociedad. En lugar de estar al servicio de la expresión, la estética y el pensamiento crítico, la creación y la creatividad han sido canibalizadas por el mecanismo de la oferta y la demanda, el espectáculo mediático y la manipulación política.

«La desfachatez intelectual» de Ignacio Sánchez-Cuenca. Hay escritores y ensayistas a los que admiramos por su capacidad para imaginar ficciones e hilar pensamientos originales y diferentes que nos embaucan tanto por su habilidad en el manejo del lenguaje como por la originalidad de sus propuestas. Prestigio que, sin embargo, ensombrecen con sus análisis de la actualidad llenos de subjetividades, sin ánimo de debate y generalidades alejadas de cualquier exhaustividad analítica y validez científica.

“Amor América” de Maruja Torres. Desde Puerto Montt, en el sur de Chile, hasta Laredo en EE.UU., observando cómo queda México al otro lado del Río Grande. Diez semanas de un viaje que nació con intención de ser en tren, pero obligado por múltiples obstáculos a servirse también de métodos alternativos. Una combinación de reportaje periodístico y diario personal con el que su autora demuestra su saber hacer y autenticidad observando, analizando, recordando y relacionando.

“Guerras de ayer y de hoy” de Mikel Ayestaran y Ramón Lobo. Conversación entre dos periodistas dedicados a contar lo que sucede desde allí donde tiene lugar. Guerras, conflictos y entornos profesionales relatados de manera diferente, pero analizados, vividos y recordados de un modo semejante. Crítica, análisis e impresiones sobre los lugares y el tablero geopolítico en el que han trabajado, así como sobre su vocación.

“Privacidad es poder” de Carissa Véliz. Hemos asumido con tanta naturalidad la perpetua interconexión en la que vivimos que no nos damos cuenta de que esta tiene un coste, estar continuamente monitorizados y permitir que haya quien nos conozca de maneras que ni nosotros mismos somos capaces de concebir. Este ensayo nos cuenta la génesis del capitalismo de la vigilancia, el nivel que ha alcanzado y las posibles maneras de ponerle coto regulatorio, empresarial y social.

“Los rotos. Las costuras abiertas de la clase obrera” de Antonio Maestre. Ensayo que explica los frentes en los que se manifiesta actualmente la opresión del capitalismo sobre quienes trabajan bajo sus parámetros. Texto dirigido a quienes ya se sienten parte del proletariado, para que tomen conciencia de su situación, pero también a aquellos que no entienden por qué parte de sus miembros le han dado la espalda a sus circunstancias y abrazado opciones políticas contrarias a sus intereses.

“El infinito en un junco” de Irene Vallejo. Ensayo académico sobre el origen de la escritura y la consolidación de su soporte material, los libros. Confesión y testimonio personal sobre el papel que estos han desempeñado a lo largo de la vida de su autora. Y reflexión sobre cómo hemos conformado nuestra identidad cultural. La importancia y lo azaroso de los nombres, títulos y acontecimientos que están tras ella, y el poder de entendimiento, compresión y unión que generan.

«Historias de mujeres» de Rosa Montero. Dieciséis semblanzas que aúnan datos biográficos y análisis del contexto combinando el reportaje periodístico y el ensayo breve. Vidas, personalidades y acontecimientos narrados de manera literaria, con intención de hacer cercanas y comprensibles a quienes fueron ninguneadas o simplificadas. Una inteligente reivindicación del derecho a la igualdad sin caer en mitificaciones ni dogmas.

“El gobierno de las emociones” de Victoria Camps. Llevar una vida equilibrada exige una correcta combinación de razón y emoción. Formula diferente para cada persona según su nivel de autoconocimiento, el contexto y el propósito de cada momento. Aun así, tiene que haber un marco común que favorezca la comunicación personal y la convivencia social. Un contexto de conciencia y correcto ejercicio emocional que fomentar y mantener desde la educación, la justicia y la política.

“Todos pájaros” de Wajdi Mouawad

La historia, la memoria, la tradición y los afectos imbricados de tal manera que describen tanto la realidad de los seres humanos como el callejón sin salida de sus incapacidades. Una trama compleja, llena de pliegues y capas, pero fácil de comprender y que sosiega y abruma por la verosimilitud de sus correspondencias y metáforas. Una escritura inteligente, bella y poética, pero también dura y árida.

Chico y chica se encuentran en Nueva York. Se conocen. Se enamoran. Podrían ser felices y comer perdices aun siendo ella de origen árabe y él judío. A ellos les da igual. Pero no así a la familia de él. Levantan la voz y abren la caja de Pandora. El pasado encuentra la brecha por la que hacerse presente y a partir de ahí la grieta se va abriendo más y más hasta que el tiempo deja de ser una línea cronológica para convertirse en un torrente arrasador conformado por lo siempre callado, ocultado y negado. Por lo nunca contado, preguntado o explicado.

La finura con que Wadji Mouawad escribe convierte a cada personaje en una versión de esto mismo, pero están tan bien trazados y anclados en los acontecimientos de las últimas décadas de la Historia de la humanidad que, más que particularidades, podemos ver en ellos arquetipos de nuestra globalidad. De un lado, el conflicto y el terrorismo entre palestinos e israelíes, el Holocausto, el comunismo de la guerra fría y el consumismo y el individualismo del neoliberalismo occidental.

Sin embargo, no hay que quedarse ahí. Tras esta lectura, hay que realizar otra más profunda y difícil de concretar, la de la contraposición entre lo racional y lo programático del ser humano y el carácter anímico y espiritual de su manera de ser, pensar versus sentir, mirar hacia atrás frente a proyectarse hacia el futuro. Y entre ambas, su contradicción espiritual, considerarse siervo humilde, fiel y devoto de su Dios al tiempo que superior, juez y castigador de quien profesa otra fe. Como curiosidad, el carácter histórico con que se inicia la trama y que subyace a toda ella, Al-Hassan ibn Muhammed al-Wazzan al-Fasi (1488-1554), es León el Africano, a quien Amin Maalouf le dedicara su primera novela en 1986.

Al igual que en otras obras suyas como Incendios (2003), Mouawad es ambicioso, no solo da saltos geográficos, temporales y situacionales, sino que también indaga en los distintos registros del comportamiento humano para acabar conformando una imagen múltiple y poliédrica de la realidad en la que conviven y se enfrentan los extremos. La belleza está unida al horror, la violencia a la vida y el amor al rechazo. Todo lleva dentro de sí la posibilidad de su opuesto y su reverso, y nadie está libre de que su perspectiva sobre la vida, las relaciones y la existencia de semejante vuelco.

Una complejidad que transmite con un lenguaje diáfano y unos diálogos siempre acertados en su forma y precisos en su expresividad. Atraen, agradan, atrapan y encandilan de la misma manera que alteran, enervan, agreden y hieren tanto a sus receptores directos como a quienes son testigos de ellos. Espectadores y lectores privilegiados a los que Mouawad nos implica en su propuesta, dándonos más información de la aparentemente necesaria, pero como pronto se revela, no con ánimo acomodaticio, sino para situarnos sin posibilidad de huida en la diatriba psicológica, ideológica y moral que realmente pretende.

Todos los pájaros es un tesoro como dramaturgia, una oportunidad de demostrar cuán bueno se es dirigiendo o actuando, pero también, por ello mismo, exigente con quien asuma la misión de materializarlo y representarlo sobre un escenario.  Ojalá estar pronto en un patio de butacas viéndolos volar.

Todos los pájaros, Wajdi Mouawad, 2018 (2020 en español), Ediciones La Uña Rota.