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“Almudena. Una biografía” de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén

Retrato sencillo, cercano, íntimo y político de la persona y de la escritora. La Grandes expuesta como ciudadana, esposa, amiga y madre, también como alguien preocupada por airear las rémoras de la historia, las trampas de la etapa más reciente y las oscuridades con las que seguimos conviviendo. Alguien a quien apreciar y querer, a quien admirar y reivindicar.

Ser escritor profesional es una tarea ardua, enfrentarse a la hoja en blanco cada día, sin tener claro por dónde te van a llevar los derroteros de tus personajes y si serás capaz de darle forma humana y literaria a su devenir. Asunto aparte es cuando la misión que te propones es tratar sobre alguien a quien conoces y cuantos te pueden contar sobre ella se ponen a tu disposición. Ese regalo y reto es el que asumió hace un año Aroa Moreno a la hora de escribir esta biografía de Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021).

Una encomienda en la que ha estado acompañada por la labor como ilustradora de Ana Jaén para conformar un ensayo sencillo, pero con las dosis suficientes de análisis y documentación para considerarlo una pieza con la que acercarse con rigor y seriedad a la figura, obra y personaje de la escritora de los Episodios de una guerra interminable.

Aroa no esconde que parte de la experiencia personal, de la admiración que siente y la amistad que mantuvo con Almudena. Una cercanía que plasma en el tono cariñoso que da a su redacción, pero manteniendo el rigor de quien sabe manejar la técnica de la escritura -equilibrando narración, fuentes, detalles, anécdotas y archivo- y entiende que ha de ser, al tiempo, rigurosa para no sobrepasar a la mujer sobre la que escribe. Una atmósfera, a su vez, perfectamente transformada en imágenes por el trazo armónico y colorido de Jaén, partiendo de fotografías en ocasiones, recreando escenas en otras e imaginando objetos de todo tipo en el resto.

Más allá de conocer cómo surgió su amistad con Eduardo Mendicutti, donde se veía con Luis García Montero hasta que se formalizaron su relación, sus habilidades como cocinera o cómo se convirtió en la orgullosa poseedora de un gato, lo interesante de esta biografía es que no solo repasa su vida y su obra, sino que transmite con una controlada emoción su carácter, su manera de ser y estar, de relacionarse con sus lectores, de mirar e interpretar la realidad y la visión con la que compartía su interpretación de las últimas décadas de la historia de nuestro país.

En definitiva, Almudena. Una biografía, sirve tanto para acercarse a una de las escritoras más exitosas y significativas de la literatura española más reciente si no la conoces, del mismo modo que te embarca en una suerte de travesía emocional si has sido un ferviente seguidor de ella desde que se diera a conocer con Las edades de Lulú en 1989, como es mi caso. Y de paso, y aunque no es su propósito, un lugar de encuentro para, desde él, acercarse a la narrativa de Aroa Moreno Durán y seguirle la pista a la trayectoria artística de Ana Jaén.

Almudena. Una biografía, Aroa Moreno Durán y Ana Jaén, 2024, Editorial Lumen.

10 películas de 2023

Ganadoras y nominadas. Personajes únicos, protagonistas de historias cotidianas, pero también cargadas de simbolismo. Cintas de bajo presupuesto y producciones sin límite. Títulos que el tiempo dirá si se quedan atrás o se convierten en apuntes de la historia del séptimo arte.

«Tar». La sensibilidad, la dedicación y el ego que despiertan, suponen y exigen la vivencia personal y la práctica profesional de la música. Una puesta en escena racional, ordenada y diáfana en la que las emociones buscan la fractura por la que hacerse presente. El silencio, la mirada directa, la sobriedad gestual y la presencia estática como medios con los que ser, estar y comunicarse.

«Almas en pena de Inisherin». El día a día cien años atrás en una pequeña isla irlandesa, donde la vida es sencilla y cualquier cambio puede causar un terremoto personal y social. Paisajes sobrecogedores y una escenografía inmersiva. Personajes diáfanos perfectamente interpretados. Y una trama original y diferente centrada en las motivaciones, misterios y propósitos de la conducta humana.

«El triángulo de la tristeza». Trasládese a lo cinematográfico el espíritu voyeur del reality televisivo. Pásese de la apariencia física del mundo de la moda al hedonismo del turismo de lujo, de la obsesión por la fotogenia y la adoración de los likes a la exclusividad del sentimiento de superioridad. Un guion ácido y mordaz que funciona como el diván de un psicoanalista y un director inteligente y hábil en su propósito sociológico y su intención caricaturesca.

«La noche del 12». Galardonada con 6 premios César, este thriller combina con precisión la racionalidad y el procedimiento de toda investigación policial con los elementos emocionales y etéreos, imposibles de concretar en palabras que la rodean. Un austero y sostenido atestado en torno a la violencia de género con trazas sobre la masculinidad tóxica, el sentido del deber de los profesionales públicos y la carencia de medios de las instituciones en las que trabajan.

«The Quiet Girl». Historia honesta y sencilla. Narración humilde y sensible. Relato sobrio y preciso. La fragilidad y el miedo de la infancia y la monotonía y evitación del adulto. El encuentro, la comunicación y la compenetración entre ambas maneras de ser y estar en el mundo. Intérpretes excelentes en una producción cruda y realista, tierna y emotiva.

«Blue Jean». El deseo de vivir la intimidad con sinceridad y tranquilidad, pero sin plantarle cara a los prejuicios y las amenazas del exterior. Un equilibrio imposible que exige tomar parte y optar por la visibilidad o la mentira. Retrato de la Inglaterra de los 80 y del poder influenciador del entorno y los profesionales educativos. Una cinta más descriptiva y analítica que narrativa, pero acertada en su acercamiento social y psicológico.

«20.000 especies de abejas». Dos horas en las que la vida pide seguir su propio curso, dejando a un lado prejuicios y miedos, poniendo fin a los silencios y a las imágenes que no quisimos ver y hagamos frente a la verdad. Las relaciones intergeneracionales en la familia, el descubrimiento de la propia identidad y la aceptación por uno mismo y los demás en una cinta serena y sensible.

«Te estoy amando locamente». Más didáctica que activista, se estrenó en el momento justo, en el que la resaca del Orgullo hace pensar a muchos que todo está conseguido, pero la realidad política demuestra que aún no hemos cambiado como creíamos haberlo hecho. Una recreación conseguida de la Sevilla de 1977, un guión bien trazado y un conjunto coral de interpretaciones en el que brilla Ana Wagener.

«Oppenheimer». Retrato biográfico e histórico. Y reflexión sobre el poder de la ciencia, los límites morales del hombre y las posibilidades que surgen de la unión de ambos. Un espectáculo audiovisual con excelentes interpretaciones, un guion que evoluciona planteando, uniendo y cerrando perfectamente sus tramas, y una resolución audiovisual sobresaliente en lo narrativo y en lo estético.

«O Corno». Sobriedad y austeridad, pero máxima expresividad. Así es esta cinta rodada en gallego y ambientada en la ruralidad de 1971, en el encierro internacional de un régimen represor y en la ilegalidad de cuanto supusiera que las mujeres decidieran por y sobre sí mismas. Jaione Camborda compone una historia que oscila entre el realismo y la fábula y Janet Novás ofrece una interpretación que se hace con la película.

“Testigo de un tiempo incierto” de Javier Solana

Trasposición de la agenda, las notas y los recuerdos de quien tuviera responsabilidades políticas en España e institucionales al frente de la OTAN y de la política exterior de la Unión Europea. Relato conciso y clarificador que leer como si fuera un manual de historia con el que repasar los hitos que han marcado el devenir del mundo occidental desde que acabara la guerra fría.

La Historia puede tener múltiples versiones y el filtro con el que se mire depende de factores como la ideología personal y los efectos de lo ocurrido sobre la propia vida. Pero hay una lectura de la misma que resulta especialmente interesante y es cuando está escrita por quienes la vivieron desde dentro, tomando las decisiones y moviendo los hilos que nos determinaron a los demás.

Una de esas personas es Javier Solana, ministro primero en los gobiernos de Felipe González (1982-1992), después secretario general de una de las principales instituciones supranacionales del mundo occidental, la OTAN (1992-1999), y tras ello, alto representante de la política exterior y de seguridad común de la Unión Europea (1999-2009). Más recientemente, y aunque ya se sale del ámbito de este ensayo, presidente del patronato del Museo del Prado desde 2019. Un currículo que evidencia lo que muestra en este volumen: capacidad analítica; síntesis en la plasmación de ideas, acontecimientos y nombres; y un ritmo narrativo con el que genera interés mientras relaciona episodios, potenciales causas y efectos, y el presente con el ayer.

Mucho de lo que cuenta Testigo de un tiempo incierto está en las hemerotecas y en la bibliografía existente, pero resulta sugerente conocer más detalles desde el punto de vista de quien estuvo allí y con la distancia temporal que permite comprobar el devenir que tuvo aquel entonces. Con un tono didáctico y explicativo, nos explica como cayó el binomio capitalismo vs. comunismo para pasar a una globalización liderada por EE.UU. que se quebró con el inicio del siglo XXI.

El 11-S marcó el antes y el después. EE.UU. optó por la venganza en lugar de por poner orden, Rusia comenzó a evidenciar que no había digerido el fin de la URSS y China mutó en lo necesario para competir económicamente. La crisis del 2008 no ayudó, los cimientos de la economía europea y norteamericana se tambalearon, y las primaveras árabes dieron pie a guerras civiles como la de Siria y a movimientos migratorios que desbordaron al viejo continente. A la par, Rusia soñaba con ser nuevamente imperio y China con potencia mundial convirtiéndose en país influyente allí donde no lo conseguían otros. De repente, las democracias ya no son los regímenes más boyantes ni la tendencia hacia la que avanza la humanidad.

Para colmo, el cambio climático hace de las suyas, Donald Trump intenta destruir el multilateralismo y Putin invade Ucrania. ¿Qué panorama nos deja todo esto? Ahí es donde Solana opina a la par que expone y resalta las que considera virtudes y fortalezas del proyecto de la Unión Europea. Sin olvidar los retos a los que ha de hacer frente para consolidar y evolucionar su cohesión al tiempo que convivir en un mundo en el que la norma será la pluralidad entre muy diferentes regímenes políticos, culturas y propuestas para la convivencia.  

Testigo de un tiempo incierto, Javier Solana, 2023, Editorial Espasa.

“La España invisible” de Sergio C. Fanjul

Más ignorada que no visible. Más maltratada que no considerada. Más despreciada que respetada. Pero como son los otros, esos que no están cerca anímicamente ni nos tratamos con ellos, hacemos que no se sientan escuchados ni parte de una sociedad que se dice democrática e igualitaria. Un ensayo que va más allá de la frialdad de los datos para situarnos ante lo que no queremos reconocer.

Hipérbole y objetividad. Esa es la paradoja del título de esta reflexión “sobre la precariedad, la pobreza y la desigualdad extrema en nuestro país”. Exagera porque no es cierto que no la veamos, pero acierta porque actuamos como si no existiera. Nos impresiona cuando nos damos de bruces con ella, como cuando durante la pandemia, y muy cerca de casa, nos encontrábamos colas de personas que acudían a buscar alimentos básicos al centro cultural del barrio mientras otros teníamos la fortuna de adquirirlos en el supermercado. Pero se convierte en paisaje cuando adopta formas a las que estamos acostumbrados. Un hombre que duerme en un cajero, una mujer que pide a la salida del metro, unos niños que solo comen cuando lo hacen en el comedor del colegio.

Personas reales, con nombres y apellidos, con una historia que los ha llevado a un punto de no retorno del que les es casi imposible salir, porque ni les damos la oportunidad ni les apoyamos para no venirse aún más abajo dentro de sí mismos. Como esas familias que tienen que elegir, si calefacción o comida, si libros o ropa, y que son los primeros en sentir cómo el estado del bienestar deja de ser tan fuerte como lo era antes. Ellos son los que engordan las listas de espera de la atención primaria, los que se agolpan en la última fila de las escuelas públicas, los que no pueden optar a un empleo porque no saben manejar internet.

Uno de cada cuatro españoles vive en esta situación. No saben qué pasará con ellos mañana, se saben en riesgo porque cualquier imprevisto puede poner patas arriba los cimientos de su vida. No tienen colchón económico y el modelo social que nos transmiten los medios de comunicación, las redes sociales y los discursos políticos les hacen sentir que si están ahí es porque no son capaces de estar del otro lado, que no son lo suficientemente válidos, hábiles, talentosos o inteligentes. Y quienes sí están en ese otro lado, optan por la soberbia de la superioridad y no por la solidaridad de la colaboración, por el individualismo neoliberal y no por la unión socialdemócrata.

Fanjul opta en su exposición por una redacción más cercana al reportaje periodístico, que en la actualidad practica en las páginas de El País, que al ensayo académico. Parte de datos, pero el corazón de su relato son los testimonios -recogidos por él mismo, yendo allí donde lo requiriera la casuística a explicar- que los personifican y ejemplifican. Deja claro cómo piensa y junto a quién está. Su propuesta está guiada por la empatía, actitud, valor y principio de actuación que unos tacharán como tendencioso y político, y otros, además de creer que sí, que es posicionarse, pensamos que, a la vista está, nos hace falta practicar mucho más.

La España invisible, Sergio C. Fanjul, 2023, Arpa Editores.

«Oppenheimer»: hombre, dilema y conflicto

Retrato biográfico e histórico. Y reflexión sobre el poder de la ciencia, los límites morales del hombre y las posibilidades que surgen de la unión de ambos. Un espectáculo audiovisual con excelentes interpretaciones, un guion que evoluciona planteando, uniendo y cerrando perfectamente sus tramas, y una resolución audiovisual sobresaliente en lo narrativo y en lo estético.

La creatividad es una dimensión que no entiende de circunstancias, ámbitos ni límites. Su fin no es solo encontrar la manera de superar retos a los que nos enfrentamos, sino llegar a plantear esos retos. Oppenheimer, la película y el hombre, se centran en la disciplina de la física y en su posterior uso por la política, pero cinta y personaje aluden en su inicio a Picasso y al resto de ámbitos de su retratado, señalando así la trascendencia que puede generar una innovación y la carrera de obstáculos y convergencia de caminos, personas y legados que suponen su consecución.

Coordenadas sobre las que Nolan arranca su cinta, hilando la visión científica, los valores y la biografía personal y académica de su retratado con los ideales de la sociedad y las exigencias del sistema de su tiempo. Un mundo en el que la primera democracia del mundo, y promulgadora del principio de la libertad, sospechaba y llegó a perseguir a quienes adolecían del ideal de la igualdad. Un mar de fondo moral y político que acaba imbricado en el corazón del otro que plantea. Si el sentido del progreso de la ciencia es la mejora de las condiciones de vida del hombre y su aprovechamiento sostenible de las posibilidades de la naturaleza, qué sentido tiene utilizarla con fines destructivos. Asunto aún más retorcido con su derivada, ¿destruir y amenazar sirve para evitar una posible destrucción mayor y hasta total?

Una finalidad reflexiva en la que su director nos imbuye con la misma agilidad narrativa, ritmo audiovisual y fascinación perceptiva con que lo hiciera en Tenet, Dunkerque u Origen. Más que formular preguntas, plantea la necesidad de encontrar respuestas. De ahí la adrenalina, contrariedad y sensación de alerta que provoca en su espectador. Únase a ello su capacidad para condicionar su estado de ánimo, con una banda sonora y una fotografía que subrayan, envuelven y concretan la complejidad, la abstracción y la concreción en su inicio que conforman aquello sobre cuanto trata.

De lo personal a lo científico y de ahí a lo político. Tres planos siempre combinados y presentes y que confluyen en una recta final en la que se disecciona la trastienda, teórica y humana, de los objetivos y los intereses del poder. Oppenheimer comienza señalando la amenaza del fascismo concretado en la guerra civil española y en el nazismo que nos llevó a la II Guerra Mundial, para después poner el foco en cómo el liderazgo mal entendido, y el ansia de absolutismo, son generadores de conflictos con un potencial destructivo aún mayor. El belicismo, sea entre naciones, sea entre personas, es una carrera siempre hacia delante.

Una vorágine expuesta con precisión en la que la recreación y la ambientación histórica resultan convincentes dando pie a las excelentes interpretaciones de Cillian Murphy y Robert Downey Jr. Además de ellos, y encabezados por Emily Blunt, una multitud de secundarios que, gracias a su buen hacer, evidencian que Oppenheimer es un muy bien conseguido rompecabezas artístico, filosófico e intelectual.

“Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy” de Almudena Grandes y Gaspar Llamazares

El punto de partida es la debacle electoral de Izquierda Unida en las generales de 2008. El propósito, darle una razón programática a las personas que aspiraban a una sociedad en la que prime la igualdad, la fraternidad y el laicismo, y que el objetivo como país, antes que ser más productivos, sea progresar de manera sostenible. El resultado, una larga conversación y como epílogo dos ensayos breves de ella y varias exposiciones del programa político de él.

El 9 de marzo de 2008 las urnas fueron claras con IU, recibió la mitad de votos que cuatro años antes. Algo menos de un millón que, por cómo funciona nuestra ley electoral, solo le aportaron dos escaños. Frente a ellos, partidos con menos papeletas obtuvieron una representación más amplia en el Congreso de los Diputados. Al rojo vivo se propone analizar qué ocurrió sin olvidar algo siempre necesario, y no muy habitual en política, la autocrítica. Y para ello cuenta con dos voces muy pertinentes. De un lado una novelista, apreciada por su rigor histórico, y militante comprometida, pero sin deberes ni lealtades con nadie de la organización, y del otro su máximo representante y responsable, la persona en la que sus afiliados y simpatizantes buscaban liderazgo y criterio.

Los tres lustros transcurridos desde entonces hacen muy interesante el análisis que Almudena y Gaspar ofrecían de la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y sus previsiones del devenir de la segunda. De manera paralela, los motivos que, según ellos, explicaban la devenida irrelevancia de sus siglas y la difícil coyuntura en que esto les colocaba.

Respecto a lo primero, y aun reconociendo que no alcanzaron las cotas que les hubiera gustado conseguir, se congratulan de haber sido el motor de los avances sociales de los años anteriores con leyes como las de dependencia, memoria histórica o matrimonio igualitario. Sin su presión, según su versión, y por la falta de ambición del PSOE, el resultado final hubiera sido una colección de versiones muy descafeinadas de las mismas. Algo que, acertadamente, atisbaron sucedería después en su aplicación al coincidir la insuficiente definición de cómo materializarlas, con una brutal crisis económica cuya existencia el gobierno socialista se empecinaba en negar una y otra vez. Escaparate socialdemócrata, ejecución neoliberal, esa era su conclusión.

Lo innegable es que se había dado un paso adelante en el reconocimiento explícito de determinadas realidades, fundamentales para integrar en nuestra sociedad tanto pasado y presente como a quienes más y menos tienen. Por este motivo criticaban cómo las medidas que estaba tomando la Unión Europea, en materia laboral o de inmigración, iban en contra de la identidad y la razón de ser del proyecto europeo, y reivindicaban -ligándolo con el presente- el papel que tuvo la II República en los asuntos que verdaderamente construyen una nación. Fundamentalmente, el diseño de un sistema educativo que llegue a todas las clases y la vertebración de infraestructuras y servicios sociales que articulen tanto al territorio como a sus habitantes.

Cuestiones tras las que están los valores que constituyen la esencia democrática y democratizadora del republicanismo, y que abogaban por ensalzar y divulgar para hacer frente no solo al griterío de la bancada de la derecha, sino también para actualizar el papel que las organizaciones políticas de izquierda han de cumplir en las sociedades actuales, muy diferentes a las que les vieron nacer. Algo en lo que, coinciden, se han quedado atrás al no saber interpretar como la globalización capitalista y la generalización de la sociedad de consumo ha cambiado tanto nuestros hábitos cotidianos como nuestras demandas individuales, familiares y colectivas. Un buen ejemplo de ello era la dirección nacional de Izquierda Unida, con facciones enfrentadas entre sí, y alejada del día a día de la ciudadanía, al contrario de como sí hacían muchas de sus direcciones regionales y locales.

Lo interesante, llegado este punto, es la visión de Almudena Grandes, proponiendo una refundación -ya sea del partido o de las personas que lo conforman- que, más que la definición de una estructura orgánica eficaz y eficiente, tuviera como objetivo concretar en qué aspectos de nuestra organización política y social quiere influir y centrar en ello sus esfuerzos. Sabiendo cuáles son los obstáculos -el diseño de la ley electoral- y los elementos en contra -los medios de comunicación-, y actuando de manera decidida, diferente e innovadora para salvar tales dificultades.

Una lectura entretenida, fluida por su carácter de conversación transcrita. Aspecto en el que ambos participantes presentan diferencias. Mientras la retórica de ella es análoga a su escritura, rica y expresiva, a la par que comprensible al oído y armoniosa al intelecto, la de él, siendo comprensible y argumentada, tiene más de explicativa y de la presumible necesidad de ser coherente con los argumentarios preparados con anterioridad. Con la perspectiva que da el paso del tiempo, la lectura de Al rojo vivo podría suponer una excusa perfecta para analizar cómo hemos evolucionado y chequear en qué, cuánto y cómo acertaron y erraron Almudena y Gaspar sobre hacia donde iba el panorama nacional y europeo, y si Izquierda Unida supo adaptarse a dichas circunstancias y ejercer un papel activo en pro y beneficio de nuestra sociedad.

Al rojo vivo. Un diálogo sobre la izquierda de hoy, Almudena Grandes y Gaspar Llamazares, 2008, Antonio Machado Libros.

“Morirán de forma indigna” de Alberto Reyero Zubiri

Miles de ancianos murieron en las residencias de mayores durante la primera ola del COVID-19 en marzo y abril de 2020. Especialmente en Madrid y Cataluña. La versión oficial dice que fue inevitable. La realidad, en cambio, es tozuda y no dejan de surgir datos y documentos que evidencian que no se hizo cuanto estuvo al alcance de quienes nos gobernaban. Este libro, combinación de diario político e institucional y hemeroteca, es una muestra de ello.

En el año 2020 la mortalidad en Madrid se disparó un 44% y la edad media de sus residentes descendió 3,5 años. Cifras que la señalan como la región de Europa que peor gestionó la pandemia. Aun así, el gobierno de la Puerta del Sol, con su presidenta a la cabeza, no dejó de decir que lo estaba haciendo de manera excelente gracias a su diseño de planes eficientes, implantación de medidas innovadoras y ejecución de acciones que asombraban al mundo. Mensajes, propaganda y comunicación que se daban de bruces con los hechos y hacían sospechar, a los comprometidos con la objetividad y la transparencia, que se estaban ocultando unas cuantas verdades. Ese es el propósito de Alberto Reyero con Morirán de forma indigna.

Un testimonio que merece la pena conocer por estar contado desde dentro. Reyero era el Consejero de Políticas Sociales de ese gobierno resultado de una coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos, partido al que él pertenecía. Aparentemente, nadie sabía mejor que él qué estaba ocurriendo en las residencias, con qué recursos contaban y qué ayuda se les ofreció desde la institución de cuyo consejo de gobierno él formaba parte. Su relato confirma lo que ya sabíamos: una situación previa deficiente por la desatención de todo lo social desde hacía años del gobierno regional, titular de las competencias de regular y prestar dichos servicios a los madrileños; y un presente para el que no se estaba preparado.

Un escenario en el que se reaccionó sin atender a los principios de la democracia, negando la realidad y a quienes la sufrían, culpando y acusando a quien defendía otros colores políticos y hostigando e intimidando a quienes, de entre los suyos, no se erigían en portavoces y defensores de la narración formateada, según las necesidades de cada momento, en determinados despachos. Morirán de forma indigna demuestra -con extractos de comparecencias, correos electrónicos, fragmentos de entrevistas radiofónicas y televisivas, así como entrecomillados periodísticos- que no hubo residencias medicalizadas, que se distribuyeron procedimientos que negaban la asistencia hospitalaria a los más frágiles, que la mentira fue la norma en las comparecencias públicas y que la intoxicación mediática fue continua.

La claridad, orden y documentación de su exposición no dejan duda alguna de la vivencia y la posición entonces y ahora, frente a lo sucedido, de Alberto Reyero. Se entiende que solo quiere plasmar sobre el papel aquello que tiene tras de sí un registro, pero se echa en falta que no entre en asuntos como el porqué de la soledad en la que le dejó su partido o porqué éste no se manifestó públicamente en favor de sus postulados. No basta solo con acusar al culpable, también hay que señalar a los que, de una u otra manera, tienen tras de sí la sombra de la complicidad.  

Teniendo en cuenta cuanto ha ocurrido, o no, desde entonces, la conclusión que se extrae de la lectura de Morirán de forma indigna es una doble interrogante. Cuándo se reconocerá la verdad de lo que sucedió y cómo lo pagarán sus responsables. Y de paso, porqué buena parte de nuestra sociedad fue y es tan pasiva ante esas muertes, evasiva ante los hechos que las provocaron y condescendiente con quienes -sin atender a la ética ni, quizás, a la legalidad- tomaron las decisiones que las ocasionaron.   

Morirán de forma indigna, Alberto Reyero Zubiri, 2022, Libros del K.O.

“Los tres usos del cuchillo” de David Mamet

“Sobre la naturaleza y la función del drama” disecciona las claves por las que conectamos con el teatro y porqué la dramaturgia es una de las mejores construcciones artísticas a las que puede llegar el hombre. Didáctico y claro en su exposición, con símiles que permiten una fácil compresión de sus ideas y con los que reflexiona sobre su relación con otros ámbitos de nuestra vida como la política o la religión.

La Lupe tenía razón, “lo tuyo es puro teatro”. Así comienza David Mamet, exponiendo cómo nuestra manera de expresar, narrar y manifestar lo cotidiano está teñida de lo dramatúrgico a la hora de contextualizar lo que nos sucede, caracterizar a las personas con las que interactuamos o dar un sentido trascendental a nuestros pensamientos y reflexiones. De esta manera le imprimimos a nuestro relato verbal un sello emocional con el que generamos una atmósfera en la que pretendemos implicar a nuestros interlocutores, ya sea provocando su empatía y comprensión, ya motivando su rechazo y distanciamiento.

Marcos similares a los de las historias que vemos representadas sobre un escenario o proyectadas en una pantalla y que nos llegan e impactan por la manera en que sus protagonistas, los héroes de sus dramas y tragedias, combinan lo ambicioso y trascendental de lo macro con lo cercano y tangible de lo micro. La concreción de la misión que cumplir con la abstracción del objetivo que se alcanzará con su consecución. Dimensiones que, según Mamet, conjugan con gran ambigüedad y acierto los líderes políticos, enarbolando horizontes difíciles de concretar y prometiendo materializaciones igualmente paradójicas de materializar. Grandilocuencias que ocultan miedos, debilidades y fracasos de nuestros diferentes modelos de sociedad por nuestra incapacidad de escucha y aceptación de límites.

Relación entre la ficción y la realidad que entrelaza con la estructura en tres actos que tienen casi todos los textos teatrales. Presentación, nudo y desenlace en los que plantear nuestra identificación con el protagonista singular o plural, el conflicto que le generan quienes manipulan las circunstancias y la búsqueda a ciegas y desesperada de los medios con los que conseguir su resolución. Trayecto que nos engancha y apasiona porque nos ofrece posibilidades que no tenemos en este lado. Aquí no podemos acabar con los villanos ni intervenir de manera directa para hacer del mundo un lugar mejor. Lo cual no quiere decir que lo escrito o interpretado sea falso, siempre y cuando esté fundamentado en el impulso, la necesidad y el deseo de solventar lo que nos inquieta, motiva, ilusiona y mueve.

Por eso mismo el autor de American Buffalo (1975), Glengarry Glen Ross (1984), Speed-the-Plow (1988) o El viejo barrio (1997) advierte que la bonanza y el exceso de oferta no es bueno para la creatividad de los artistas ni para el espíritu crítico de los espectadores. La expresividad ha de nacer de la necesidad interior de contar y transmitir algo, la observación de la búsqueda de ser llevado a mundos ajenos, pero en los que sintamos que podemos ser nosotros mismos.

Resulta curiosa la crítica, en 1998, de David Mamet sobre el exceso de canales de televisión y cómo esto estaba convirtiendo lo que antes era arte en mero entretenimiento, y a los escritores en reproductores en serie de historias concebidas única y exclusivamente para completar minutos de emisión susceptibles de atraer suscriptores e inversiones publicitarias. Una visión certera a tenor de lo que hemos vivido desde entonces con la eclosión del streaming y la explosión de las redes sociales.

Los tres usos del cuchillo, David Mamet, 1998, Editorial Alba.