“El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl

Relato y análisis de lo que supuso ser prisionero en un campo de concentración durante la II Guerra Mundial. Fusión de vivencia en primera persona y observación desde su exterior. Comunión de sensibilidad e inteligencia para descifrar el propósito de la existencia humana. Texto emocionante y didáctico, catártico por la claridad de sus ideas, la sencillez de su exposición y la profundidad de su logro.  

Libro de cabecera al que volver cuando no tienes claro qué está ocurriendo en tu vida. Guía con la que ser capaz de ver más allá de la superficie y encontrar las placas tectónicas que están chocando en ese momento de desconcierto, inflexión o novedad para el que, quizás, no estás preparado. Por muy hondo, profundo u oscuro que sea el dolor, el sufrimiento o el vacío en el que se esté, siempre habrá un camino, una luz o una señal que nos haga ver, comprobar o sentir que nuestra existencia e identidad está por encima de lo que nos está ocurriendo. De que hay modo de que seamos capaces de estar por encima, de no caer y enriquecernos a pesar de las heridas, cicatrices y minusvalías que esa experiencia nos dejará como legado.

El hombre en busca de sentido podemos y debemos ser cualquiera de nosotros. El testimonio que Viktor Frankl (Viena, 1905-1997) nos ofrece tiene la dualidad de ser el de un paciente y el de su terapeuta, coincidentes ambas figuras en él mismo. Despojado de posesiones y familia, y con intención de dejarle sin dignidad, los nazis le torturaron junto a muchos más en Auschwitz. Pero él supo valerse de sus conocimientos sobre la mente y la conducta humana para entender el porqué de su reacción y de aquello en lo que esta coincidía o difería de la de sus compañeros. Su exposición no pretende señalar porqué sobrevivió a quienes pretendían exterminarlo, sino qué hizo que, a pesar de todo, sintiera tener el control de sus convicciones y no perder el foco de cuáles eran las prioridades, los alicientes y las ilusiones, de su vida.

Asunto complicado, pero posible si se cuenta con las habilidades que permitan sobrevivir al ataque exterior que pretende o tiene la capacidad de arrasar con lo interior. Difícil, pero posible con técnicas como la de la logoterapia, la terapia que Viktor Frankl terminó de formular sumando su catártica experiencia a su conocimiento previo. Una concepción de la psicología que, como él mismo explica, tiene como fin -al contrario que el psicoanálisis de Freud- más mirar al para qué del futuro que al porqué del pasado.

Este breve ensayo tiene la virtud de exponer la complejidad de la que trata con un lenguaje asumible y una narración comprensible por cualquier ciudadano medio, sin necesidad de tener o haber tenido relación alguna con la psicología, ya sea como paciente, curioso o estudioso de la misma. Permite verse, sin condicionante alguno, en esa manera de ser y estar en el mundo.

A destacar su definición del ser humano como alguien que basa su existencia en los vínculos que establece, cuida y mantiene, así como el bienestar psicológico como un equilibrio, y no como una llanura sin grises, influenciado por los valores de la sociedad en la que vive cada individuo y por su forma de entender y practicar su dimensión espiritual.

El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl, 2015, Herder Editorial.

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