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“Todos los crímenes se cometen por amor” de Luisgé Martín

Diez relatos escritos entre 2002 y 2012 en los que su autor ofrece historias completas, apuntes de universos a los que se ha asomado puntualmente y juegos a partir de argumentos clásicos o fábulas universales. Una decena de mundos en los que conjuga la agudeza introspectiva y el sentido del humor en ficciones que van del divertimento a la fantasía y al realismo que se esconde entre las sombras de lo posible.

La narración que abre y da título a esta colección resulta aún más interesante que la afirmación que la presenta. Concatena varias intrigas, propone ese atractivo juego que es la escritura sobre el otro lado de la literatura (siguiendo las andanzas de un autor necesitado de un cambio de aires) y llega a un desenlace en el que cierra convincentemente el círculo que había trazado, a la par que deja abierta la puerta de su posible continuidad. Un punto y final con la incertidumbre de si Luisgé lo previó así, o si lo zanjó de esa manera tras decidir no seguir adelante aun teniendo entre las manos un arranque tan espectacular y unos personajes, involucrados en magnicidios y asesinatos, tan interesantes.

Algo similar ocurre con Que calle para siempre, en el que se intuye su interés por abordar los asuntos en los que profundizaría años después en El amor del revés, y en la que con una prosa sencilla va desplegando una trama que se revela honda y compleja. Un enredo emocional de varias décadas sintetizado por la inteligencia del punto de vista desde el que se acerca a su conglomerado de prejuicios, restricciones y utopías, así como por el nivel de trascendencia y humanidad que este le aporta. Y aunque con una trama muy diferente, la visión histórica y social está también en Los años felices y en su fresco sobre sexo, corrupción y poder tan propio de los años 60 y 70, como de hoy mismo, así como en Las playas de hielo y su cruel ejemplificación de las torturas del régimen de Pinochet.  

Pero el que más sobrecogedor es el último de todos, Los dientes del azar, ganador del Premio Vargas Llosa NH en 2012. Los buenos escritores son aquellos que te excitan, exaltan y sorprenden a la manera de un quiebro meteorológico y consiguen que lo que estaba siendo una lectura apacible y soleada torne repentinamente en una vivencia oscura, gris y apesadumbrada. De esas que sabes te dejarán marcado, que, de una manera u otra, la vas a recordar dentro de mucho tiempo. De por medio está el conflicto que supone congeniar terrorismo, amistad y civismo, pero antes y después de eso está la capacidad de Martín para sumirte en este conflicto sin posibilidad de marcha atrás.

Me he divertido con las ocurrencias de El libertino invisible, con su traslación a la campiña inglesa y su propuesta humorística entre el naturalismo y la ciencia ficción. He sentido ternura con Lo otro y con su manera de exponer las confusiones y cruces de caminos tan absurdos como entrañables que en ocasiones establece el destino. Por último, Limardo de Toscana y Del ingenio de los caudillos y de su guardarropía me parecieron una divertida traslación de cuentos populares en los que Martin consigue que su intención retórica congenie plenamente con su intención fabulesca.  

Todos los crímenes se cometen por amor, Luisgé Martín, 2013, Editorial Salto de Página.

“La cuenta atrás de Justo Galeno y otros relatos” de Castro Lago

Ocho historias cortas y una colección de extras que certifican la capacidad de fabulación, la habilidad para el enredo y la inteligencia a la hora de imaginar tramas y personajes de su autor. Narraciones, retratos y situaciones planteadas como reversos y reflejos de la realidad, plagados de paradojas, sarcasmos e ironías, pero con una lógica siempre aguda y coherente. Destellos de lo que fue o pudo ser, así como de lo que podría ser tras la fachada de lo visible.

La escritura de Castro Lago es como su mirada. Está aquí y allí, capta la generalidad de cuanto abarca el gran angular de su visión sin que se le escape el detalle que diferencia, individualiza y caracteriza cuantos elementos conforman el fresco, la acción o la reflexión que traslada de manera ordenada y estética al papel. Inicio que después sabe dotar de vida propia para llevarlo de un modo fluido por derroteros nunca lineales, pero logrando que la sinuosidad de sus meandros no frene su ritmo ni le distraiga de su propósito. Es capaz de dar siempre con la motivación precisa, la casuística ambiental o el recurso formal con que conseguir una suspensión de la realidad verosímil. Íntima y emocional unas veces. Divertida y socarrona otras.

Giocondas a 50 euros es un claro ejemplo de ello. Una historia en la que se atreve con el basado en hechos reales, nada más y nada menos que con la desaparición de la Gioconda de las paredes del Museo de Louvre en agosto de 1911. Suceso a partir del cual indaga en la conducta humana, el capricho del destino y los avatares del paso del tiempo. Retos de los que sale más que airoso. La impresión a su fin no es la de haber leído una fantasía o una digresión, sino una alternativa al discurso oficial que, aun a pesar de no haber ocurrido supuestamente de semejante manera, no deja de haber sido posible.

Oscar Gray o el retrato de Dorian Wilde da fe de su orfebrería argumental. Persona y personaje, autenticidad y ficción unidas en un juego de doble metaliteratura, la que nos propone a sus lectores y la que tiene lugar en sus páginas. Ya no es Alicia quien se mira al espejo y lo traspasa, sino que es el otro lado el que lo deja para superponerse a nosotros en una aproximación que reflexiona sobre quiénes somos y qué imagen proyectamos, a la par que coquetea con el terror psicológico.

De Derecho a imaginar me quedo con su manera de sobrevolar la concatenación de pensamientos de sus protagonistas para armar un cuerpo en el que la realidad, la imaginación, la suposición y lo evidente acaban por formar un corpus en el que es imposible separar cualquiera de sus enfoques de los demás. En Querido hijo, Castro Lago evidencia que se puede volver una y otra vez a lo mismo y ser siempre diferente si se es capaz de entrar con humildad en la caja de pandora de los sentimientos. Asuntos hondos que conviven con el humor de El efecto pelirrojo, el romanticismo canónico de La cuenta atrás de Justo Galeano o el análisis del poder de los libros en sus lectores que revela A la atención de la bibliotecaria.  

En definitiva, una colección de cuentos y brevedades galardonadas y reconocidas por diversas entidades entre 2009 y 2020 que ahora podemos conocer gracias a este volumen. Un recopilatorio, prologado por el ingenio de Oscar Esquivias, con el que Castro Lago consolida la muy buena impresión causada con sus anteriores cobardes (2020) y Amantes, poetas, víctimas y otros infelices (2019). Y como extra, también es el autor de las ilustraciones que acompañan a sus historias. Escritor y artista, Jesús resulta ser lo que ya intuía, un hombre humanista.

La cuenta atrás de Justo Galeno y otros relatos, Castro Lago, 2022, Editorial Fagus.