Escenarios en los que se desvelan pasados familiares insospechados, páginas que relatan la España de los inicios de los 80 y el Nueva York de los 90, clásicos de la literatura universal, textos inteligentes y apasionados en los que el alma humana muestra su rabia y sus anhelos, sus pesares y sus alegrías.
«Buried child» de Sam Shepard. Tras la foto idílica de muchas familias se esconde un pasado de zonas oscuras y un presente lleno de silencios. Así sucede entre los residentes de esta casa en un lugar indeterminado del interior americano en la que Shepard disecciona sus ilógicos y anacrónicos comportamientos para acceder a un brutal y oculto secreto que asfixia cualquier posibilidad de dignidad y relación afectiva entre todos ellos.
«Tan solo el fin del mundo» de Jean-Luc Lagarce. Muchas voces unidas en un único discurso. Una genialidad que amalgama lo que se dijo, lo que se recuerda, lo que se pensó, se escuchó y se interpretó. Todo a la vez, como una cacofonía sordamente ruidosa, pero con un eco que retumba y te atraviesa sin dejarte escapatoria. Un texto brutal, una bofetada en la cara, un estrangulamiento en la boca del estómago, un campo de lucha en el que no hay más salida que el hacerle frente.
«Otelo» de William Shakespeare. Cuando alguien triunfa y es reconocido, también despierta la envidia de los que están dispuestos a lo que sea con tal de llegar a ese puesto de liderazgo que consideran les corresponde a ellos. La estrategia es atacar al odiado en su flanco más débil, en este caso, en el de su inseguridad en el terreno del amor. Todo ello en el marco de una historia que viaja de Venecia a Chipre y nos habla, entre otros aspectos, sobre cómo se gestionaba el poder político, el sentido de las campañas bélicas y los roles de hombres y mujeres a principios del siglo XVII en la Serenísima República.
«Bajarse al moro» de José Luis Alonso de Santos. Han pasado más de 30 años desde su estreno y aunque han cambiado muchas cosas, este texto sigue siendo tan gracioso y tan profundamente realista como el primer día en que se puso en escena. Su perfecta estructura y la frescura de sus diálogos crean una atmósfera que va más allá de sus páginas y del escenario de su representación. Una obra que nos deja ver también qué temas eran los que preocupaban a una España que intentaba ser moderna tanto en su manera de pensar como en su modo de actuar.
«Other people» de Christopher Shinn. Lo que nos hace personas es el contacto y el establecimiento de lazos afectivos con aquellos que el destino pone en nuestro camino. Pero cuando esos vínculos no surgen o se deshacen una y otra vez, nuestro sitio en el mundo y nuestra percepción de nosotros mismos se tambalea. Mark, Petra y Stephen son todo lo que podemos ser –amigos, amantes, profesionales- y lo que ocurre cuando no lo somos –soledad, adicciones,…-.
“The search for signs of intelligent life in the universe” de Jane Wagner. Un monólogo redondo que cuadra en una única historia varios personajes tan lejanos en su carácter como dispares en su comportamiento. Un texto inteligente, divertido y corrosivo, con mucha comedia, pero también con una ácida crítica social. Un gran reto para la actriz encargada de llevarlo a escena, algo que Lily Tomlin solventó con gran éxito de crítica y público en su estreno en 1985.
“Anna Christie” de Eugene O’Neill. El dramaturgo ganó su segundo premio Pulitzer gracias a una obra en la que mostraba buena parte de sus fantasmas. Los símiles son tan evidentes que este fantástico texto no ha de ser leído solo como la gran ficción que contiene, sino también como una descarnada exposición de su biografía personal y familiar. Las relaciones emocionales entre hombres y mujeres y padres e hijos con el telón de fondo del papel del mar como medio de ganarse la vida en una propuesta en la que no hay espacio ni tiempo para el sosiego.
“La rosa tatuada” de Tennessee Williams. Trágica y dramática pero también cómica y divertida. Serafina delle Rose es un huracán que lo invade todo a golpe de carácter, valores católicos y tradición siciliana. Una intensidad que solo se doblega ante el poder de una aparición masculina que reúna presencia física con voluntad amorosa. Uno de los grandes textos de su autor y una oportunidad única para cualquier actriz encargada de protagonizarlo.
“The normal heart” de Larry Kramer. Un brutal ejercicio literario en forma teatral, un relato sociológico sobre los primeros años de la epidemia del VIH y el SIDA, una declaración política contra la discriminación asesina de las administraciones públicas estadounidenses sobre el colectivo homosexual. Una obra maestra del género dramático, un texto dotado de una fuerza extraordinaria que sigue sacudiendo la conciencia de sus espectadores y lectores a pesar de las más de tres décadas transcurridas desde su estreno en 1985.
“Un marido ideal” de Oscar Wilde. Da igual que seas hombre que mujer, maduro o joven, soltero o casado, comprometido o irresponsable, siempre y cuando formes parte de los altos círculos sociales, tanto de manera natural como por accidente, Wilde tendrá un momento de verdad, acidez y corrosivo humor para ti. Una manera de hacer moderno, fresco, cercano y divertido un vodevil que gira en torno a dos temas universales, el amor y el poder.