Un monólogo redondo que cuadra en una única historia varios personajes tan lejanos en su carácter como dispares en su comportamiento. Un texto inteligente, divertido y corrosivo, con mucha comedia, pero también con una ácida crítica social. Un gran reto para la actriz encargada de llevarlo a escena, algo que Lily Tomlin solventó con gran éxito de crítica y público en su estreno en 1985.
Esa mujer que camina por las calles de Nueva York con ropas desastradas y un gorro que es a la par paraguas, no es la vagabunda que aparenta ser, sino el humano elegido por los extraterrestres para conocer cómo somos, pensamos y actuamos los terrícolas. Ella no sabe por qué ha sido seleccionada, si por su pasado publicista o por su peculiar estado mental. Un síntoma que más que médico, quizás sea de inteligencia al haberse salido de los convencionalismos sociales y tomar rutas alternativas para hacer progresar a nuestra especie. Cuenta con capacidades únicas como la de ser capaz de ver qué ocurre en la vida de distintas personas como la de una joven que no consigue encontrar trabajo, una mujer con problemas con su peluquero o una adolescente enfadada con sus padres, sus abuelos y, por extensión, con todo el mundo.
Y así es como Jane Wagner nos lleva con muchísimo ingenio de un personaje a otro y de unos lugares a otros a través de continuas intervenciones en primera persona que revelan situaciones, personalidades, problemas y actitudes de lo más heterogéneo, pero siempre muy bien pensadas, estructuradas y combinadas. Con un humor ácido, siempre ocurrente e incisivo, esta obra pone de relieve aspectos de la cotidianeidad americana como las banalidades estéticas, el consumismo y hasta el travestismo del arte que lleva a cabo el capitalismo o la naif desconexión de la realidad por parte de la cultura new age. Pero The search entra también en cuestiones más tangibles como los conflictos entre padres e hijos o los fines, acciones y métodos de lucha del movimiento feminista, ejemplificando de manera clara y rotunda los dilemas que sus militantes sufrieron a la hora de vivir esos principios durante las décadas de los 60 y los 70 en el desarrollo de su vida laboral y familiar, así como en su propio desarrollo personal.
Punkies, modernas, prostitutas, floristas, secretarias, artistas, lesbianas, bisexuales, heterosexuales, casadas, solteras, divorciadas, embarazadas, en la oficina, en casa, en la calle manifestándose, en el asiento trasero de un coche,…, mujeres de toda clase y condición representadas por una única actriz en un trabajo de lo más retador. No solo por la variedad de personajes que ha de interpretar, sino porque en ocasiones estas dialogan entre sí, teniendo que desplegar un repertorio vocal, gestual y corporal de lo más amplio y versátil. Labor que Lily Tomlin debió hacer a la perfección en el estreno de esta obra en Broadway y por la que ganó el Tony a la mejor interpretación femenina.
Un trabajo del que el lector puede hacerse a la idea si la edición de esta obra que cae en sus manos es la editada por Perennial Library y que cuenta con 40 fotografías de Tomlin sobre el escenario tomadas por Annie Leibovitz y 23 fotomontajes elaborados por Jane Wagner. Un amplio reportaje que transmite tanto la fuerza escénica de la actriz como la delirante y socarrona propuesta que The search for signs of intelligent life in the universe nos ofrece.
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