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Mañana de abril en el Moderna Museet de Estocolmo

Un edificio síntesis de la ciudad en la que está ubicado, discreto y geométrico en su exterior, empático y fluido en su interior. Dos exposiciones temporales en que Maurizio Cattelan y Rashid Johnson dialogan con la colección del museo, y una tercera que analiza los distintos caminos que el modernismo tomó en estas coordenadas. Como extra, una manera ingeniosa de introducir al visitante en el papel de la institución como entidad garante de la conservación de las creaciones que atesora.

El arte es siempre un medio para conocer una sociedad y un país, sus valores e idiosincrasia, a lo largo del tiempo. Si nos fijamos más concretamente en el arte moderno, las coordenadas se hacen más precisas porque entran en juego la vivencia y la expresividad personal, la capacidad técnica y la confianza, más o menos ciega, más o menos neurótica, en la propia creatividad. Eso es lo que desprende la muestra Velas rosas: modernismo sueco en la colección del Moderna Museet.

Más de cien obras de la primera mitad del siglo XX entre las que me han llamado la atención los óleos de Sven X-et Erixson (1899-1970). Pintor que reflejaba con colores vivos y pinceladas dinámicas la convivencia familiar, casi naif, en el mantenimiento de su hogar (La casa del pintor, 1942) mientras lo sobrevuelan aviones militares. O con rasgo expresionista cuando la paleta torna sombría en la doble escena urbana (Imagen de los tiempos, 1937) en cuya parte superior transitan los trenes, mientras en la inferior los ciudadanos se informan sobre la evolución de la Guerra Civil española.

He fijado la mirada también en cuatro fantasías con aires esotéricos, tarotistas e introspectivos de Hilma af Klint (1862-1944), en el grabado industrial de Edith Fischerström (1881-1967) en el que se respira carbón y en la intensidad de los modelos del fotógrafo Uno Falkengren (1889-1965). Se entiende que para sentir esa libertad a la hora de posar y de recogerla para después transmitirla sobre el papel, esas imágenes fueran tomadas en el Berlín de los años 20.

El italiano Maurizio Cattelan (1960) provoca antes, incluso, de las siete salas que ocupa con La tercera hora. Sitúa metros antes de llegar a Juan Pablo II víctima de la caída de un meteorito. Es La nona ora, escultura hiperrealista que aúna dramatismo barroco, corrosión intelectual, sensacionalismo mediático y provocación emocional. Un inicio que va a más con su extraño vínculo con las figuras tridimensionales de apariencia entre monacal y extraterrestres de Eva Aeppli, o las escenas crítico-informativas de tono monocolor sobre la actualidad geopolítica de Cilla Ericsson (1945) y Hanns Karlewski (1937), pertenecientes a la serie Nuestro padre, realizadas durante los años 60 del pasado siglo.

Destaco el juego museográfico que rodea a su dedo peineta, convirtiendo las cuatro paredes de esa sala en otros tanto peines donde las obras parecen estar seleccionadas para conformar un puzle horror vacui en el que tienen cabida firmas como Warhol (1928-1987) y Picasso (1881-1970), motivos como el feminismo y la evolución y obsolescencia tecnológica, o personajes como David Bowie. Más allá, el pelotazo del niño Hitler, de rodillas cual peregrino penitente o estudiante cumplidor, siendo arengado por el dedo pop de Roy Lichtenstein (1923-1977), evolución de aquel que animara a los jóvenes estadounidenses a alistarse para luchar contra el nazismo en la II Guerra Mundial.

La historia retorcida. Como el uso mundano del mármol en la escultura Respira, carrara sobre el suelo, sin soporte alguno, convertido en la figura de un hombre y su perro. O la épica parada en seco de Kaputt, seis caballos de presencia omnipotente y pelaje brillante pausados cuando sus cabezas acababan de atravesar la pared que les conducía a otra dimensión, a otra secuencia cuyo interruptus nos deja estupefactos.

Siete habitaciones y un jardín es el juego, el diálogo y la convivencia que Rashid Johnson (1977) establece entre el activismo antirracista de su abstracción y sus instalaciones y los fondos del museo a modo de recorrido por un hogar en el que suena música blues mientras se observa un caleidoscopio de imágenes que incluye a Jackson Pollock o Cy Twombli. Posteriormente se ven producciones audiovisuales desde una cama gigante bajo gouaches de Matisse, una instalación con composición vegetal mira de reojo a Sol Lewitt y se termina con un capítulo sobre la autoconciencia en que aparecen dibujos del marroquí Soufiane Ababri (1985) y autorretratos fotográficos de la yugoeslava Snežana Vučetić Bohm (1963) junto a una pieza audiovisual del propio Johnson.

Una planta más abajo, además de los retratos y autorretratos de Lotte Laserstein (1898–1993) en Una vida dividida, el regalo está en la sala que te permite seleccionar te sea acercado el peine que alberga la obra que elijas entre una amplia selección. Dar a un botón y ver cómo se acercan a ti seis Munch de un golpe es algo parecido a un sueño. O que aparezca de la nada un de Chirico o un Magritte o un Mondrian. Un detalle más, sumado a la museografía de sus exposiciones, al cuidado técnico de sus montajes o a la disposición de sus espacios no expositivos para el juego, la interacción y el disfrute contemplativo que hacen del Museo de Arte Moderno de Estocolmo -diseñado por Rafael Moneo e inaugurado en 1998- una institución que tener en cuenta y a la que seguirle la pista de su programación.

ARCO 2022: 40+1

Un recorrido particular por la vuelta al esplendor y la tranquilidad de la principal feria española de arte contemporánea. Las piezas sobre las que posé mi mirada en su cuarenta edición, celebrada con un año de retraso. Una selección aleatoria, producto de la conjunción lugar, tiempo y estado de ánimo. Las creaciones por las que me sentí aludido, estimulado o sorprendido.  

Mi primera parada fue frente a la geometría y las recogidas dimensiones de la Serie Objetos de Inmaculada Salinas. Superficies y volúmenes de madera -cuadrados, rectángulos, círculos…- superpuestos, añadidos unos a otras, creando planos y profundidades con la pintura aplicada sobre cada una de ellas. En el mismo stand de la Galería Rafael Ortiz, y junto a su maestro Luis Gordillo, el siempre fresco, chisposo, alegre y burbujeante Miki Leal, desplegando una Noche veraniega sobre papel en la que se puede imaginar la visita pop de David Hockney. Un poco más allá, el contraste de lo matérico y la manualidad de la artesanía, la precisión, minuciosidad y ritmo que Olga de Amaral (Richard Saltoun Gallery) le imprime a su Paisaje de Calicanto Azules imbricando lana y pelo de caballo.

Uno de los puntos más vibrantes de este Arco, en el que permanecer largo rato y sentir que lo que se está viendo no es solo un festín estético, sino también un lugar en el que vibra la historia del arte, es el de José de la Mano. El País Vasco de los años 70 en todo su apogeo, con Agustín Ibarrola representando a un pueblo orgullo de su bandera, y a Ramón Bilbao denunciando a quienes se valían de las distintas formas del supuesto poder de la santa cruz para socavar y mancillar. En la acb Galeria de Budapest otro tanto con las fotografías, tomadas aquellos mismos años, de las performances privadas de Károly Hopp-Halász, más sorprendentes aún si se observan las contiguas obras geométricas con que conseguía estar en paz con el régimen comunista.

El siguiente tiempo de reposo y observación es en la Galería Fernández Braso para disfrutar de la Ropa Tendida de Félix de la Concha. Decenas de pequeños óleos que inició el 10 de octubre de 2019, al natural, fijándose en los efectos del viento y la luz, y que acabó el 15 de marzo de 2020, el primer día del confinamiento. Un fresco sobre la cotidianidad y los múltiples registros de la monotonía.

Carlos Aires epata en Zilberman Gallery con la simetría del Cristo en bronce de El Ojo Que Todo Lo Ve, más aún al estar colocado sobre un papel de pared que reproduce un collage social, doliente, festivo y provocador. Junto a la presencia divina, algunos de los montajes de su serie Welcome en la que critica de manera ácida, clara y directa la entelequia capitalismo, política y poder.

Para abstracción la de Herbert Brandl con la expresividad, efusividad, dinamismo y fuerza que transmiten el tamaño, color y las pinceladas de los más de 3 x 6 metros con que domina el espacio de Giorgio Persano. Superficie con la que se comunica el Retrato de Frank O’Hara firmado por Larry Rivers en la Galería Marlborough. Hay en él ganas de diluirse, de fundirse en el entorno que le respalda, pero también voluntad de permanecer y distinguirse con la discreción de sus ocres y blancos, salpicados de trazos negros y manchas rojizas.

Ver obra de Isabel Quintanilla hace que se pare el tiempo. Siempre. Este Cuarto de baño de la Galería Leandro Navarro es una exquisitez por la verdad de su realismo y la delicadeza, armonía y equilibrio de su detalle y composición. Una paz que se vuelve interrogante cuando te cruzas con la mujer en tres momentos que Xiyao Wang (Perrotin Gallery) ha fundido en una composición abocetada, agigantada en sus desproporciones, que transmite la sensación de un algo anímico fuera del marco que la inquieta y perturba. Tumulto interior que eclosiona en Fuego, uno de los Dibujos desde la emergencia de Marcelo Víquez (Kewenig Gallery) evocador de David Wojnarowicz.

La berlinesa Galería Levy vuelve nuestra mirada a las vanguardias, a las fotografías y los diseños de Man Ray. A las propuestas con las que en los años 30 del siglo pasado le daba una vuelta de tuerca a las posibilidades de la imagen fija y al diseño. Retratos de mujeres, primeros planos y medios, sobre fondo negro o blanco, vestidas o desnudas, pero siempre seduciendo e hipnotizando con su presencia. Junto a ellas, diez posibilidades en las que las formas y la armonía de la geometría, delimitadas por los colores frescos y brillantes que las completan, están listas para ser disfrutadas sin más o trasladadas al elemento que se considere.

Tras descubrir meses atrás a Carles Congost en La Casa Encendida, es una alegría volver a ver fotografías suyas gracias a la Galería Horrach Moyà. Composiciones como Mambo en que el retratado mantiene su personalidad, baloncestística en este caso, mientras se convierte en un sujeto al servicio de la composición y la creatividad, centro de una ilusión artística pop, de un mundo que se percibe de fantasía e ilusión. El erotismo, la provocación y el voyeurismo llegan con la mirada y la invitación de Paul Sepuya (Galerie Peter Kilchmann) y su impresión digital a una escala 1:1 de dos hombres que se funden por la elegancia, carnalidad y sensualidad de su piel y que parecen dispuestos no solo a mostrarse, sino también a compartirse.

Otro gozo fotográfico son los retratos descompuestos y recompuestos, voluminados y apergaminados, de Germán Gómez en el espacio de ABC Cultural. Una manera inteligente de ir más allá de lo percibido y de profundizar en la bidimensionalidad de lo que se supone tridimensional. Así es también la pintura de Pere Llobera y su El espectro se halla en el hogar, en F2 Galería. Un lienzo de grandes dimensiones en el que la norma del edificio imaginado se descompone para convertirse en un collage pictórico y una alteridad tiempo-espacial.  

Las escenas de la portuguesa-mozambiqueña Eugenia Mussa transmiten como ella dice en su cuenta de Instagram, cosas que no sé que sé. La suya es una mirada natural, que capta la espontaneidad, pero también la representatividad, de lo que acontece a su alrededor, de lo que ve cuando camina por las calles de su ciudad y las relaciones que se establecen en la mirada presuntamente objetiva de su retina entre las personas y los edificios, el espacio, las líneas y los colores. Diferente a ella es El festejo, la obra gráfica de Aryz, en la que sus bailarines despliegan el dinamismo y la gestualidad de sus movimientos, así como la simultaneidad de posiciones a que este les lleva en su ánimo expresivo.

Por último, la provocación política, la mirada antropológica y el análisis sociológico sobre nuestro país del finés Riiko Sakkinen (Galerie Forsblom). En Mis líderes favoritos de extrema izquierda se recrea en las fake news, la manipulación y el postmodernismo que acampan en los medios de comunicación y la prostitución a que son sometidas las libertades de información, expresión y cátedra. En los titulares, las etiquetas y las soflamas, en uno de esos términos que de tan repetidos pierden su significado y quedan convertidos en vocablos vacíos. En Esto es España su trabajo es todo el contrario, se limita a ejercer de espejo, a recoger retazos de la realidad y a unirlos para ofrecernos el todo incómodo que conforman y que resulta ser una parte de quiénes y cómo somos.

Y hasta aquí un poco de lo que ha sido ARCO 2022. El año que viene, más.

Cinco obras de Estampa 2021

No queda otra que adaptarse a las circunstancias, pero lo que está claro es que la mejor manera de disfrutar, vivir y sentir el arte es la presencial, estando físicamente frente a ella. Una pantalla no sustituirá nunca a la experiencia en primera persona del color, la profundidad y la interrelación entre todos los elementos que conforman estas creaciones vistas en la 28 edición de esta feria.

Los arbustos se cimbrean, Guillermo Peñalver (Galería Llamazares). Lo arbóreo como un lugar en el que se citan las ganas, el deseo y la satisfacción con la espontaneidad, la visceralidad y la premeditación. Un encuentro entre la procacidad narrativa y la habilidad para crear una escenografía natural en la que se desarrollan y posan tantas ficciones como miradas. Elementos recortados y superpuestos generando profundidad, formas también conseguidas con relieves y leves toques de color, unos para definir contornos y otros para poner el foco donde más fuertes y rápidas son las pulsaciones.

Papel recortado y grafito sobre papel, 100 x 120 cm, 2021.

La esencia, Diego Benéitez (Galería Rodrigo Juarranz). Pinceladas tan suaves y delicadas que quedan ocultadas por la luz que transmiten. Un atardecer infinito, de esos en los que uno cree vivir en plenitud, sin interrogante alguno por la sensación de infinitud, esencia y eternidad que le genera. Coqueteando con la abstracción monocromática y la espiritualidad expresionista, pero quedándose en el terreno de la figuración con esa leve negritud que sugiere una humanidad en la que la norma, el ritmo y la pauta es fundirse con el paso de las estaciones del año y las horas de cada día.  

Óleo sobre lienzo, 120 x 120 cm, 2020.

White shark, David Morago (Pigment Gallery). Evocador de las ilustraciones de los libros de zoología del siglo XIX, de las películas que han hecho de esa dentadura un elemento con el que paralizarnos hipnóticamente, así como de la provocación de quien convirtió a un ejemplar real en una escultura al sumergirlo en una solución de aldehído fórmico. Un trasfondo sobre el que este espécimen impone su realismo y verosimilitud con las marcas del proceso creativo que lo ha traído hasta aquí. Señales de una capacidad con las que su autor llega a la máxima de la práctica artística, impactar y epatar.  

Grabado, serie de 25, 121 x 292 cm, 2020.

Ahora, Ollalla Gómez Valdericeda (Galería Antonia Puyó). Algo más que un ready-made a partir de un objeto y una práctica universal, el lapicero habitual de los escolares españoles (al menos de los que lo fuimos hace ya tiempo) y el método por excelencia para dejar testimonio de quiénes y cómo somos, de dónde venimos y a dónde vamos, la palabra escrita. Objeto privado de su independencia y unicidad, unido a otros iguales formando un conjunto. Una colectividad indisoluble, irremediablemente vinculada, obligada a encontrar la manera de reflejar un código simbólico que nos codifique y proyecte hacia el futuro.

Escultura formada por 99 lapiceros Staedtler, 20 x 100 cm, 2020.

Judas, Pedro G. Romero (Galería Alarcón Criado). 33 collages que combinan la imagen fijada sobre una película fotográfica y después revelada en color, elabora ex profeso para este proyecto, y la extraída de medios de comunicación impresos. El cuerpo convertido en soporte fechado de un explosivo acompañando a traidores, a personajes que ejercieron la violencia, retiraron la mirada o se pusieron de parte de quienes la ordenaron. El fotoperiodismo, el código mediático y la elaboración en serie como testimonio y denuncia de la realidad política.

Fotografía analógica sobre tabla de madera y barniz alimentario, 33 x 40 cm, 1995-1996

Ha sido una alegría volver a ver tanta creatividad reunida en un mismo lugar. Está por ver qué pasará el día que alcancemos la inmunidad de rebaño (ya podían llamarlo inmunidad comunitaria, que se note que somos humanos), pero estaría bien que se perpetuaran adaptaciones como las vistas estos días en Estampa 2021. Como los espacios amplios y los aforos controlados que ayudan a hacer de la visita una vivencia no solo agradable, sino emotiva y estimulante, tanto para la retina y el alma del espectador, como posiblemente para su bolsillo. A fin de cuentas ese es el propósito de una feria.

Estampa 2021, Feria de Arte Contemporáneo, del 8 al 11 de abril en Madrid.

«Ninguna ciudad es eterna» de Iñaki Echarte Vidarte

Puede que Venecia lo sea. Nunca estuvo ahí y quizás llegue el día en que sea recordada como una nota a pie de página en el gran libro de la historia de la humanidad. Pero todo el que la visita hoy siente que ha estado en un lugar especial, único, en un emplazamiento imposible de olvidar. Esa ciudad, experiencia y cúmulo de emociones y sensaciones es a la que se vuelve, se descubre y recuerda con esta colección de imágenes y relatos.

Iñaki ha pateado, leído y estudiado a la Serenísima. La ha vivido, soñado e interiorizado y por eso la evoca y la supone una y otra vez. Toma como punto de partida lo que vio y sintió cuando estuvo allí y lo filtra por lo que recuerda haber leído, pensado y escuchado. Ha editado las 1715 imágenes y los cuentos que ha tomado e imaginado en sus calles, canales y miradores y los comparte con nosotros en este conjunto entre el homenaje, la devoción y una sugestión que tiene tanto de creatividad como de escapismo. La Venecia a la que nos traslada es real, pero es también un lugar, un espacio en el que ser y estar con una intensidad, pureza y autenticidad que nos impiden el ruido, el desequilibrio y la falta de armonía con que vivimos a este lado de sus páginas.

Iñaki juega a la metaliteratura, a la reinterpretación y a las realidades paralelas. Nos ofrece su Venecia, pero no oculta que en ella están también la de Thomas Mann, la de John Ruskin y la de Marcel Proust, así como las fotografías de Mariano Fortuny y Madrazo, los lienzos de Carpaccio y las esculturas de Antonio Canova. La divisa desde lo alto de sus torres, la mira a pie de calle y observa el contraste que ofrece su arquitectura ejerciendo como espacio irregular que separa y une el oleaje de la laguna y el azul de su cielo.

Iñaki se muestra, aunque no lo hace con la primera persona del singular, sino a través de la imagen que de sí mismo le devuelven los personajes, lugares y situaciones que se encuentra, desdoblando la simetría de lo que son y lo que podrían ser, relatando la hondura que albergan todos esos instantes que pasan desapercibidos entre la tranquilidad del amanecer, la marea de turistas posterior, el hipnotismo de los atardeceres y el tránsito nocturno.

Iñaki expone quién es, cómo siente, qué le motiva y con qué sueña en este recorrido literario y fotográfico por el callejero, los horarios, las etapas históricas y las ocupaciones de quienes habitan y visitan Venecia. Parece fugaz por trasladarnos hasta ella con historias cortas e instantáneas, con una redacción ordenada e imágenes equilibradas con la que nos ofrece un ejercicio de síntesis narrativa y personal en el que se combinan lo romántico y la ilusión -con algunas dosis de fantasía y diversión-, el rédito de la observación y el sedimento del paso del tiempo. Por poner un pero, ojalá una posterior edición de Ninguna ciudad es eterna en la que sus fotografías estuvieran impresas tal y como merecen.

Ninguna ciudad es eterna, Iñaki Echarte Vidarte, 2020, Editorial Tres Hermanas.

“Ramón Masats. Visit Spain”, la España que fuimos

Una colección de fotografías es un medio muy eficaz para construir un imaginario que genere una impresión positiva de tu nación y atraer turistas e inversores. Reflexión de varias décadas atrás de un gobierno dictatorial y autárquico necesitado del reconocimiento y los recursos de otros países. La combinación de reflejo veraz de la realidad, arte compositivo y expresivo y agudeza interpretativa hicieron que las instantáneas de este profesional cumplieran el objetivo para el que fueron encargadas y se convirtieran rápidamente en iconografía de España y lo español.

En 1953 Franco firmaba con EE.UU. el pacto por el que la primera potencia del mundo establecería bases militares en territorio ibérico. La recompensa llegaba en diciembre de 1955 con nuestro reconocimiento internacional al ser aceptados como estado miembro de Naciones Unidas. No quedaba otra que darse a conocer y para ello el régimen, a través del Ministerio de Información y Turismo, se puso manos a la obra recurriendo a jóvenes profesionales de la fotografía como Ramón Masats (Barcelona, 1931).  

El potencial artístico de la imagen fija ya era reconocido por los grandes museos y constituía uno de los pilares del periodismo, así que bajo la premisa de retratar quiénes éramos, qué hacíamos y cómo actuábamos, quien acabaría recibiendo el Premio Nacional de Fotografía en 2004, recorrió toda la geografía nacional entre 1955 y 1965 realizando un excelso trabajo que ahora podemos ver sintetizado en esta excelente muestra comisariada por otro gran fotógrafo y reportero, Chema Conesa.

Desde Almería a Tierra de Campos, desde la ciudad condal a la capitalidad de Madrid, desde el Mediterráneo al Cantábrico. Ceremonias políticas, corridas de toros, procesiones religiosas, entrenamientos deportivos, la agreste ruralidad, el incipiente urbanismo, el poder de atracción del futbol, la solemnidad de la Guardia Civil, visitas a museos, trabajos agrícolas o reuniones sociales. No hay un capítulo de la cotidianidad, más público o privado, más abierto o exclusivo, que no fuera recogido por Masats.

Con inteligencia e intuición, su gran capacidad de observación hace que no solo retrate y transmita, sino que analice y exponga sin juzgar. Integrando puntos de vista de manera que sus imágenes resultaran tan válidas para un gobierno hedonista y henchido de sí mismo, como para los críticos que las consideraban espejos fieles de los males que les encorsetaban y enclaustraban.

Su aparente sencillez es la clave de su eficacia, como si aunara el instante decisivo de Cartier-Bresson y el estar lo suficientemente cerca de Robert Capa. Eso es lo que le permite adentrarse en la escena, pero no ser invasivo con sus participantes, ser testigo de lo privado, pero no voyeur de lo íntimo. Su hoja de ruta es partir de lo común y lo habitual, captar su esencia, lo que lo hace auténtico y único, identitario, y convertirlo así en descriptivo, epítome y símbolo de cuantas coordenadas convergen en ello. Los valores y anhelos de los retratados, su expresividad y apariencia, así como las coordenadas intrínsecas (personales, profesionales) y exógenas (políticas, sociales) en que se encuentran.

El paso del tiempo ha ensalzado la excelencia narrativa de Masats, dando a sus imágenes la categoría de fiel retrato de una sociedad y reflejo de un tiempo en que España miraba a la vez al pasado y al futuro, en que intentaba combinar la tradición con la práctica de nuevos usos y costumbres, los oficios de antiguo con las exigencias de la modernidad en la que pretendía adentrarse. ¿Para cuándo un Museo Nacional de Fotografía en el que se pueda disfrutar de continuo de su obra?

Visita de Eisenhower a Madrid, 21 de diciembre de 1959

Ramón Masats. Visit Spain, Promoción del Arte (Madrid), hasta el 12 de octubre.

«El atrevimiento de mirar» de Antonio Muñoz Molina

Nueve pequeños ensayos escritos entre 1995 y 2011 destinados a introducir otros tantos catálogos de artistas contemporáneos o de grandes de la historia del arte. Textos en los que se combina el conocimiento científico, las impresiones personales y la reflexión intelectual para introducirnos en lo invisible de las imágenes que observamos en las exposiciones que visitamos o en las reproducciones que se encuentran por doquier en nuestro mundo actual. 

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Además de escritor, Muñoz Molina es también periodista e historiador del arte, dedicación y formación que nutren sobremanera su narrativa. Valgan como ejemplo estos trabajos aquí recopilados que en su día realizó para instituciones como el Museo del Prado, el Museo Thyssen o la Fundación Mapfre. En todos ellos nos propone una combinación de experiencia emocional, interpretación icónica y contextualización del estilo de los artistas, tanto en nuestro presente como en el momento de ejecución de sus pinturas y fotografías. Un punto de vista múltiple que le da al discurso que comparte con nosotros un marcado tono humanista.

Pequeñas lecciones magistrales, no necesariamente académicas, sobre el contraste entre la delicadeza de la luz de las pocas obras que se conservan de George de la Tour con el hombre conflictivo con sus vecinos que revela la escasa documentación que se tiene sobre su biografía.  O sobre cómo Edward Hopper no pretendía retratar la soledad (loneliness) de su tiempo, de personas a las que les faltan las demás personas, sino ese estado de ensimismamiento (solitude) en que nos refugiamos para evadirnos de la realidad más inmediata.

También relatos acerca de lo que le sugieren, le sugestionan o le provocan lienzos como Los fusilamientos del 2 de mayo de Goya o el Retrato del Dr. Haustein de Christian Schad. Páginas en las que especula sobre la individualidad de los hombres que vemos retratados, anónimos unos, identificado con nombre y apellido en el caso del segundo. Qué debían pensar, sentir o anhelar en el instante en que son representados. Los primeros en el momento en que la barbarie asesina se lanzaba contra ellos con toda su crudeza. En el caso del hombre judío al que vemos bajo los cánones de la nueva objetividad, transmitiendo una serenidad que se rompería pocos años después con el ascenso del nacionalsocialismo.

O como si fuera un reportero que nos cuenta la vivencia que le ha supuesto visitar el estudio de Juan Genovés o Miguel Macaya. Tiempo físico en el que no solo ha tomado buena nota de cómo son los lugares de trabajo de estos dos artistas, sino que también ha entrado en contacto con la invisibilidad de lo energético, con las atmósferas que allí se respiran. Una dimensión casi espiritual en la que se combinan, sin una ecuación que permita dilucidar cómo, la intuición, la técnica, la biografía personal y la trayectoria profesional.

De ahí que cada artista sea diferente a cualquier otro, que cada uno sea hijo de su tiempo y que sus imágenes nos lleguen, nos digan y nos impacten (o no) de manera diferente. Aunque pocos lo hagan con la genialidad con que lo hacen Picasso o Goya, quizás el creador ante el que Muñoz Molina muestra más admiración en esta publicación.

El atrevimiento de mirar, Antonio Muñoz Molina, 2012, Galaxia Gutenberg.

¿Qué es la pintura hoy?

Propuestas varias, unas más académicas, otras más innovadoras, sobre el papel de la pintura en el panorama artístico actual de la mano de la Colección Fundación Barrié en CentroCentro.

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Atrás se quedaron los tiempos en que la pintura se definía académicamente como una de las bellas artes y por estilos según el momento histórico como medio para reflejar los valores espirituales (religiosos), los protagonistas del poder (personajes de la corte y de la iglesia) y el mundo en el que se vivía (paisajes, bodegones y escenas cotidianas). Entrado el siglo XX la pintura dejó de lado las normas y se planteó como un medio de expresión personal, alejado de cánones y públicos concretos, abriendo su público y sus influencias a un espectro casi universal en el mundo occidental de la mano del marketing y los medios de comunicación.

Llegados a 2015, ¿qué es la pintura hoy? ¿Sigue siendo una disciplina artística? ¿Un medio de expresión, de comunicación o de decoración? ¿Una técnica que forma parte de otras artes como la fotografía, la arquitectura, el vídeo o la escultura?

Preguntas a la que intenta responder esta muestra formada por una acertada selección de 31 obras (la mayoría de ellas fechadas en el s. XXI) de la colección de pintura contemporánea internacional de la Fundación Pedro Barrié formada con algunos de los autores actuales más significativos. Estos son algunos de ellos.

Angela de la Cruz (A Coruña, España, 1965)

Atrás quedan los tiempos en que se llegó a la pintura plana sobre el lienzo con Mark Rothko o Yves Klein y ahora se juega escultóricamente con este soporte haciendo que el óleo se traslade al espacio que se presupone exclusivo de su espectador.

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Herbert Brandl (Graz, Austria, 1959)

La fuerza romántica y la expresividad emocional de los paisajes del s. XVIII de Friedrich están tras esta obra que recoge también la visceralidad de la pincelada expresionista hasta hacernos dejar de ser testigos del monte e introducirnos dentro de él como componentes de su tierra.

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Shinique Smith (Baltimore, EE.UU., 1971)

Del lenguaje del cómic, la ilustración y los patrones geométricos utilizados para ambientar espacios arquitectónicos surge esta obra que narra algo indefinido a través de su recopilatorio de elementos abstractos y figurativos entre golpes de color y espacios aparentemente solo bocetados.

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Günther Förg (Füssen, Alemania, 1952)

Toques de la abstracción americana a la manera de Esteban Vicente en el uso del color con una composición en la que se pueden detectar ecos fotográficos como los reflejos y los destellos.

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José Pedro Croft (Oporto, Portugal, 1957)

El arte povera y el ready made aportando los materiales y el camino para conseguir este resultado a partir de hierro y esmalte aplicado sobre el muro. Entre los espacios conseguidos, color para darle tridimensionalidad y perspectiva al trabajo.

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Imi Knoebel (Dessau, Alemania, 1940)

Creación constructivista en una técnica mixta con la madera como elemento ajeno a la pintura, utilizando esta como soporte y como elemento que da volumen para con la aplicación del color plano en grandes pinceladas, provocar una profunda sensación plástica.

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Gil Heitor Cortesao (Lisboa, Portugal, 1967)

Un espacio entre retro, vintage años 60 y futurista con ese gran vano de luz de líneas curvas iluminando una enorme sala de personajes anónimos aislados análogos a los de Edward Hopper. Todo ello con un enfoque gran angular como si fuera visto a través de una cámara fotográfica.

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Carlos Irijalba (Pamplona, España, 1979)

La pintura es una imagen fija a partir de elementos como la luz y la composición. La serie es una obsesión de muchos artistas en torno a un elemento. El videoarte aúna uno y otro concepto creando series de 25 imágenes por segundo sumándoles el movimiento y su capacidad de dar vida a aquello incluido en el encuadre de la cámara.

Colección de Pintura Contemporánea de la Fundación Pedro Barrié, hasta el 26 de abril en CentroCentro Cibeles (Madrid).

Aspirante a referente cultural: el Museo Mohammed VI de Arte Contemporáneo de Rabat

El arte es expresión para el que lo realiza y reputación para el que lo financia, también es identidad para los coetáneos a ambos. Un cúmulo de estos tres aspectos resulta ser el que es el primer museo de arte moderno tanto de Marruecos como de África.

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Con el nombre del monarca vigente formando parte de su propia denominación queda claro uno de los objetivos de esta institución inaugurada el pasado 7 de octubre, ensalzar la figura del actual regente de la casa alauí como hombre moderno, preocupado por las inquietudes de su pueblo y promulgador del diálogo libre y crítico. Ese que promueve el arte más actual y no siempre tan correcto y apropiado como pueda ser el del círculo institucional y diplomático en el que Mohammed VI desempeñe su labor como monarca. Su pose occidental descorbatado en la retrato oficial con que preside distintos lugares del museo podría darnos esa impresión.

¿Qué ha llevado a Marruecos a crear este museo? Quizás sea el espíritu de mecenazgo de su rey y su visión de la cultura como motor de progreso y crecimiento de su pueblo, quizás la estrategia que el mismo puso en marcha para evitar que la primavera árabe de 2011 calara en el país (reforma constitucional y elecciones con un sistema más transparente fueran dos de las medidas que recogen las hemerotecas). O a lo mejor se han unido las dos cuestiones para dar forma a este nuevo foco cultural ya que sus obras se extendieron según la agencia EFE a lo largo de toda una década.

Cien años de creación (1914-2014)

Este es el título de la muestra inaugural con la que los visitantes pueden conocer lo que se presenta como lo más representativo del arte del país en el siglo que va desde poco después del inicio del protectorado español y francés (1912) hasta hoy. Un siglo en el que se ven las mismas corrientes que en el arte occidental: realismo, expresionismo, abstracción, naif, simbolismo,…, tratando toda clase de temas: retratos, paisajes, escenas costumbristas e históricas, conceptualizaciones,…, en soportes que van desde el tradicional óleo sobre lienzo a las técnicas mixtas también en pintura, la escultura con múltiples materiales, la video creación y el vídeo como testimonio documental de performances, las instalaciones o la fotografía.

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El recorrido expositivo resulta estéticamente evolutivo con una muy bien resuelta museografía (espacios, iluminación y diseño del recorrido) que comienzan en la planta 1, para seguir en la 0 y acabar de manera rompedora en la -1, en el parking. Ahí es donde se encuentran las obras más actuales, en un espacio que parece más de feria de arte que de museo, no quedando claro si es una elección a propósito para conseguir más impacto –instalaciones a partir de basura, corazones esculpidos con vidrios rotos o wc’s floreros como espacios pop tridimensionales- o por haber sido un discurso elaborado cuando los espacios museísticos ya estaban ocupados.

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En cualquier caso, considerando por méritos propios esta última parte, la selección resulta muy interesante, provocando para el neófito en el arte marroquí –valga como referencia que no incluyo ningún nombre por serme todos desconocidos- continuamente una serie de preguntas: ¿Cuánto hay en los artistas expuestos de inspiración autóctona y cuánto de influencia exterior? ¿Lo expuesto es arte que se pueda adjetivar como nacional, occidental o universal? Y sea cual sea el término elegido, ¿qué hace que sea así? ¿Visto desde aquí –Rabat, Marruecos- dónde está el límite entre lo que es costumbrismo y lo que es exotismo? ¿Bajo qué ojo ve un marroquí a sus antepasados retratados por Delacroix? ¿Qué papel ha jugado el devenir de la historia nacional –influencia ambiental o discursos pautados- en el desarrollo de la expresión artística?

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El edificio

El MMVI (acrónimo de Musée Mohammed VI) recibe a sus visitantes (de 10:00 a 18:00 y gratuitamente) en un edificio de nueva planta y de arquitectura evocadora de la tradición musulmana: decoración de formas geométricas y juegos de luces, invisibilidad del interior desde el exterior y espacios diáfanos en las tres plantas de su interior articulados en torno a un patio central que actúa como centro de recepción y punto informativo. En su planta 1 parte del recinto queda reservado para las oficinas de administración y dirección, y en la 0 en el momento de mi visita –mañana del sábado 27 de diciembre- el auditorio estaba ocupado por una instalación, la cafetería cerrada y la librería parecía más un almacén lleno de cajas por volúmenes esperando a ser dispuestos donde corresponda ya que las estanterías se veían ya ocupadas con aire de biblioteca por títulos de aire más o menos enciclopédico sobre Picasso, Gilbert & George o Gauguin, entre otros muchos.

En el mundo virtual impresión semejante de continente falto de contenido, www.museemohammed6.ma no deja de ser breves textos informativos sin ofrecer imagen o documento descargable alguno. En las redes sociales, el perfil del museo en facebook recoge en su muro tanto actualidad propia como cultural nacional y uno de sus álbumes de fotografías es “fotos subidas con el móvil”, twitter se nutre principalmente de RT’s –en diciembre solo cuenta con tres tuits originales-, y en instagram la mitad de sus 16 imágenes son sobre instalaciones o momentos de trabajo audiovisual.

El futuro

En su time-line de twitter el MMVI daba el 2 de diciembre las gracias a las 44.000 visitas recibidas hasta entonces. El tiempo dirá si esa es una tendencia, un referente anhelado por no haber sido capaz de mantenerlo o el punto de partida sobre el que el primer museo de arte moderno de Marruecos y Africa seguirá creciendo.

Estadísticas aparte, está claro que la cultura es hoy una clave de identidad no solo antropológica y social, sino también política. Más en los tiempos actuales donde las infraestructuras culturales y su programación son también una herramienta turística –y por tanto de actividad económica- y de imagen de las ciudades y países que las acogen. He ahí ejemplos ya consolidados como el fenómeno Guggenheim de Bilbao, el polémico futuro Louvre de Abu Dhabi o las recién inauguradas en Astaná, la capital de Kazajistán. Queda por ver si este museo y otras instalaciones por venir situarán a Raba no solo en el plano internacional, sino también en el nacional –donde de momento solo aparece en el político por ser la capital- como foco cultural frente a la histórica Fez, la económica Casablanca y la turística Marrakech.

(Imágenes de las obras tomadas del perfil de Facebook del MMVI por no estar permitido realizar fotografías en su interior).

Estampa. Contemporary Art Fair 2014: diálogo entre autores, galeristas y visitantes

Estampa2014

Tras Summa Art Fair, nuevamente Madrid Matadero se revela como un lugar ideal para poder visitar, ver y disfrutar el arte más actual de una manera cercana y dialogada entre autores, galeristas y visitantes/coleccionistas.

Estas son algunas de la piezas y artistas que, entre otras y otros muchos, podrían destacarse de esta edición de Estampa. Contemporary Art Fair que sin duda alguna deja muy buen sabor de boca.

Juan Francisco Casas (Galería Fernando Pradilla): hiperrealismo con fotograbados –en pequeño tamaño- y bolígrafo y rotulador sobre papel -a gran escala -, y guiño a la fotografía dibujando mujeres que pretenden autorretratar su sensualidad.

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Mateo Mate (Galería NF): haciendo arte del otro lado del arte, planteando el debate de los límites, ¿qué nos queda por convertir por arte? ¿En qué se apoya este? ¿Lo que ayuda al arte es también arte?

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Suso Basterrechea (Galería Paula Alonso): cada imagen de la serie “Saco Roto” es por sí misma un impacto visual, el conjunto, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, es impresionante.  Tuve la suerte de intercambiar unas palabras con el autor, “cuando me pongo a trabajar soy como un torrente, hasta el final. También paso momentos parado, aunque ahora mismo estoy deseando volver al estudio a trabajar en varias ideas que me rondan la cabeza.”

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María Oriza (Galería Astarté): doble intervención tridimensional, con el lenguaje de la escultura y la afección visual impresa a este, que trasciende a la ubicación de la pieza y se traslada al espacio que media con su espectador al interactuar este con ella desde donde quiera que lo haga.

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Fernando Bellver (Photosai Art Gallery): diálogo entre el comic y la estampa japonesa, colocando a Tintín en 30 localizaciones reales de Tokio representadas a modo de hukiyo-e a las que se puede acceder a través del código QR que acompaña a cada imagen.

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Rubén Martín de Lucas (Galería Bat Alberto Cornejo): fotografía de lugares anónimos y sin coordenadas espacio-temporales como punto de partida e intervención de óleo para proporcionarles las sensaciones que las convierten en espacios que acogen a sus espectadores.

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Juan Angel González de la Calle (Galería Estampa): profundidad hipnótica y composición enigmática que unidas forman espacios en los que se entra pero ya no se sale, entre el surrealismo de Dalí y la metafísica de De Chirico.

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Didier Lourenço (Obra Recent): ilustraciones llenas de magia en las que con apenas unas líneas se da vida a unos protagonistas llena de vida y emocionalidad,  y con unos trazos de color con acuarela se crea el universo de ensoñación en que estos residen.

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Abel Robino (Museo Vivanco de la Cultura del Vino): ingenio y extrema meticulosidad para con intervención artesanal recrear el camino realidad fotografiada y recreación de la realidad a partir de la fotografía.

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Gustavo Díaz Sosa (Mikel Armendia): brutal e impactante sensación de infinito con sus dibujos, su definido trazo y su amplia perspectiva recrean un lugar anónimo y apocalíptico que parece remitir tanto a lo muy pasado como a lo muy futuro.

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Emilio Pemjean (Galería Siboney): recreando a modo de homenaje con luces frías las arquitecturas e iluminaciones de Velázquez y Vermeer, quitándole la belleza pictórica para darle la trascendencia de los cánones presentes.

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Cristina Almodovar (Set Espai d’Art): viaje simbólico de ida y vuelta, esculpe naturaleza a partir del hierro que ha tomado de la tierra, siendo este elemento también la raíz del elemento esculpido.

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Santiago Ydáñez (Invaliden1): combinación de pinceladas deslizadas sobre el lienzo y saturadas de óleo otras que en conjunto magnifican, con su blanco y negro o tonalidades azules o verdes, lo representado, sean paisajes, retratos humanos y animales o detalles de unos y otros.

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Pep Durán (Maserre Galería): varias historias contadas en un único plano a partir de un collage que incluye fotomontajes y materiales agregados con los que recrear espacios arquitectónicos a caballo entre la definición y la insinuación.

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Marcos Tamargo (Galería de Arte Rodrigo Juarranz): fuerza y expresividad en la que tras un aparente ímpetu abstracto se encuentra un paisajismo de profunda perspectiva desde los detalles del primer plano.

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10 obras de ARCO 2014

10 por quedarme con un número redondo. 10 trabajos que me han atrapado al verlos y colocarme frente a ellos. 10 imaginaciones de otros tantos artistas a los que supongo grandes creadores actuales.

Alex Katz: Colores que aportan luz, personas a escala superior y, sobre todo, líneas elegantes son las claves de las obras de este americano que dan un resultado siempre fresco, alegre, joven, atemporal.

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Richard Estes: Hiperrealismo absoluto, mirar sus escenas es plantearse el dilema de qué es más verdad, si la realidad que vemos en un instante o su pintura simulando con visión de 35 mm fotográficos haciendo estático ese instante.

RichardEstes

Ramazan Bayrakoglu: La tela como elemento expresivo en sí mismo más allá del papel tradicional de soporte recibiendo la materia plástica, y yendo más allá del realismo, entrando en la hiperrealidad de las emociones, en su expresividad sin filtros, transparente.

RamazanBayrakoglu_GalerieLelong

Rinus Van de Velde: Sus murales atrapan por su narrativa combinación de cine, cómic y fotografía apelando a que sus espectadores se identifiquen y proyecten a sí mismos en el blanco y negro de sus escenas y personajes.

RinusVanDeVelde

Thomas Weinberger: 99 puestas de sol, otras tantas imágenes que recoge dicho número de matices de colores, de intensidades, de posiciones en el horizonte en un conjunto que apela al relax, a nuestra paz interior a través de la fusión tierra-cielo.

ThomasWeinberger

Niko Luoma: Luz llegando desde distintos orígenes y de ahí las líneas y los diferentes colores, focos que se cruzan y se combinan formando geometrías y reflejos propios de una escenografía teatral.

NikoLuoma_GalleryTaikPersons

Daniel Blaufuks: Magistral uso de la luz como elemento creador de espacios a través de su intensidad. Del todo a la nada, desde la luz absoluta hasta la oscuridad, desde el registro blanco-negro al detalle de color de la copa sobre el alfeizar.

DanielBlaufuks_CarlosCarvalho

Stefan Bruggemann: El arte pasó de crear belleza a transmitir mensaje, hoy el mensaje puede ser protagonista del arte, y su percepción como imagen ser el vehículo para incitar a la reflexión. ¿Dónde se quedó la belleza en este camino? ¿Sigue? ¿Desapareció?

StefanBruggemann_ParrayRomero

Jonathan Lasker: Divertido dinamismo a través de colores y líneas distribuidos entre el plano geométrico inferior y el etéreo superior, súmese a esto el juego de profundidades por las plásticas pinceladas según la cantidad de óleo aplicado (personalismo: las pinceladas gruesas siempre me recuerdan a Van Gogh).

JonathanLasker_GalerieThomasSchulte

Carlos Irijalba: La uniforme iluminación da relieve, textura y detalle máximo en esta composición de planos perpendiculares (el creado por el hombre y el creado por la naturaleza) sin movimiento visible en el primer plano (tráfico) ni invisible en el fondo (el de las placas tectónicas).

CarlosIrijalba

(imágenes tomadas en la 33 edición de ARCO, Feria de Arte Contemporáneo en Madrid, 19-23 febrero 2014)