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Alex Katz, color y expresividad en el Museo Thyssen

Más de siete décadas de trayectoria y aún en activo. Grandes formatos e impacto visual por lo vibrante de su paleta y la sencillez de sus composiciones. Atmósferas de calma, conexión con su espectador y positividad generadas por las miradas y la presencia de sus retratados. También paisajes en los que prima lo formal y evidencia sus referentes, pero sin dejar de ser fiel a su ánimo pop.  

Octubre de 1994. En una de mis primeras clases como universitario en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, el profesor de Estética nos recomendó visitar la exposición que entonces albergaba la Galería Marlborough. Sus palabras fueron algo así como “si queréis conocer lo que supone de verdad el color rojo debéis conocer a Alex Katz”. Puedo estar equivocado porque los recuerdos son muy traicioneros, pero la obra que quedó fijada en mi memoria fue Big Red Smile (1994) que, curiosamente, tres años después fue incorporada a la colección permanente del Museo Reina Sofía, en cuya cuarta planta recuerdo haberla disfrutado en numerosas ocasiones.

En lo que quizás me engañen los recuerdos es en mi empeño de haber visto esa sonrisa ilustrando la portada de alguna edición de Tinto de verano de Elvira Lindo. Solicitud de búsqueda a la que Google me responde mostrándome diseños elaborados a partir de otros óleos de Alex Katz por los editores de la escritora, pero no ese en cuya existencia yo me empeño.   

Agosto de 2014. Viena me sorprende al entrar en el Albertina Museum con que la muestra temporal que ofrece a sus visitantes está dedicada a mostrar los dibujos, cartones y pinturas con que cuenta en sus fondos firmados por el neoyorquino nacido en 1928. Me encontré nuevamente con sus frescos, divertidos y coloridos primeros planos como el elegido para ilustrar el cartel promocional, Black Hat #2 (2010), con el que me haría para, ya de vuelta en Madrid, enmarcarlo y despertar a su vera cada mañana.

Anécdotas aparte, lo que más me llamó la atención fueron los trabajos en los que Katz plasmaba sus trayectos en el metro de su ciudad natal. Páginas de cuadernos de un artista en ciernes, a mediados del siglo XX, en las que bocetaba, esquematizaba y sintetizaba los individuos, escenas y relaciones -ya fuera únicamente con el trazo del grafito, ya con bloques de color- que observaba. Apuntes en los que se intuye su capacidad para, con apenas unas líneas, ser capaz de trasladar la identidad y emocionalidad de aquellos en los que se fijaba.

Agosto de 2022. Dos años después de lo previsto, pandemia mediante, Alex Katz vuelve a Madrid por la puerta grande, siendo la estrella estival de la programación del Museo Thyssen. Dominan los grandes formatos y la oportunidad de contrastar cómo ha evolucionado, a la par que mantenido su autenticidad, a lo largo de casi seis décadas. Desde los retratos de su mujer, Ada, en los años 60 en los que queda clara su obsesión por el rojo, a otros que vendrán después con predominio del amarillo, pero también de tonalidades oscuras como las del azul y el negro.

Aunque plenamente figurativo, su uso del color recuerda más a la emotividad de la abstracción, siendo sus personajes los que evocan el pop art con un ser y estar, elegancia y naturalidad, etiquetable como típicamente neoyorquino. A lo que ya conocía, y que he vuelto a ver en esta nueva lectura de la creación de Alex Katz, el comisariado de Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, lo ha ampliado con sus creaciones grupales. Sin embargo, más que destacar la unión y conexión entre los caracteres que supuestamente habitan estos lienzos, lo que prima es su individualidad, haciendo del espacio -bien definido, bien etéreo-, unas coordenadas más coincidentes que compartidas. Complementarios a estos son aquellos en que una misma figura aparece sucesivamente en una suerte de estudios sobre gestualidad y expresividad.

La otra vertiente artística de Alex Katz con la que podemos recrearnos hasta el próximo 11 de septiembre son sus paisajes. Panorámicas serenas y fijaciones en la profusión arbórea con ecos impresionistas. Precisamente menciona a Monet en algún título que se podría ligar con la última etapa del francés que le convertiría, posteriormente, en precursor de la abstracción, asunto al que el propio Thyssen ya le dedicó una exposición en 2010. Imágenes también evocadoras de la definición y la limpieza compositiva de la estampa japonesa, así como miradas no tan sosegadas en las que se recrea en la consecución de las formas a través de la aplicación, el movimiento y la presión del pincel sobre la superficie de la tela. 

Alex Katz, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid), hasta el 11 de septiembre de 2022.

Nuevo ministro, ¿nuevo rumbo del Ministerio de Cultura?

De José Manuel Rodríguez Uribes a Miquel Iceta. Cambia el nombre, pero los retos siguen siendo los mismos. Gestionar una cartera con competencias altamente transferidas a las comunidades autónomas, sacar adelante legislaciones ancladas en despachos, apoyar a una confluencia de sectores muy afectados por la crisis y conseguir resultados tangibles más allá de protocolarios posados oficiales y correctas declaraciones institucionales.

José Manuel Rodríguez Uribes y Miquel Iceta

La llegada de Rodríguez Uribes en enero de 2020 fue recibida con sorpresa tras el buen sabor de boca que dejó José Guirao[1], aparentemente el Presidente del Gobierno quería para el puesto un perfil “más político y más relacionado con el deporte”[2]. Llegó el covid y ante las críticas que generó el silencio del nuevo ministrio, su primera intervención pública -bien por el desconcierto del momento, bien por su falta de conocimiento de las dinámicas del sector- no pudo ser más desafortunada , “primero va la vida y después el cine[3]. Lo que muchos consideraron una falta de tacto se vio acrecentado con su renuencia a buscar soluciones ad hoc y resolverlo con un  “hemos movilizado fondos generales”.

Actuación frente a la pandemia

Cuando por fin se decidió a hacerlo, comenzó una ronda de reuniones telemáticas con diferentes asociaciones (cine, artes escénicas, plásticas, música, libro…) en las que se comprometió a tomar medidas que ayudaran tanto en lo urgente, el corto plazo, como en lo importante. Las primeras llegaron el 5 de mayo de 2020[4], con un Real decreto-ley, resultando ser una adaptación a las circunstancias -ampliación temporal del alcance de los Acontecimientos de Excepcional Interés Público paralizados por la pandemia-, y la consideración de tales de otros que seguro lo hubieran sido aún no habiendo crisis sanitaria -como el 175 aniversario de la construcción del Teatro del Liceo o la participación de España como país invitado de honor en la Feria del Libro de Frankfurt en este 2021-. Así mismo, se amplió en un 5% de la deducción del IRPF de los donativos, donaciones y aportaciones a instituciones culturales. Algo irrisorio si tenemos en cuenta que la tremenda caída del PIB habrá generado un enorme descenso de este método de cofinanciación y que la Agencia Tributaria es incapaz de decir cuánto de lo que destinamos a este fin (estimación de 930 M€ en 2017) va específicamente al sector cultural.

Después llegarían otras que flexibilizaban algunas normativas como ayudas a películas que se estrenen en plataformas, y no solo en pantalla grande, o para la promoción del arte contemporáneo español, cuya lista de destinatarios fue anunciada en el mes de noviembre, pero que meses después aún no las habían recibido[5].

En el fragor de vuelta a la aparente normalidad de hace un año llegó el anuncio del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, por el que nuestro Gobierno le proponía a la Unión Europea como invertiría 140.000 millones de euros para convertirnos en un país moderno bajo las claves de la transición verde, la digitalización y la cohesión social y territorial[6]. Tras su aprobación final, el Ministerio de Cultura y Deporte recibirá, entre 2021 y 2023, 825 millones de euros de los primeros 72.000, 525 si le restamos lo dedicado al deporte, es decir, el 0,07 % (cuando el sector supone el 3,2% del PIB). Cifras desalentadoras que tendrán como fin, algo que se concretó en “la revalorización de las industrias culturales, dinamizar la cultura como elemento de cohesión social y territorial y digitalizar e impulsar los grandes servicios culturales[7]. Veremos en qué queda una vez que todo ello se comience a ejecutar.

Tras lo urgente, lo importante

Eso en lo que respecta al terremoto que paralizó la vida de todos. Pero, al margen de esto, ¿qué ha hecho el Ministerio de Cultura en los últimos 18 meses? Uno de los proyectos que se quedó a medias por el fin de la legislatura anterior, fue la actualización de la Ley del Patrimonio Histórico Español, que data de 1985 y que tiene vacíos propios de las más de tres décadas transcurridas al no considerar realidades como las del universo digital, el videojuego o las posibilidades de internet. Lo que le impide ejercer, además, como norma jerárquicamente superior a las aprobadas por las comunidades autónomas desde entonces, con la consiguiente función armonizadora. Según el actual Plan Anual Normativo del Gobierno, está previsto que se actualice a lo largo de este año[8]. Por el momento se ha aprobado el anteproyecto de ley[9], incluyendo las categorías de patrimonio industrial, cinematográfico, audiovisual, subacuático y paisajístico.

Una de las promesas de Pedro Sánchez en su discurso de investidura el 4 de enero de 2020 fue el desarrollo del Estatuto del Artista[10]. Una ambición transversal que implica a otros ministerios como el de Trabajo, Haciendo o Seguridad Social y que, hoy por hoy, sigue estando en la categoría de compromisos[11] y no de logros[12].

Por el lado positivo, se cerró el acuerdo para que la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza siga estando alojada en el número ocho del madrileño Paseo del Prado, con el titular de que entre las más de cuatrocientas obras estará el Mata Mua de Paul Gauguin (1892)[13], que en un extraño movimiento fue trasladado desde el Palacio de Villanueva hasta Andorra en mayo del año pasado tras haber obtenido el permiso de exportación dos meses atrás[14].  A su vez, el Observatorio de Igualdad de Género -en el que participan distintas asociaciones- ofreció sus primeras recomendaciones.  

Lo pendiente

Muchos asuntos. Además de que todo lo señalado se convierta en resultados tangibles que consolidar con el tiempo, también está el hacer de ellos elementos tractores de nuestra sociedad y economía, y no solo un elemento con el que resolver la obligación de cumplir el artículo 44 de la Constitución (Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho) o con el que articular o complementar la oferta turística de nuestras ciudades o pueblos.

Los museos estatales[15] (más allá del Prado y el Reina Sofía que cuentan con leyes reguladoras propias o el Thyssen-Bornemisza, constituido como una fundación perteneciente al sector público estatal) piden una asignación de recursos superior que ayude a poner en valor sus colecciones.

No se entiende lo poco que giran por el país montajes de instituciones de carácter nacional como la Compañía Nacional de Danza, la Compañía Nacional de Teatro Clásico o los montajes del Centro Dramático Nacional. Afortunado aquel que viva en Madrid que tendrá acceso a todos ellos, pero los de fuera tendrán que conformarse con las migajas que les lleguen, algo que ya señaló Alfredo Sanzol, director del CDN, en la presentación de su próxima temporada[16].

Y ya puestos, Miquel Iceta podría plantear si la tauromaquia debe ser asunto que gestionar desde la cartera de Cultura en lugar de hacerlo, por ejemplo, desde Agricultura, Pesca y Alimentación. Habrá quien diga que los asuntos taurinos están considerados patrimonio cultural inmaterial (por obra y gracia del Gobierno de Mariano Rajoy que así lo aprobó por Ley en 2013[17], punto de vista con el que la Unesco no coincide[18]), pero también lo es la gastronomía y a nadie se le ocurre sugerir que deje de ser responsabilidad de este ministerio. Y otro tanto con Deporte, si lo enfocamos como un tema de promoción de valores, ¿no debiera estar bajo el paraguas de Educación? Así es como está en Portugal, en Francia es ministerio en sí (aunque eso haría que pasáramos de 22 a 23, quizás demasiados), en Italia lo es junto a Juventud (área que aquí está en Derechos Social y Agenda 2030), aunque también es cierto que en la Comisión Europea forma parte de la cartera de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud.

Sea como sea, mucha suerte al nuevo ministro en su tarea. Sus éxitos no serán solo suyos, sino que redundarán en beneficio de todos nosotros.


[1] Blanes, Pepa. (11/01/2020). El cine recibe con ‘cautela y sorpresa’ el nombramiento de Rodríguez Uribes en Cultura. Cadenaser.com. https://cadenaser.com/ser/2020/01/11/cultura/1578780102_706324.html

[2] Corroto, Paula. (14/01/2020). “¿Vas a contar conmigo?”: así cayó Guirao, el ministro de Cultura que quería seguir. ElConfidencial.com. https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-01-14/guirao-pedro-sanchez-cultura-baloncesto-deportes-733_2410643/

[3] García, Fernando. (07/04/2020). El ministro de Cultura justifica la falta de ayudas concretas citando a Orson Welles: “Primero la vida y luego el cine”. LaVanguardia.com. https://www.lavanguardia.com/cine/20200407/48382830821/ministro-cultura-ayudas-cine-vida-orson-welles.html

[4] Boe.es. (06/07/2020). Real Decreto-ley 17/2020, de 5 de mayo, por el que se aprueban medidas de apoyo al sector cultural y de carácter tributario para hacer frente al impacto económico y social del COVID-2019. https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2020-4832

[5] Marta Pérez Ibáñez (@mperezib). La lista de artistas a quienes se concedieron ayudas para creación de proyectos artísticos se publicó en noviembre de 2020… 8:20 AM · May 4, 2021. https://twitter.com/mperezib/status/1389464983411597315

[6] Gobierno de España. (20/04/2021). Plan de recuperación, transformación y resiliencia. https://www.lamoncloa.gob.es/temas/fondos-recuperacion/Documents/30042021-Plan_Recuperacion_%20Transformacion_%20Resiliencia.pdf

[7] Lamoncloa.gob.es. (14/05/2021). Rodríguez Uribes: «El plan fortalecerá las industrias culturales y deportivas como motor económico y de futuro de nuestro país». https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/cultura/Paginas/2021/150421-plan-recuperacion-cultura.aspx

[8] Portal de la Transparencia. (11/09/2020). Plan anual Normativo 2020. Ministerio de Cultura y Deporte. https://transparencia.gob.es/transparencia/transparencia_Home/index/PublicidadActiva/Normativa/PlanAnualNormativo.html#MCUD

[9] Lamoncloa.gob.es (22/06/2021). El Gobierno toma conocimiento de la modificación de las leyes de Patrimonio Histórico y para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. https://www.culturaydeporte.gob.es/gl/actualidad/2021/06/210622-anteproyecto-leyes-patrimonio.html

[10] Lamoncloa.gob.es (04/01/2020). Discurso de investidura del candidato a la presidencia del Gobierno ante el Congreso de los Diputados. https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/intervenciones/Paginas/2020/prsp04012020.aspx

[11] Ministerio de Cultura y Deporte. (21/04/2021). Rodríguez Uribes: “El Estatuto del Artista es un compromiso y una prioridad de este Gobierno”. https://www.culturaydeporte.gob.es/actualidad/2021/04/210421-pleno-congreso.html

[12] Ballesteros, Inmaculada. (05/07/2021). La necesidad imperiosa del Estatuto del Artista. https://elpais.com/economia/2021/07/05/alternativas/1625481396_006415.html

[13] Ministerio de Cultura y Deporte. (29/01/2021). El ministro de Cultura y Deporte cierra un acuerdo por el que la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza permanecerá en España. https://www.culturaydeporte.gob.es/actualidad/2021/01/210129-acuerdo-thyssen.html

[14] Montañés, José Angel. (25/06/2020). El ‘Mata Mua’ de Carmen Cervera se verá en Andorra. https://elpais.com/cultura/2020-06-25/el-mata-mua-de-carmen-thyssen-se-vera-en-andorra.html

[15] Ministerio de Cultura y Deporte. ¿Cuáles son los museos de la Subdirección General de Museos Estatales? https://www.culturaydeporte.gob.es/cultura/museos/presentacion/preguntas-frecuentes/cuales-museos-sgme.html

[16] García, Rocío. (22/06/2021). El Centro Dramático Nacional invita a superar la pandemia a través del teatro. https://elpais.com/cultura/2021-06-22/el-centro-dramatico-nacional-invita-a-superar-la-pandemia-a-traves-del-teatro.html

[17] Boe.es. (13/11/2013). Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural. https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2013-11837

[18] Elmundo.es. (01/12/2020). La Unesco rechaza considerar la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. https://www.elmundo.es/cultura/toros/2020/12/01/5fc5e0f5fdddffc75e8b45c8.html

“Pierrot con guitarra” (Salvador Dalí, hacia 1923)

Aún no había cumplido veinte años y el nacido en Figueras ya demostraba que sabía hacer suyas cuantas coordenadas artísticas practicara. Apenas llevaba unos meses en Madrid y su espectro de referencias se ampliaba con movimientos como el cubismo. Una etapa de su larga y prolífera carrera escondida tras sus éxitos surrealistas, su comercialidad y su personalidad, pero en la que también dejaba claro que no hubiera reto técnico y expresivo que no fuera capaz de superar.

La imaginación de Dalí nunca tuvo límites, ni espaciales ni temporales. Podía estar en el aquí y ahora mientras su mente estaba, a la par, en el allí y entonces, trasladando hasta su hoy nombres, momentos y escenas vistas, leídas o escuchadas y después guardadas en su memoria. El mundo italiano fue quizás la mayor de sus fuentes, he ahí la excelencia de Rafael y las perspectivas renacentistas que tanto juego le darían. O personajes como Pierrot, un secundario de la Comédie Italienne convertido en icono de la misma al haber sido representado por innumerables artistas, entre ellos los dos genios del cubismo español, Juan Gris y Pablo Picasso.

Una máscara, un payaso, un mimo descompuesto en sus elementos fundamentales. El rostro. La figura. La vestimenta. La guitarra. Es posible identificarlos, pero también confundirlos porque tras ellos está la faz de Salvador. No queda claro dónde acaba él y comienza su homenajeado, cuánto de la personalidad de este comediante asume, se apropia o fagocita a través de este retrato que es, también, un retorcido autorretrato. El cubismo como forma de mostrarse, pero también de juego intelectual que exige de la participación activa del otro para ser descubierto y conocido.

Observando sin ser visto, adueñándose de la escena concebida para otro. Haciendo él con Pierrot lo que sentía que su hermano mayor, también llamado Salvador y fallecido diez meses antes de su nacimiento el 11 de mayo de 1904, realizaba con él. Una presencia invisible, pero intensa, continua, ante la que no cabían quiebros, dobleces ni escondites. Una omnisciencia poseedora, una presión y una duda sobre cuánto de mí debo a aquel y cuánto de él soy yo.

Sobre una base casi cuadrada de cartón, un collage de diversos elementos y color aplicado con óleo. Materiales recortados con formas definidas. Como el cuerpo de la guitarra o el rostro del cómico. El hombro y brazo derecho de la figura (replicando el instrumento musical) o los detalles de su vestimenta bajo su cuello, recordando las geometrías de un arlequín. Hilo cosido en las alusiones a un espacio de cocina (cual naturaleza muerta) y papel de lija prolongando la corporeidad y espacialidad del conjunto

Pinceladas negras, varias tonalidades de gris, marrón y algo de azul en diferentes orientaciones, pero formando siempre espacios geométricos, de ángulos rectos, claramente delimitados. Con mayor densidad y encaje en su centro visual, donde confluyen lo humano y lo musical, haciendo de lo evocado y lo sugerido el argumento no escrito de una narración no compartida. Apenas unos toques para dejar testimonio de dónde quedan las manos, y un trazo más sinuoso para fijar la posición de los dos rostros. Usando el pincel con vigor incluso para, a través de su después archiconocido bigote y su inconfundible firma, reafirmarse y dejar constancia de su ser, su persona y su arte.

Como curiosidad, señalar que este no es el único Pierrot que se puede ver en el Museo Thyssen. También es protagonista de una escena de la Commedia dell’arte que Watteau pintara en 1712 y que Lucien Freud bocetaría en 1981 como fondo de un retrato en primer plano del barón. El propio Hans Heinrich parece estar emulando la postura corporal del personaje teatral en su siguiente posado para el británico, ya en 1985, pero esa es ya otra historia.

Pierrot con guitarra, Salvador Dalí, hacia 1923, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza (Madrid).

«Rembrandt y el retrato en Amsterdam, 1590-1670», el ciudadano como protagonista

Cuatro siglos atrás el orgullo personal, el prestigio profesional y la posición social quedaban consolidados cuando se transmitían desde un lienzo o una tabla. Esta exposición nos lleva hasta una de las ciudades más ricas, poderosas y dinámicas del siglo XVII. Una urbe en la que el arte de la pintura destacó plasmando los rostros, tanto en el ámbito privado como laboral, de sus vecinos más reconocidos.

Ochenta años de historia -económica, social y artística- a través de 35 artistas y ochenta pinturas, más de veinte de ellas del genio neerlandés, autor también de los 16 grabados y la plancha de la última sala de la muestra. Piezas con las que disfrutar de la contenida expresividad de sus miradas, la delicada reproducción de los muchos detalles de sus vestimentas, la concepción por parejas de algunos de ellos, la agrupación de miembros de una misma familia o de un gremio en otros, los entornos de trabajo en los que posan o simulan estar actuando conforme a su cargo o profesión (artesanal, intelectual…), los escudos y blasones con que a modo de sello acreditan su linaje…

Habituados a que en aquella época las bellas artes se centraran a ensalzar a nobles y monarcas, demostraran su capacidad imaginativa en escenas mitológicas y pusieran su potencial pedagógico al servicio de la religión, la pareja de retratos de 1594 del Museo Thyssen de Cornelis Ketel (1548-1616) que abren esta exposición, sorprenden. Se quedan grabados en la retina por su composición simétrica y la parquedad tonal entre el negro y el gris de las prendas que lucen y el fondo que rodea a sus protagonistas. Apenas unos detalles rosáceos para dar vida a sus rostros y manos, y el marrón del mobiliario sobre el que está sentada la mujer. La capacidad económica que les permitiría semejante encargo queda escondida tras la sobriedad calvinista con que se muestran, dos imágenes reservadas para la probable exclusividad del hogar en las que la única diferencia está en que mientras ella sostiene un libro, él agarra un pañuelo.

Otro tanto, aunque por factores muy diferentes, ocurre con el Banquete de la guardia civil del capitán Geurt Dircksz van Beuningen y el teniente Peter Martens Hoefijser que Jan Tengnagel (1584-1631) realizara en 1613 y que hoy conserva el Rijksmuseum. Un grupo de diecisiete profesionales de la defensa, la protección y la seguridad, responsables de un aspecto vital en una ciudad de más de 60.000 habitantes y con una intensa actividad comercial. Un conjunto a caballo entre la acumulación de retratos individuales y recursos compositivos para que parezcan estar interactuando. Luciendo armas y armaduras ricamente labradas y un portaestandarte igualmente bordado, así como tejidos que por su brillo denotan suntuosidad. Por el bodegón que vemos sobre la mesa, comen más como forma de disfrutar que para cubrir una necesidad energética, lo que transmite rango, poder y capacidad.

En este contexto, Rembrandt (1606-1669) llegó a Amsterdam, desde Leyden, en 1631, con una sólida reputación que le generó multitud de comisiones. Respetó las convenciones del retrato que practicaban sus contemporáneos, pero despojó a sus modelos del hieratismo con que posaban para dotarles de una viveza que les hacía más humanos y presentes. Tal y como revelan sus miradas, como si más que sintetizarlos en una imagen fija, se hubiera introducido en su intimidad y captado la autenticidad de su ser y estar, haciéndonos imaginar, incluso, qué podrían estar pensando, sintiendo en ese preciso momento.

Retrato del poeta Jan Hermanszoon Krul (1633, Museumslandschaft Hessen Kassel), Busto de un anciano en traje de fantasía (1635, The Royal Collection) y Retrato de un hombre en un escritorio (1631, Museo Nacional del Hermitage).

En los años sucesivos el género dejó atrás la austeridad y sobriedad de finales del XVI y principios del XVII, enriqueciendo sus representaciones con gestualidad y escenografía. Ya no se mostraba únicamente existencia y estatus, sino también actitud personal y propuesta retórica en escenas (con mayor gama cromática y tonal, volumen, perspectiva y profundidad) en las que se incluían los elementos que identificaban el entorno en el que sus protagonistas -tanto individualmente como en conjunto- se dejaban ver o, incluso, en torno a los cuales giraba su actividad profesional. La acumulación de personas de un par de décadas atrás, distantes de sus espectadores, pasa a ser una colectividad interactuando, que nos mira al sentir que la estamos observando o que, directamente, nos invita a entrar en sus coordenadas para conocer quiénes son y a qué se dedican.

Regentes del Kloverniersdoelen (Bartholomeus van der Helst, 1655, Amsterdam Museum) y La lección de anatomía del doctor Frederik Ruysch (Adriaen Backer, 1670, Amsterdam Museum).

Mientras tanto, el de Leiden dedicó menos tiempo a los retratos para trabajar en otro tipo de temáticas que dieron resultados maestros como El festín de Baltasar (1635, National Gallery), Susana y los viejos (1636, Mauristhuis) o La ronda de noche (1642, Rijksmuseum). Aun así, Rembrandt no dejó nunca este género (he ahí, como ejemplo, su Autorretrato con gorra y dos cadenas, 1642, Museo Thyssen), pero cuando lo volvió a practicar con asiduidad en la década de los 1650, su enfoque cambió. Su pincelada se hace más libre (inevitable acordarse del posterior Degas) y los fondos se difuminan hasta dejarlos en ese instante en que más que un lugar real casi se convierten en una mancha de color, como en Mujer con capa de piel (1652, National Gallery), hasta el punto de casi no saber dónde comienza esta y acaba la figura humana (Hombre anciano como San Pablo, 1659, National Gallery).

Como indicaba al principio, la exposición acaba con una selección de grabados que sirven para constatar que Rembrandt era igual de genio tanto en esta técnica como en la del óleo. Su habilidad con el punzón sobre la plancha de cobre era igual que con el pincel sobre el lienzo o la tabla, con apenas unos trazos extraía la figura que el soporte guardaba dentro de sí. Después, con más o menos dedicación, le daba los detalles, subrayados y precisiones que necesitara para mostrar la personalidad y actitud que revelaría la tinta sobre el papel tras salir del torno.

Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590-1670, Museo Thyssen, hasta el 30 de agosto.

«El atrevimiento de mirar» de Antonio Muñoz Molina

Nueve pequeños ensayos escritos entre 1995 y 2011 destinados a introducir otros tantos catálogos de artistas contemporáneos o de grandes de la historia del arte. Textos en los que se combina el conocimiento científico, las impresiones personales y la reflexión intelectual para introducirnos en lo invisible de las imágenes que observamos en las exposiciones que visitamos o en las reproducciones que se encuentran por doquier en nuestro mundo actual. 

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Además de escritor, Muñoz Molina es también periodista e historiador del arte, dedicación y formación que nutren sobremanera su narrativa. Valgan como ejemplo estos trabajos aquí recopilados que en su día realizó para instituciones como el Museo del Prado, el Museo Thyssen o la Fundación Mapfre. En todos ellos nos propone una combinación de experiencia emocional, interpretación icónica y contextualización del estilo de los artistas, tanto en nuestro presente como en el momento de ejecución de sus pinturas y fotografías. Un punto de vista múltiple que le da al discurso que comparte con nosotros un marcado tono humanista.

Pequeñas lecciones magistrales, no necesariamente académicas, sobre el contraste entre la delicadeza de la luz de las pocas obras que se conservan de George de la Tour con el hombre conflictivo con sus vecinos que revela la escasa documentación que se tiene sobre su biografía.  O sobre cómo Edward Hopper no pretendía retratar la soledad (loneliness) de su tiempo, de personas a las que les faltan las demás personas, sino ese estado de ensimismamiento (solitude) en que nos refugiamos para evadirnos de la realidad más inmediata.

También relatos acerca de lo que le sugieren, le sugestionan o le provocan lienzos como Los fusilamientos del 2 de mayo de Goya o el Retrato del Dr. Haustein de Christian Schad. Páginas en las que especula sobre la individualidad de los hombres que vemos retratados, anónimos unos, identificado con nombre y apellido en el caso del segundo. Qué debían pensar, sentir o anhelar en el instante en que son representados. Los primeros en el momento en que la barbarie asesina se lanzaba contra ellos con toda su crudeza. En el caso del hombre judío al que vemos bajo los cánones de la nueva objetividad, transmitiendo una serenidad que se rompería pocos años después con el ascenso del nacionalsocialismo.

O como si fuera un reportero que nos cuenta la vivencia que le ha supuesto visitar el estudio de Juan Genovés o Miguel Macaya. Tiempo físico en el que no solo ha tomado buena nota de cómo son los lugares de trabajo de estos dos artistas, sino que también ha entrado en contacto con la invisibilidad de lo energético, con las atmósferas que allí se respiran. Una dimensión casi espiritual en la que se combinan, sin una ecuación que permita dilucidar cómo, la intuición, la técnica, la biografía personal y la trayectoria profesional.

De ahí que cada artista sea diferente a cualquier otro, que cada uno sea hijo de su tiempo y que sus imágenes nos lleguen, nos digan y nos impacten (o no) de manera diferente. Aunque pocos lo hagan con la genialidad con que lo hacen Picasso o Goya, quizás el creador ante el que Muñoz Molina muestra más admiración en esta publicación.

El atrevimiento de mirar, Antonio Muñoz Molina, 2012, Galaxia Gutenberg.

“Picasso/Lautrec”, lo que Pablo tomó de Henri

Nunca se llegaron a encontrar, aunque durante unos meses compartieron suelo francés. El malagueño pisó París por primera vez en septiembre del año 1900 y se encontró las paredes de la capital francesa empapeladas con carteles que seguían la estela iniciada por el que moriría un año más tarde, apenas 36 años después de haber nacido al sur del país en Albi. Sin duda alguna Toulouse-Lautrec fue un referente, entre otros muchos, para Picasso. De igual manera que este fue un digno sucesor que supo elevar las propuestas de aquel a una nueva dimensión.

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La Exposición Universal de 1900 convirtió a París en la capital del mundo. El futuro se estaba escribiendo, dibujando, imaginando y creando a orillas del Sena. Ese era el mensaje que llegaba desde el norte de Francia a todas partes, incluyendo a la ciudad española más europea, Barcelona. Allí vivía entonces un joven artista con apenas 19 años que deseaba ir más allá en su oficio de crear imágenes, consiguiendo incluso que el arte de la pintura alcanzara una nueva dimensión. Buscando este objetivo viajó en tren hasta esa gran urbe a la que Toulouse-Lautrec le había dado estética e imagen llenando los muros de sus calles con sus carteles promocionales de espectáculos cabareteros.

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En sus paseos entre Montmarte y Montparnasse, Picasso paraba en las galerías que encontraba con ánimo de ver, observar y conocer. Así fue como descubrió la geometría tridimensional de los óleos de Cezanne y la visceral animosidad de las pinceladas cargadas de color de Van Gogh. Tras el brutal inicio del impresionismo y los ecos del postimpresionismo, la urbe buscaba nuevos referentes que marcaran la senda que debían seguir los artistas. Henri lo había hecho utilizando los elementos formales – la línea, el dibujo- con una soltura y ligereza que hacían de este recurso un elemento protagonista como nunca antes se había visto. Esto, unido a los logros industriales que permitían la reproducción, propició que las litografías publicitando el Moulin Rouge o el Divan Japonais se hicieran extraordinariamente populares.

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Seguro que Picasso tomó al verlos múltiples apuntes en las libretas y papeles que siempre llevaba consigo. Además, le gustaba la noche y es probable que en las actuaciones a las que asistía encadenara en su cabeza el movimiento de las mujeres que bailaban el can-can con aquellos trazos ágiles y flexibles que se habían quedado prendidos en sus retinas. La luz eléctrica quizás le hiciera ver a los espectadores como siluetas en penumbra, a imagen y semejanza de como Toulouse Lautrec los había dibujado en sus carteles. Así es como haría Pablo muchas veces en sus creaciones, desplazando el grafito, el pincel o lo que quiera que tuviera a mano, sin despegarlo de la superficie –papel, óleo,…- sobre la que estuviera trabajando hasta convertir aquello que estaba escondido en su mente en algo real y visible.

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Al igual que Toulouse-Lautrec, Picasso también retrato a Jane Avril, bailarina, diva y musa de la noche parisina. De manera similar, ambos dejaron a un lado pudores y convencionalismos para retratar a las mujeres como nunca antes se había hecho, ya fuera en su faceta humana a esas que practicaban la prostitución por parte de Henri, o como seres sexuales a aquellas que se mostraban carnalmente sin más en el caso de Pablo. El mundo del circo, los bajos fondos y la vida bohemia también fueron temas comunes. Con registros similares, pero con estilos personales muy diferentes.

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Mientras que el francés murió a edad temprana y siempre nos quedaremos con la duda de cómo hubiera podido evolucionar, el malagueño nos dejó un legado apabullante de más de 15.000 piezas. Muchas de ellas creadas en el estudio de La Californie con Henri presente a modo de retrato fotográfico, alguien a quien Pablo nunca olvidó y a quien seguía acudiendo, no sabemos si consciente o inconscientemente , decadas después de aquella coincidencia geográfica inicial. Cada uno a su manera es un referente, un concepto y un mito del período en el que vivió.

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Picasso/Lautrec, en el Museo Thyssen (Madrid), 17 octubre 2017 – 21 enero 2018.

Isabel Quintanilla, el realismo es la luz

La protagonista, por encima de todo, es la luz. Eso es lo que queda claro cuando se observa cualquier obra de Isabel. No hay nada que se escape a su influjo. Es ella, haciendo foco sobre el elemento que menos lo esperes, la que puede hacer grande detalles y elementos que en la obra de otros resultarían totalmente superfluos o, incluso, innecesarios. He ahí ese vaso de duralex o esas granadas ante las que nos podríamos pasar horas, mirándolas, descubriendo cada uno de los pequeños reflejos que la incidencia de la luz causa en la geografía de sus superficies.

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Vaso, 1989 y Granadas, 1970.

Pero Isabel no es solo una pintora de detalles. Estos son solo el primer paso para captar la esencia, la atmósfera de los espacios que aun vacíos, están improntados por las personas que los habitan. No se las ve, pero se sabe que están ahí, que acaban de salir o que quizás entren en cualquier momento y se pongan manos a la obra, de manera probablemente automática porque hay cosas que se hacen con los ojos cerrados de tantas y tantas veces que se han realizado con anterioridad, como es el hacer una llamada de teléfono o las tareas de costura.

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El teléfono, 1996 y Habitación de costura, 1974.

Mirar al exterior exige de humildad interior, el hombre interviene sobre el ahí fuera dándole forma, pero la naturaleza manda mucho más en él. Ella es la que decide cuando se ve y cuando no, cuando hay sol y cuando hay luna, con el consiguiente efecto no solo sobre lo que vemos, sino también, sobre como lo hemos de mirar para captar qué es igual y qué es diferente. De nuestra mano queda el adaptarnos a ello para hacer de ambas facetas ese único lugar que habitamos.

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Tapia del estudio de Urola, 1977 y Otoño, 1992.

Donde quiera que esté, Isabel no deja de mirar al cielo. A principios de los 60 se trasladó a Roma y allí se empapó de cultura clásica, de los juegos de las proporciones y los equilibrios de las perspectivas. Conocimientos que hizo suyos y los sumó a los que ya había adquirido en la Escuela de BB.AA. de San Fernando en Madrid y durante las muchas horas que pasó dibujando y copiando en el desaparecido Museo de Reproducciones Artísticas. Con todos ellos en mente, desde su residencia en la Academia de España en Roma, pintó entonces una y otra vez la ciudad eterna –mitad cielo, mitad urbanidad- a la que no ha dejado de volver.

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Roma, en 1962 y en 1998-99

Pero no hace falta viajar, la luz está por todas partes, natural y solar unas veces, eléctricamente artificial otras. Isabel prefiere pintar la primera, resulta más viva, varía cada segundo, cambia de continuo y, además, invita al dinamismo, al movimiento, incita a salir y a buscar. Por eso también refleja como la miramos desde dentro,  cuando nos situamos al margen, fuera de ella, desde el interior del hogar, creyéndonos salvados de su influencia por las paredes y el techo bajo el que residimos. Pero todos sabemos que no es así, que necesitamos que nos toque –paradoja que nosotros no podamos tocarla a ella- y sentir su influencia sobre nuestra piel. La luz es vida.

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La noche, 1995 y Ventana, 1970

Realistas de Madrid, hasta el 22 de mayo en el Museo Thyssen (Madrid).

Participando en la #MuseumWeek

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Esta semana pasada museos de España, Italia, Reino Unido y Francia formaron parte de esta iniciativa con el fin de acercarse a sus públicos e interactuar con ellos de una manera más intensa a lo que es habitual. Vivimos nuevos tiempos y la comunicación fluida, directa y transparente es necesaria en todas las instituciones, incluidas las culturales, para fidelizar a sus públicos existentes y conectar con aquellos potenciales. En este último hay que destacar sobre todo a los jóvenes, ellos son (¿somos?) quizás los más importantes porque el futuro de los museos dependerá algún día de los hábitos de este colectivo.

Comunicación directa y público joven, dos objetivos que conseguir a través del que hoy es el mejor medio para ello, las redes sociales, y Twitter la más idónea para ello.

Cada día de la semana se ha dedicado a un aspecto en concreto bajo los siguientes hashtags:

Lunes 24 – #DayInTheLife
Martes 25 – #MuseumMastermind
Miércoles 26 – #MuseumMemories
Jueves 27 – #BehindTheArt
Viernes 28 – #AskTheCurator
Sábado 29 – #MuseumSelfies
Domingo 30 – #GetCreative

Aunque hay diversidad en como cada museo ha dirigido la conversación según los hashtag, se podría generalizar diciendo que unos días han sido más interactivos recibiendo preguntas (#DayInTheLife y #AskTheCurator) , proponiendo adivinanzas (#MuseumMasterMind) o solicitando propuestas (#GetCreative) y autofotos (#MuseumSelfie), y otros han resultado jornadas de puertas abiertas en que los museos daban a conocer su pasado (#MuseumMemories) o su día a día (#BehindTheArt).

Y en este maremágnum de temas de conversación, ahí va una selección de mi participación y diálogo con distintos museos en #ADayInTheLife, #MuseumSelfie y #GetCreative. Muchas gracias a todos ellos.

#ADayInTheLife

Desde su inicio son el «icono» de la ciudad de Bilbao, ¿influye esto en su gestión? @MuseoGuggenheim Imprime un plus de responsabilidad, pero Bilbao tiene más activos que influyen en su actual reconocimiento mundial.

Sois un museo adscrito a un espacio físico muy concreto/reducido, ¿qué pros y contras tiene? @MuseoDelRomanticismo El principal pro es que las colecciones expuestas se adecuan a la época y el estilo del edificio. Y el principal contra es que al estar ubicados en un edificio histórico, no tenemos posibilidad de crecimiento. ¡En estos links puedes encontrar más info sobre la adaptación de nuestro espacio!

¿Qué porcentaje de exposiciones y actividades organizáis a partir de propuestas de personal ajeno al CCCB? @cececebe No podemos dar una cifra exacta porque no nos movemos por % Hay parte de programación propia como #Xcèntric, propuestas mixtas como #BCNmp7 (idea propia con programadores externos) y programación 100% externa, que es bastante

¿Cómo surge la idea de una exposición? ¿Cuánto tiempo transcurre desde la idea hasta la expo? @museoreinasofia Una exposición es el resultado de la articulación entre la investigación del museo y las realidades que se encuentran en el arte. Pueden pasar 3 años o más entre la idea y la exposición» João Fernandes, Subdirector Artístico del Museo

¿Estáis abiertos a incorporaciones de nuevas piezas donadas por filántropos como Lázaro Galdiano? @Museo_Lazaro Hasta el momento el museo exhibe solo el legado de José Lázaro ¡gracias por la pregunta y la recomendación!

Se habla del diálogo de los museos con sus públicos, pero, ¿qué rol desempeña la comunicación interna en vosotros? @museothyssen (a través de @jmgoico) La comunicación interna en @museothyssen implica a los empleados con Colección, con expos y con actividades. ¡Y funciona!

¿Qué perfil de investigadores reciben? ¿Y peticiones de asesoramiento documental, ej. teatro, cine? @museocasalis Recibimos peticiones y solicitudes de doctorandos, estudiantes y expertos sobre #arte, museos, piezas…

«¿Te acuerdas de tu primera visita al Museo?” Por su parte el Museo del Prado pedía que le respondiéramos a esta pregunta,  y yo le conté como fue la mía: “Tendría 15 años, aún no vivía en Madrid, las obras me parecían fotogramas de películas que se animarían en cualquier momento.”

#GetCreative

Museo de la BNE ‏@BNE_museo Hoy concluye la #MuseumWeek y nos toca oír tus propuestas. Ponte estupendo, #GetCreative y dinos qué cambiarías o mejorarías en tu museo. @lucasfh1976 Crear nuevas piezas, un libro/relato que se va formando con las aportaciones de los visitantes@BNE_museo algo de eso vamos a tener en Un cadáver y 5 ilustradores

Museo Carmen Thyssen ‏@thyssenmalaga ¿Si fueras comisario, qué exposición plantearías para el Museo? @lucasfh1976 Sobre la pintura «oficial» (como la del Salón Cano) que se dio en España de los 40 a los 70

Museo Lázaro ‏@Museo_Lazaro Ayúdanos a que el #Museo esté más cerca de ti: ¿Qué harías para mejorarlo? @lucasfh1976 Talleres d la hª del propio museo, de la formación de la colección y de filantropía de su fundador. Junto con otros museos impulsar curso d verano en universidad «La filantropía en el arte ayer y hoy» @Museo_Lazaro ¡interesante! ¿Crees que habría mucha gente interesada en ellos? @lucasfh1976 Por supuesto q sí, ¡yo mismo! Conocer las colecciones está bien, pero nos falta saber cómo nos han llegado para interpretarlas Tomamos nota de tu propuesta (y de todas las demás). @Museo_Lazaro Reflexionaremos sobre ellas ¡os lo prometemos! ¿alguna más? @lucasfh1976Llevar los storify de estas conversaciones a vuestra página web y que queden como foros en los q seguir recogiendo ideas @Museo_Lazaro ¡Nos gusta! Además encaja bien con nuestro lema «Un #Museo para el #Coleccionismo »

mapfreFcultura ‏@mapfreFcultura ¿Cómo llamarías tú a la exposición «Picasso. En el taller«?¿Por qué? @lucasfh1976 «Picasso, making-off», es la trastienda, los planteamientos, la creación de la creación en la que el artista prueba qué hacer.

#MuseumSelfie

MuseumSelfie