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ARCO 2022: 40+1

Un recorrido particular por la vuelta al esplendor y la tranquilidad de la principal feria española de arte contemporánea. Las piezas sobre las que posé mi mirada en su cuarenta edición, celebrada con un año de retraso. Una selección aleatoria, producto de la conjunción lugar, tiempo y estado de ánimo. Las creaciones por las que me sentí aludido, estimulado o sorprendido.  

Mi primera parada fue frente a la geometría y las recogidas dimensiones de la Serie Objetos de Inmaculada Salinas. Superficies y volúmenes de madera -cuadrados, rectángulos, círculos…- superpuestos, añadidos unos a otras, creando planos y profundidades con la pintura aplicada sobre cada una de ellas. En el mismo stand de la Galería Rafael Ortiz, y junto a su maestro Luis Gordillo, el siempre fresco, chisposo, alegre y burbujeante Miki Leal, desplegando una Noche veraniega sobre papel en la que se puede imaginar la visita pop de David Hockney. Un poco más allá, el contraste de lo matérico y la manualidad de la artesanía, la precisión, minuciosidad y ritmo que Olga de Amaral (Richard Saltoun Gallery) le imprime a su Paisaje de Calicanto Azules imbricando lana y pelo de caballo.

Uno de los puntos más vibrantes de este Arco, en el que permanecer largo rato y sentir que lo que se está viendo no es solo un festín estético, sino también un lugar en el que vibra la historia del arte, es el de José de la Mano. El País Vasco de los años 70 en todo su apogeo, con Agustín Ibarrola representando a un pueblo orgullo de su bandera, y a Ramón Bilbao denunciando a quienes se valían de las distintas formas del supuesto poder de la santa cruz para socavar y mancillar. En la acb Galeria de Budapest otro tanto con las fotografías, tomadas aquellos mismos años, de las performances privadas de Károly Hopp-Halász, más sorprendentes aún si se observan las contiguas obras geométricas con que conseguía estar en paz con el régimen comunista.

El siguiente tiempo de reposo y observación es en la Galería Fernández Braso para disfrutar de la Ropa Tendida de Félix de la Concha. Decenas de pequeños óleos que inició el 10 de octubre de 2019, al natural, fijándose en los efectos del viento y la luz, y que acabó el 15 de marzo de 2020, el primer día del confinamiento. Un fresco sobre la cotidianidad y los múltiples registros de la monotonía.

Carlos Aires epata en Zilberman Gallery con la simetría del Cristo en bronce de El Ojo Que Todo Lo Ve, más aún al estar colocado sobre un papel de pared que reproduce un collage social, doliente, festivo y provocador. Junto a la presencia divina, algunos de los montajes de su serie Welcome en la que critica de manera ácida, clara y directa la entelequia capitalismo, política y poder.

Para abstracción la de Herbert Brandl con la expresividad, efusividad, dinamismo y fuerza que transmiten el tamaño, color y las pinceladas de los más de 3 x 6 metros con que domina el espacio de Giorgio Persano. Superficie con la que se comunica el Retrato de Frank O’Hara firmado por Larry Rivers en la Galería Marlborough. Hay en él ganas de diluirse, de fundirse en el entorno que le respalda, pero también voluntad de permanecer y distinguirse con la discreción de sus ocres y blancos, salpicados de trazos negros y manchas rojizas.

Ver obra de Isabel Quintanilla hace que se pare el tiempo. Siempre. Este Cuarto de baño de la Galería Leandro Navarro es una exquisitez por la verdad de su realismo y la delicadeza, armonía y equilibrio de su detalle y composición. Una paz que se vuelve interrogante cuando te cruzas con la mujer en tres momentos que Xiyao Wang (Perrotin Gallery) ha fundido en una composición abocetada, agigantada en sus desproporciones, que transmite la sensación de un algo anímico fuera del marco que la inquieta y perturba. Tumulto interior que eclosiona en Fuego, uno de los Dibujos desde la emergencia de Marcelo Víquez (Kewenig Gallery) evocador de David Wojnarowicz.

La berlinesa Galería Levy vuelve nuestra mirada a las vanguardias, a las fotografías y los diseños de Man Ray. A las propuestas con las que en los años 30 del siglo pasado le daba una vuelta de tuerca a las posibilidades de la imagen fija y al diseño. Retratos de mujeres, primeros planos y medios, sobre fondo negro o blanco, vestidas o desnudas, pero siempre seduciendo e hipnotizando con su presencia. Junto a ellas, diez posibilidades en las que las formas y la armonía de la geometría, delimitadas por los colores frescos y brillantes que las completan, están listas para ser disfrutadas sin más o trasladadas al elemento que se considere.

Tras descubrir meses atrás a Carles Congost en La Casa Encendida, es una alegría volver a ver fotografías suyas gracias a la Galería Horrach Moyà. Composiciones como Mambo en que el retratado mantiene su personalidad, baloncestística en este caso, mientras se convierte en un sujeto al servicio de la composición y la creatividad, centro de una ilusión artística pop, de un mundo que se percibe de fantasía e ilusión. El erotismo, la provocación y el voyeurismo llegan con la mirada y la invitación de Paul Sepuya (Galerie Peter Kilchmann) y su impresión digital a una escala 1:1 de dos hombres que se funden por la elegancia, carnalidad y sensualidad de su piel y que parecen dispuestos no solo a mostrarse, sino también a compartirse.

Otro gozo fotográfico son los retratos descompuestos y recompuestos, voluminados y apergaminados, de Germán Gómez en el espacio de ABC Cultural. Una manera inteligente de ir más allá de lo percibido y de profundizar en la bidimensionalidad de lo que se supone tridimensional. Así es también la pintura de Pere Llobera y su El espectro se halla en el hogar, en F2 Galería. Un lienzo de grandes dimensiones en el que la norma del edificio imaginado se descompone para convertirse en un collage pictórico y una alteridad tiempo-espacial.  

Las escenas de la portuguesa-mozambiqueña Eugenia Mussa transmiten como ella dice en su cuenta de Instagram, cosas que no sé que sé. La suya es una mirada natural, que capta la espontaneidad, pero también la representatividad, de lo que acontece a su alrededor, de lo que ve cuando camina por las calles de su ciudad y las relaciones que se establecen en la mirada presuntamente objetiva de su retina entre las personas y los edificios, el espacio, las líneas y los colores. Diferente a ella es El festejo, la obra gráfica de Aryz, en la que sus bailarines despliegan el dinamismo y la gestualidad de sus movimientos, así como la simultaneidad de posiciones a que este les lleva en su ánimo expresivo.

Por último, la provocación política, la mirada antropológica y el análisis sociológico sobre nuestro país del finés Riiko Sakkinen (Galerie Forsblom). En Mis líderes favoritos de extrema izquierda se recrea en las fake news, la manipulación y el postmodernismo que acampan en los medios de comunicación y la prostitución a que son sometidas las libertades de información, expresión y cátedra. En los titulares, las etiquetas y las soflamas, en uno de esos términos que de tan repetidos pierden su significado y quedan convertidos en vocablos vacíos. En Esto es España su trabajo es todo el contrario, se limita a ejercer de espejo, a recoger retazos de la realidad y a unirlos para ofrecernos el todo incómodo que conforman y que resulta ser una parte de quiénes y cómo somos.

Y hasta aquí un poco de lo que ha sido ARCO 2022. El año que viene, más.

10 obras de ARCO 2014

10 por quedarme con un número redondo. 10 trabajos que me han atrapado al verlos y colocarme frente a ellos. 10 imaginaciones de otros tantos artistas a los que supongo grandes creadores actuales.

Alex Katz: Colores que aportan luz, personas a escala superior y, sobre todo, líneas elegantes son las claves de las obras de este americano que dan un resultado siempre fresco, alegre, joven, atemporal.

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Richard Estes: Hiperrealismo absoluto, mirar sus escenas es plantearse el dilema de qué es más verdad, si la realidad que vemos en un instante o su pintura simulando con visión de 35 mm fotográficos haciendo estático ese instante.

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Ramazan Bayrakoglu: La tela como elemento expresivo en sí mismo más allá del papel tradicional de soporte recibiendo la materia plástica, y yendo más allá del realismo, entrando en la hiperrealidad de las emociones, en su expresividad sin filtros, transparente.

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Rinus Van de Velde: Sus murales atrapan por su narrativa combinación de cine, cómic y fotografía apelando a que sus espectadores se identifiquen y proyecten a sí mismos en el blanco y negro de sus escenas y personajes.

RinusVanDeVelde

Thomas Weinberger: 99 puestas de sol, otras tantas imágenes que recoge dicho número de matices de colores, de intensidades, de posiciones en el horizonte en un conjunto que apela al relax, a nuestra paz interior a través de la fusión tierra-cielo.

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Niko Luoma: Luz llegando desde distintos orígenes y de ahí las líneas y los diferentes colores, focos que se cruzan y se combinan formando geometrías y reflejos propios de una escenografía teatral.

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Daniel Blaufuks: Magistral uso de la luz como elemento creador de espacios a través de su intensidad. Del todo a la nada, desde la luz absoluta hasta la oscuridad, desde el registro blanco-negro al detalle de color de la copa sobre el alfeizar.

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Stefan Bruggemann: El arte pasó de crear belleza a transmitir mensaje, hoy el mensaje puede ser protagonista del arte, y su percepción como imagen ser el vehículo para incitar a la reflexión. ¿Dónde se quedó la belleza en este camino? ¿Sigue? ¿Desapareció?

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Jonathan Lasker: Divertido dinamismo a través de colores y líneas distribuidos entre el plano geométrico inferior y el etéreo superior, súmese a esto el juego de profundidades por las plásticas pinceladas según la cantidad de óleo aplicado (personalismo: las pinceladas gruesas siempre me recuerdan a Van Gogh).

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Carlos Irijalba: La uniforme iluminación da relieve, textura y detalle máximo en esta composición de planos perpendiculares (el creado por el hombre y el creado por la naturaleza) sin movimiento visible en el primer plano (tráfico) ni invisible en el fondo (el de las placas tectónicas).

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(imágenes tomadas en la 33 edición de ARCO, Feria de Arte Contemporáneo en Madrid, 19-23 febrero 2014)

Bajada del IVA del arte: dudas y cuestiones pendientes

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Anuncia el gobierno que baja el IVA de las obras de arte del 21 al 10% “como medida de apoyo a todos los implicados en el mercado del arte” y para “equiparar a España con otros países de la UE, como Alemania e Italia, donde este está en torno al 10%”.

Me surgen tres cuestiones:

–          El 1 de septiembre de 2012 el IVA de los productos culturales pasaba del 8 al 21%. ¿Por qué se aprobó entonces una subida que tal y como se dice ahora nos alejaba de los países de nuestro entorno? Una medida que provocaba un incremento de precios en  unos productos cuyo consumo se estaba viendo ya importantemente afectado por la crisis económica. ¿Improvisación y error de aquel momento y corrección –no reconocida- en el día de hoy?

–          ¿Por qué se hace exactamente ahora? ¿Tienen algo que ver las próximas ediciones de ARCO, Art Madrid y JustMad que se celebran en menos de un mes? ¿Es una manera de asegurarse un mensaje positivo en la intensa cobertura mediática que estas ferias generan? Marketing político es la respuesta, búsqueda del interés propio y no la del sector ni la del conjunto de los ciudadanos.

–          Y sólo a las obras de arte (¡ah, y a las fallas!), ¿por qué no también a las entradas de teatro, de cine o de espectáculos musicales? El sector cultural ha actuado hasta ahora de manera unida en su reivindicación ante lo que ha considerado políticas erróneas del Gobierno, ¿es este anuncio una puesta en práctica del “divide y vencerás”? Estrategia política entonces vs. un colectivo con el que el ejecutivo no suele tener afinidad ideológica.

Y además de estas preguntas, las siguientes reflexiones:

–          ¿Dónde está la prometida nueva Ley de Mecenazgo? Medida anunciada como el plato fuerte en lo cultural del programa electoral del partido en el gobierno durante la campaña electoral. Presentada como la solución para que el sector redujera su dependencia de las administraciones públicas (y el clientelismo que por norma este ha generado en nuestro país) y llevara a una mayor participación de la sociedad civil.

En un ambiente político tan dado a las filtraciones mediáticas como el que vivimos, no sabemos nada más que parece estar parado por el Ministerio de Hacienda porque no le cuadran las cuentas. ¿Estará planteado como una manera de deducción de impuestos de las grandes corporaciones a cambio de invertir en arte? ¿Considerará la participación de las personas individuales en el mundo del arte como pequeños coleccionistas, amigos de museos, aportadores en acciones de crowdfunding,…?

Mientras el debate social se ha colapsado estos días con otro asunto de gran polémica bajo la justificación de “estaba en nuestro programa”, de este no sabemos nada tras media legislatura y no hay previsión de que se vaya a hacer en el curso actual. ¿No quedará relegado para el final y lanzada entonces como un elemento de marketing político de la campaña electoral de las próximas elecciones generales con un debate artificialmente alargado que no permita ni su entrada en vigor o ni siquiera su aprobación?

–          “Marca España”, llevamos dos años escuchando este concepto como si fuera la solución a los problemas económicos que tiene nuestro país. No es más que una estrategia de marketing para darnos a conocer –o aumentar el conocimiento ya existente- como nación en el extranjero. Y en este tiempo “Marca España” ha aparecido asociado mayormente, al menos en mi recuerdo, a las empresas españolas que se han convertido en multinacionales y están desarrollando y gestionando proyectos por todo el mundo. Nuestra cultura, además de generadora de empleo y de aportar al PIB nacional, cuenta con dos importantes pilares: el patrimonio histórico-artístico y el idioma español.

Somos el segundo país del mundo con mayor patrimonio (en cantidad y en calidad) después de Italia. El español articula casi todo el continente(también llamado “mercado”) americano y sirve como conexión entre América y Europa (también continente y mercado económico). Esto también es cultura que nos define, y nos pone en valor diferenciándonos de muchas naciones que no cuentan con semejantes activos.

Los dos mil años del acueducto de Segovia y los varios siglos de la Alhambra de Granada, el teatro de Lope de Vega y la poesía de Lorca, las pinturas negras de Goya y el cubismo de Picasso, el concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo o el amor brujo de Manuel de Falla,…, son elementos que fuera de nuestras fronteras forman la imagen que se tiene de nosotros, lo que ahora llamamos “Marca España”. ¿Por qué no se utiliza entonces como parte de esta nuestra cultura y se obtiene también a través de ella rédito económico?

–          Pero la cultura no es tan sólo un sector económico, es también la esencia de lo que somos, nuestra identidad. Y esta se conoce y se adquiere a través de la educación. No hace falta que añada muchas palabras a lo que el medio educativo ha clamado durante los últimos meses. Contamos con un sistema con el que estamos a la cola de los países avanzados tanto en educación secundaria como universitaria desde hace años. Y por el momento parece que queremos resolverlo con medidas como centros con menos recursos económicos y profesionales para atender a los alumnos.

Añadamos a esto cambios legislativos en los que los aspectos positivos no sabemos cuáles son –o porque no los tiene o porque sus responsables no saben contárnoslos- y con otros claramente negativos por sus aspectos ideológicos (la eterna presencia en el curriculum académico de la religión decidida por las autoridades estatales como las versiones sesgadas de la historia y la no atención al idioma español en comunidades como Cataluña o País Vasco). La cultura es un legado de muchos siglos que se cultiva y se hace crecer a través del conocimiento y de la educación día a día tanto en el ámbito académico como en el familiar. Mi impresión es que en el momento actual este cuidado y atención a la educación y a la cultura con perspectiva de futuro a largo plazo y de respeto al legado recibido no se está practicando. Y lo que es mucho peor, que no se cree en ello.

Por el momento preguntas que creo se van a quedar durante un tiempo sin respuesta, pero confío en que llegue el día en que la sensatez llegue a los que nos gobiernan. Ese día llegará cuando los que legislan y nos gobiernan sean conscientes de la importancia que la cultura tiene: importancia económica presente y futura, y sobre todo, base de nuestra identidad colectiva y elemento cohesionador de nuestra sociedad.

(imagen tomada en una galería de Amsterdam en noviembre de 2012).