Archivo de la etiqueta: Ferrán Carvajal

«La madre de Frankenstein», literatura transformada

Almudena Grandes se sentiría orgullosa viendo el espectáculo teatral, la excelencia dramatúrgica y el recital narrativo y performativo del elenco de este montaje. Su novela convertida en una historia viva que, como su escritura, nos traslada a la España de los años 50 del siglo pasado, al tiempo que señala cómo las fuerzas de aquella guerra silente han llegado hasta hoy.

Primero fue la Historia, los hechos. Luego el interés, el trabajo documental y el saber hacer de una de nuestras mejores escritoras de las últimas décadas. Posteriormente llegó Anna Maria Ricart Codina con una disección de esta novela publicada hace poco más de tres años. Una labor de edición y adaptación en la que ha sintetizado a sus personajes y preservado sus diferentes atmósferas, las personales y las ambientales. Las tensiones y el miedo de la autocensura, la amenaza invisible de las múltiples formas de control del nacionalcatolicismo. Y finalmente, Carme Portaceli, quien ha sabido transformar esa verdad, esa búsqueda y ese material en una puesta en escena en la que intérpretes y personajes, memoria y justicia, evocación y reivindicación van de la mano.

Mientras eso sucede en el escenario, el patio de butacas se convierte en una caja de resonancia a través de las emociones, realidades e interrogantes por resolver que se le plantean. Aun a pesar de romper la cuarta pared en varias ocasiones, la unión entre un mundo y otro no llega a ser total. La magia, la ensoñación y la ilusión del teatro están siempre ahí. Esa distancia que nos permite mostrar y adentrarnos en la esencia, exponer y observar la autenticidad, expresar y mirar de frente a aquello de lo que, probablemente, solo en pocas ocasiones somos capaces de liberarnos y compartir como debiéramos.

La psique de Aurora, madre que acaba con la vida de su hija por no atenerse al plan diseñado para ella, y el compromiso deontológico del psiquiatra Germán Velázquez con las mujeres sin recursos encerradas en un manicomio, son las bases argumentales a partir de las cuales se desarrollan los dos niveles de la representación. De un lado las distintas tramas argumentales en las que lo individual, lo relacional y afectivo, choca y se enfrenta con la represión y la coacción de lo social y lo político. Del otro lado, un despliegue creativo y técnico que demuestra porqué son necesarios proyectos y equipos, que priorizan lo artístico sobre la rentabilidad económica, como los del Centro Dramático Nacional. Tenebrismo y oscuridad frente a la ilusión, las ganas y el esfuerzo de la luz. Una conjunción de espacio escénico e iluminación perfecta tanto artística como narrativamente.

Base que soporta, acompaña y amplifica el muy buen trabajo de los nueve intérpretes. Algunos como Belén Ponce de León, José Troncoso o Ferrán Carvajal desempeñando varios papeles. En el caso de Macarena Sanz, Blanca Portillo y Pablo Derqui ejecutando un triángulo que impulsa a La madre de Frankenstein en su triple vertiente. En el de la abnegación y la voluntad de avanzar, en el de la distorsión y la alternatividad, y en el de ser fiel a uno mismo y leal a los demás. Misión en la que los tres están brillantes y se hacen dueños y señores, en solitario y en combinación con sus compañeros, cada vez que intervienen sobre las tablas del Teatro María Guerrero. Lo dicho, Almudena Grandes tiene muchos motivos para estar satisfecha, orgullosa y feliz con este lectura e interpretación del quinto de sus Episodios de una guerra interminable.

La madre de Frankenstein, en el Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional, Madrid).