“La increíble boda de Gilbert y Moira” de Joe Keenan

Un despropósito, una locura, un enredo lleno de momentos absurdos cargados de una desbordante hilaridad. No hay boda interesada sin mil flecos que conviertan su organización y celebración en una esquizofrénica sucesión de detalles, instantes, anécdotas e historias que Joe Keenan hilvana con hábil fluidez. Una novela que además de ser una lectura divertida, es también un gran disfrute literario.

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Nueva York, años 80. La ciudad de la gran manzana es conocida en todo el mundo por los grandes rascacielos de la isla de Manhattan, el ritmo frenético de su tráfico y la proliferación de hombres y mujeres –vestidos a la última moda- a todas horas por sus aceras. Si siempre ha habido un sitio donde lo más insospechado pudiera ser posible, sería aquí, en la capital del mundo. Lo que en otros lugares es inconcebible, en New York se organiza en un chasquido de dedos. Así es como Gilbert y Moira –hombre gay él, mujer materialista ella- idean casarse para hacerse con el botín de los regalos. Pero del dicho al hecho hay un trecho en que comunicárselo a la familia y amigos, organizar tanto la ceremonia nupcial como las despedidas de soltero y las reuniones previas familiares, diseñar la lista de bodas, los trajes, las invitaciones,… Nadie sabe la verdad de este interesado compromiso y a cada paso que dan todo se complica un poco más, unas veces por la falsedad de lo suyo, otras por sus grandes egos y demás aspectos de sus complicadas y retorcidas personalidades.

Una introducción argumental aparentemente frívola tras la que se esconden asuntos de gran calado como clanes mafiosos de origen italiano o la jet set de una sociedad de jóvenes creadores sin ideas ni resultados que mostrar. Los diálogos frescos, ágiles y recurrentes de Joe Keenan hacen que todo tenga una gran naturalidad y verosimilitud, acrecentado irónicamente, por su exceso y absurdo. A medida que avanza la organización de la boda, el mapa de personajes está cada vez más poblado, con lo que la historia se llena de chantajes múltiples, consumos ilícitos y momentos de travestismo. En definitiva, más desvaríos, imposibles y esperpentos. El efecto es un crecimiento exponencial de lo hilarante de este lío en el que se han metido Moira y Gilbert y de lo maestro que es el ácido creador de este universo, el después guionista de las televisivas Mujeres desesperadas.

Por momentos, La increíble boda de Gilbert y Moira recuerda a la despiadada crítica a la sociedad y el estilo de vida neoyorquino del Tom Wolfe de La hoguera de las vanidades, y en otras ocasiones al enredo británico del Wilt de Tom Sharpe, pero lo que siempre está claro es la intención de Keenan de verle el lado humorístico a cuanto acontece. Aquí no hay dramas ni tragedias, solo comedia, mucha, disparatada, sin tregua, sin un segundo de descanso. Pero nunca resulta excesiva, gratuita o innecesaria. No hay nada recurrente en su narración ni en la evolución in crescendo de sus acontecimientos. Una historia original, desternillante y sin prejuicio alguno –que incluso se ríe de sí misma- que seguro dejará un muy buen y prolongado recuerdo en quien decida leerla.

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