Y por eso los dinosaurios son capaces de escaparse de la zona donde les tenemos confinados, desencadenándose entonces el caos. Son inclusos más entretenidos que nosotros ya que los momentos en que el cuarto título de la saga engancha es cuando ellos están en pantalla. Cuando no, este título para adolescentes y mayores fans de la película de Spielberg, se cae.
Hace ya más de dos décadas que el inicio de esta saga reventó las taquillas de medio mundo y activó nuestra imaginación suponiendo que con la manipulación genética podríamos hacer cuanto quisiéramos no solo para el progreso de la ciencia, sino también para nuestro divertimento y el enriquecimiento de aquellos que se dedicaran al negocio de los parques temáticos. Y no aprendemos, nos creemos que lo sabemos todo, pero al final los bichos gigantes acaban siendo más listos que nosotros y nos demuestran que el espíritu de la naturaleza está por encima de todo.
Así es como este mundo jurásico hecho presente y circunscrito a la isla Nublar (¿por qué en pantalla simulan que es Costa Rica cuando todos sabemos que está rodada en Hawaii?) pasa de una feliz tranquilidad al estado de máxima ansiedad que traen consigo las películas de catástrofes. Todo ello mediante un derroche de efectos digitales (ya no son especiales) que llegan a cotas hasta ahora nunca imaginadas. Curiosamente la primera película en la historia del cine que incluyó secuencias rodadas digitalmente fue el “Parque Jurásico” de 1993. Y si no fuera por los logros que permite la tecnología a la hora de crear espacios imaginarios y habitarlos con seres que obligarían a ampliar la enciclopedia británica, podríamos decir que los guionistas se han limitado a hacer un remake light de la historia a la que dio pie el best-seller literario de Michael Crichton.
En cuanto al argumento, le sucede como a la vida de los que visitan o trabajan en este parque, que resulta bastante anodina. Un par de hermanos a través de los cuales descubrir la fortaleza de los lazos fraternales, y una mujer y un hombre que encarnan el “los que se pelean, se desean”, aunque sin llegar a una tácita tensión sexual, a fin de cuentas estamos en un título para todos los públicos. Para completar el universo humano, científicos sin límites éticos, empresarios sin conciencia e inversores llenos de codicia. Gente que aburre cuando ejercen de protagonistas, que intentan el humor con escaso éxito, pero necesarios para dar entrada en escena a los que todos estamos deseando ver, a los dinosaurios.
Y en esta proyección que bien podría haberse titulado “Parque Jurásico 4” vamos a más. Las estrellas de la película son más grandes, más diversos (por tierra, mar y aire), más específicos, están más tiempo en pantalla, con más registros, no solo más listos, sino más inteligente, hasta con capacidad de comunicarse entre ellos y con nosotros. Su ritmo marca el nuestro: las visiones panorámicas, las carreras aceleradas, las apariciones inesperadas que nos asustan, las luchas violentas llenas de épica. Y a su servicio todo el equipo técnico: montaje, fotografía, sonido, escenografía,… A ellos es a los que verdaderamente les debemos dar la enhorabuena y las gracias por mostrarnos los logros que son capaces de conseguir. Ahora solo queda que la próxima ocasión trabajen al servicio de una historia que sea la que verdaderamente nos haga vibrar y que pretenda sacar más ingresos en taquilla que por venta de merchandising.