Autores americanos, británicos y españoles; actuales, del siglo pasado, el anterior y hasta del XVI; historias de amor, políticas y sociales; dramas, comedias e intrigas,…

«The archbishop’s ceiling» de Arthur Miller. A pesar de ser uno de los acusados de comunismo por el senador McCarthy, Arthur Miller nunca ocultó su simpatía con esta ideología. Sin embargo, con el tiempo, esta afiliación derivó en decepción por la manera en que bajo su etiqueta eran gobernados tanto la URSS como los países de su órbita. Insatisfacción que, al tiempo que señala lo que no le gusta de EE.UU., Miller expone en esta obra que versa sobre la convivencia entre el absolutismo y la amenaza de la censura del poder dictatorial con la lealtad a aquellos que nos importan y la fidelidad a uno mismo.

«Los 80 son nuestros» de Ana Diosdado. Ocho personajes que son lo que fueron los años ochenta para nuestro país, que se creía adulto y maduro pero era apenas un iniciado en la convivencia libre, diversa y pacífica que se supone conlleva la democracia. Uno de los textos más conocidos de Ana Diosdado y en el que queda clara no solo su capacidad para proponer escenografías eficaces y manejar el tiempo con absoluta precisión, sino para crear caracteres de gran veracidad y autenticidad.

«Pygmalion» de George Bernard Shaw. Aparentemente una historia de aprendizaje pero tras ella un retrato social de la Inglaterra de principios del siglo XX en que los hombres eran más que las mujeres y las personas se clasificaban por su nivel social, económico y cultural. Un clásico de la literatura dramática que se inspira en la mitología clásica y que sigue vivo por sus múltiples virtudes, tanto formales –estructura y ritmo- como narrativas –evolución de la historia- y creativas –personalidades de los protagonistas y relaciones que se establecen entre ellos-.

«Imagina» de Juan Ramón Fernández, Yolanda Pallín y Javier García Yagüe. La “Trilogía de la Juventud” deja atrás el mundo rural de la posguerra para irse a vivir al despegue urbano e industrial de nuestro país durante la década de los 60. Con la misma brillantez que “Las manos” relató el hambre y el caciquismo de una España sometida, “Imagina” cuenta la lucha de la utopía de la libertad frente a la aceptación y connivencia con el régimen social, económico y laboral impuesto por el franquismo.

«La geometría del trigo» de Alberto Conejero. Un viaje a los orígenes, a la búsqueda del encuentro, a la necesidad de comprender, a la imposibilidad de ir en contra de las leyes de la vida. Un texto que aúna toma de conciencia, necesidad de desnudarse, anhelo de intimidad, luz y desconcierto en el diálogo y confrontación entre sus personajes a lo largo del tiempo. Una propuesta teatral en la que sus anotaciones escenográficas amplifican la intensidad de sus parlamentos, creando y transmitiendo una atmósfera tan sugerente como cautivadora.

«Descalzos por el parque» de Neil Simon. Comedia endiabladamente divertida, con un ritmo trepidante y diálogos ágiles con un fino y agudo uso del lenguaje. Cuatro personajes cuyas personalidades se complementan a la perfección en la evolución que experimentan sus relaciones a lo largo de la función. Un texto que muestra con gran sentido del humor algunos de los temas que se planteaba la acomodada juventud norteamericana de principios de los 60.

«Homebody/Kabul» de Tony Kushner. Tras los bombardeos estadounidenses en 1998 sobre una serie de bases terroristas en Afganistán que mataron a decenas de civiles, Tony Kushner respondió con este texto sobre la espiral de violencia que ha marcado desde siempre la historia del país centroasiático. Una brutal exposición de esa herida abierta que condena a perder la razón y a desangrarse hasta morir a los que allí viven. Un libreto complejo y valiente que no evita las oscuridades del terrible escenario humano, social y político, nacional y mundial, individual y colectivo, en el que se adentra.

«Frankie y Johnny en el claro de luna» de Terrence McNally. Un texto genial sobre la intimidad que surge cuando se conecta con una persona y se siente el abismo del amor. Diálogos sencillos, auténticos y fluidos en los que sus protagonistas revelan quiénes son realmente tras la imagen que transmiten y el miedo, la ilusión, las reservas, los sueños y las esperanzas que sienten. Dos personajes creíbles en cuanto expresan y relatan, con unas circunstancias pasadas y unas coordenadas presentes perfectamente construidas. Una de las obras más emblemáticas de uno de los mejores autores del teatro norteamericano de las últimas décadas.

«Romeo y Julieta» de William Shakespeare. El tiempo y nuestra necesidad de referentes (dígase también de mitos y etiquetas) ha hecho que este sea uno de los textos sobre el amor más conocido de la literatura. Un drama con momentos cómicos que deriva en tragedia y en el que Shakespeare despliega todas sus habilidades. Una presentación clara, un desarrollo que gana en intensidad hasta llegar a un desenlace que nos lleva al culmen; diálogos que nos hacen identificar con las emociones y respuestas de sus protagonistas; y parlamentos que describen perfectamente cuanto hemos de saber y considerar sobre lo que ocurre.

«El abanico de Lady Windermere» de Oscar Wilde. El genio del teatro británico más esteta que nunca, deleitándose en el uso del lenguaje y enfrentando a sus personajes con conflictos entre hombres y mujeres y solteros y casados. Diálogos inteligentemente ligeros que destilan un humor ácido lleno de sarcasmo y revelan una corrosiva crítica de la alta burguesía londinense de finales del siglo XIX.

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