Una historia ambientada en un mundo fantástico en el que todo es diferente pero se mueve por los mismos impulsos que el nuestro, el poder, el sentido de la justicia y los afectos. Una realidad y una narración tan bien imaginadas como estructuradas, habitadas por unos personajes dinámicos que llenan las páginas de diálogos entretenidos y acción trepidante.
No es un género que busque cuando visito una librería y recorro visualmente los títulos que pueblan sus estanterías. Pero el recuerdo de lo mucho que disfruté con la anterior y primera novela de Alejandro, El final del duelo, hizo que no me lo pensara dos veces y me volviera a embarcar en su nueva propuesta fantástica. Un viaje que comienza con una cartografía que presenta cinco parajes, cinco grandes islas separadas por estrechos mares. Y a su este y oeste dos grandes extensiones que, a modo de océanos, nos hacen suponer la inmensidad de lo que queda lejos y es desconocido, amenazante incluso.
Cada uno de estos parajes es un estado independiente que alberga en su geografía una fuente de la que emanan los poderes mágicos de que dispone su gobernante, alguien cuyo crecimiento físico quedó parado en el momento de recibirlos, lo que hace que pueda tener apariencia de niño. Tal y como le sucede al Protector de Orintia, Mayo, personaje principal de Vendrán del Este. Cuando le conocemos siente que su magia se está debilitando, situación que le lleva a pedir a su hermano Patricio que haga un viaje al sur de su territorio para comprobar qué puede haber sucedido. Una situación en la que quizás tengan algo que ver los invocadores, seres de otra dimensión a los que los humanos expulsaron en su día de sus territorios por su nada bien intencionado uso de su capacidad de evocación de espíritus.
Este es el hilo inicial que derivará en una combinación de libro de viajes –pasando por toda clase de lugares-, sagas familiares –cariño, afecto, amor y odio- y crónica bélica –alianzas, traiciones, sacrificios- en la que Marcos Ortega despliega su capacidad creadora a todos los niveles. Lo mismo para ir dando entrada a nuevos elementos –personajes y acontecimientos- que hagan crecer la trama, cómo para que conozcamos en mayor medida a los ya presentes y evolucionemos junto a ellos. Así, con descripciones fluidas y diálogos esmerados, en los que da cabida única y exclusivamente a lo que es necesario para dirigirnos hacia donde nos quiere llevar, va generando un ritmo y una intriga que enganchan, atrapan y entretienen. Un suspense que nos mantiene en estado de alerta y con ganas de saber qué está sucediendo realmente –y quién está involucrado- más allá de lo que ya conocemos.
Quizás el único pero que se le podría poner a Vendrán del Este es que Alejandro no haya sido más ambicioso. Que no se hubiera quedado en los cánones de lo fantástico y hubiera sacado aún más brillo a su capacidad creativa escribiendo literatura sin más, más allá de su acertada construcción y manejo de las estructuras, los tiempos y las relaciones del género.
Vendrán del Este, Alejandro Marcos Ortega, 2018, Orciny Press.