Los visitantes inesperados y los acontecimientos inexplicables como mar de fondo de una novela sobre las motivaciones de las relaciones humanas y la necesidad de darle sentido a nuestra existencia. Una prosa directa y sobria, contagiada de la pulsión de los acontecimientos. Una narración bien planteada y desarrollada, pero aparentemente falta de brújula en su resolución.

Antes que Los extraños fue Basilisco (2020). Allí se conocieron Jon y Katharina, un español y una alemana que coincidieron en California y a los que ahora encontramos en Ribadesella, a donde se han trasladado temporalmente. Ingeniero y traductor él, productora audiovisual y traductora ella. Los días se les pasan entre traslaciones de un idioma a otro de textos técnicos y paseos bajo cielos nublados hasta que la aparición en el cielo de unas luces nocturnas de origen inexplicable y la posterior llegada de una visita inesperada alteran y rompen, respectivamente, su rutina. Una monotonía en cuya atmósfera flota la interrogante sobre el sentido de su relación y su futuro ahora que están embarazados.
Apenas 130 páginas en las que su autor no pierde el tiempo en detalles explicativos y tramas ambientales. Cuanto expone es clave para conocer la identidad y personalidad de su pareja protagonista, así como el lugar en que se encuentran. Un entorno que no les influye directamente, pero que les envuelve con su climatología húmeda y el verde de su geografía ondulada, enmarcada por la ría que les separa de la localidad y por la cercana omnipresencia del Cantábrico.
Quizás sea esta invisibilidad uno de los aspectos más conseguidos de esta novela y que bien pudiera explicarse por ser la de la ciudad donde nació su autor. No es el único elemento autobiográfico del que Jon Bilbao se ha servido, ya que en el detalle de sus descripciones de los lugares que se ven y se transitan, especialmente cuando se trata de minuciosidades geológicas, se pueden identificar términos propios del ingeniero de minas que también es, además de traductor como resultado de su formación en filología inglesa.
Pero como en casi toda ficción, el elemento central son sus protagonistas, las personas que determinan qué sucede y por qué. La repentina aparición de de Merkal y Virgina se incrusta con tanta vehemencia como naturalidad sobre la cuadrícula conformada por Jon y Katharina, dando lugar a la expectación de un posible juego de contraposición de parejas, así como de las combinaciones cruzadas entre unos y otros. Una irrupción que se apodera de la trama que articula la historia, relegando su aparente drama inicial, para adquirir progresivamente trazas de un suspense con pistas huidizas y motivaciones difíciles de discernir.
Podría ser que fuera resultado de una tensión en segundo plano muy bien articulada, pero a medida que se suceden los días y los acontecimientos, surgen preguntas que la narración no responde y tampoco ofrece alternativas que calmen el anhelo de su lector por entender qué tiene que ver con qué y qué explica qué. De ahí que cuando llega su resolución, Los extraños resultamos ser los que estamos a este lado de las páginas por no comprender qué diablos ha ocurrido. Espero volver a coincidir con Jon y Katharina en el futuro para que nos lo cuenten.
Los extraños, Jon Bilbao, 2021, Editorial Impedimenta.