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“Eterna España” de Marco Cicala

58 capítulos que nos dan a conocer los porqués de algunos episodios de la Historia de nuestro país, así como las peculiaridades que han convertido en protagonistas de nuestro imaginario a personajes de todo tipo y actividad. Una lectura que aúna lo académico y lo popular, bien documentada y expuesta, y con una redacción entre el ensayo literario y el reportaje periodístico.

Nunca conocemos suficiente. Siempre hay detalles que cuando escuchamos o leemos por primera vez nos ayudan a entender un poco más cómo hemos llegado al hoy del mundo en el que vivimos. Eso es lo que ocurre con estas piezas de Marco Cicala. Podrían abordarse de manera independiente, ya que pasan perfectamente por reportajes realizados a lo largo del tiempo para distintas publicaciones, pero muy bien unidas por el modo en que a partir de un pormenor derivan en un intrigante ovillo de fechas, lugares y nombres que conectan con nuestro recuerdo, más o menos vivo, de la Historia de España.

Cicala deja claro que cuanto relata está fundamentado en fuentes bibliográficas, entrevistas directas y visitas in situ. Así, y con un tono tranquilo y cercano con aires entre explicativos y pedagógico, niega mitos como el de la pacífica convivencia entre árabes, cristianos y judíos durante el medievo; contrasta la imagen que tenemos de La Mancha actual con aquella que recorrió el Quijote; y ahonda en las contrariedades de Miguel de Unamuno. Al tiempo, se hace eco de lo popular, de aquello que los libros de Historia no incluyen pero que también construye un país como son las madame y las casas de citas, episodios que aún están por ser digeridos como el de los robos de bebés a madres solteras y familias humildes durante décadas, o de los sucesos que inspiraron a los que se hicieron eco de ellos, como el que le sirvió a Federico García Lorca para escribir Bodas de sangre.

La información está ordenada con suma eficacia cuando tiene como origen un proceso de documentación, llevándonos de un asunto a otro en una relación de causa efecto que nos guía por sí sola. En los casos en que es obtenida de manera directa por Marco -como en las semblanzas de Camarón de la Isla o Manuel Vázquez Montalbán-, su relato es más vivencial. Se convierten en reportajes periodísticos que van desde la toma de contacto inicial a la profundización guiado por aquellos que comparten con él su experiencia, estudio y reflexión.

Considérese también la manera deliberada y explícita en que está presente en muchos de ellos la nacionalidad italiana de Cicala. Unas veces como prisma, dándonos una visión desde la distancia, diferente a la que podríamos tener cualquier nacional, pero también afectada por los vínculos con su país de algunos de los protagonistas y por la imagen que desde Italia se tiene de nosotros. Ese sentido de visión y experiencia personal, sin partir de hipótesis ni pretender establecer tesis alguna sobre la conformación de la identidad de nuestra nación o de sus habitantes, aunque generando argumentos para quien así quiera hacerlo. Eso es precisamente lo que hace interesante y recomendable la lectura de Eterna España.

Eterna España, Marco Cicala, 2017 (2020), Arpa Editores.

Bajada del IVA del arte: dudas y cuestiones pendientes

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Anuncia el gobierno que baja el IVA de las obras de arte del 21 al 10% “como medida de apoyo a todos los implicados en el mercado del arte” y para “equiparar a España con otros países de la UE, como Alemania e Italia, donde este está en torno al 10%”.

Me surgen tres cuestiones:

–          El 1 de septiembre de 2012 el IVA de los productos culturales pasaba del 8 al 21%. ¿Por qué se aprobó entonces una subida que tal y como se dice ahora nos alejaba de los países de nuestro entorno? Una medida que provocaba un incremento de precios en  unos productos cuyo consumo se estaba viendo ya importantemente afectado por la crisis económica. ¿Improvisación y error de aquel momento y corrección –no reconocida- en el día de hoy?

–          ¿Por qué se hace exactamente ahora? ¿Tienen algo que ver las próximas ediciones de ARCO, Art Madrid y JustMad que se celebran en menos de un mes? ¿Es una manera de asegurarse un mensaje positivo en la intensa cobertura mediática que estas ferias generan? Marketing político es la respuesta, búsqueda del interés propio y no la del sector ni la del conjunto de los ciudadanos.

–          Y sólo a las obras de arte (¡ah, y a las fallas!), ¿por qué no también a las entradas de teatro, de cine o de espectáculos musicales? El sector cultural ha actuado hasta ahora de manera unida en su reivindicación ante lo que ha considerado políticas erróneas del Gobierno, ¿es este anuncio una puesta en práctica del “divide y vencerás”? Estrategia política entonces vs. un colectivo con el que el ejecutivo no suele tener afinidad ideológica.

Y además de estas preguntas, las siguientes reflexiones:

–          ¿Dónde está la prometida nueva Ley de Mecenazgo? Medida anunciada como el plato fuerte en lo cultural del programa electoral del partido en el gobierno durante la campaña electoral. Presentada como la solución para que el sector redujera su dependencia de las administraciones públicas (y el clientelismo que por norma este ha generado en nuestro país) y llevara a una mayor participación de la sociedad civil.

En un ambiente político tan dado a las filtraciones mediáticas como el que vivimos, no sabemos nada más que parece estar parado por el Ministerio de Hacienda porque no le cuadran las cuentas. ¿Estará planteado como una manera de deducción de impuestos de las grandes corporaciones a cambio de invertir en arte? ¿Considerará la participación de las personas individuales en el mundo del arte como pequeños coleccionistas, amigos de museos, aportadores en acciones de crowdfunding,…?

Mientras el debate social se ha colapsado estos días con otro asunto de gran polémica bajo la justificación de “estaba en nuestro programa”, de este no sabemos nada tras media legislatura y no hay previsión de que se vaya a hacer en el curso actual. ¿No quedará relegado para el final y lanzada entonces como un elemento de marketing político de la campaña electoral de las próximas elecciones generales con un debate artificialmente alargado que no permita ni su entrada en vigor o ni siquiera su aprobación?

–          “Marca España”, llevamos dos años escuchando este concepto como si fuera la solución a los problemas económicos que tiene nuestro país. No es más que una estrategia de marketing para darnos a conocer –o aumentar el conocimiento ya existente- como nación en el extranjero. Y en este tiempo “Marca España” ha aparecido asociado mayormente, al menos en mi recuerdo, a las empresas españolas que se han convertido en multinacionales y están desarrollando y gestionando proyectos por todo el mundo. Nuestra cultura, además de generadora de empleo y de aportar al PIB nacional, cuenta con dos importantes pilares: el patrimonio histórico-artístico y el idioma español.

Somos el segundo país del mundo con mayor patrimonio (en cantidad y en calidad) después de Italia. El español articula casi todo el continente(también llamado “mercado”) americano y sirve como conexión entre América y Europa (también continente y mercado económico). Esto también es cultura que nos define, y nos pone en valor diferenciándonos de muchas naciones que no cuentan con semejantes activos.

Los dos mil años del acueducto de Segovia y los varios siglos de la Alhambra de Granada, el teatro de Lope de Vega y la poesía de Lorca, las pinturas negras de Goya y el cubismo de Picasso, el concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo o el amor brujo de Manuel de Falla,…, son elementos que fuera de nuestras fronteras forman la imagen que se tiene de nosotros, lo que ahora llamamos “Marca España”. ¿Por qué no se utiliza entonces como parte de esta nuestra cultura y se obtiene también a través de ella rédito económico?

–          Pero la cultura no es tan sólo un sector económico, es también la esencia de lo que somos, nuestra identidad. Y esta se conoce y se adquiere a través de la educación. No hace falta que añada muchas palabras a lo que el medio educativo ha clamado durante los últimos meses. Contamos con un sistema con el que estamos a la cola de los países avanzados tanto en educación secundaria como universitaria desde hace años. Y por el momento parece que queremos resolverlo con medidas como centros con menos recursos económicos y profesionales para atender a los alumnos.

Añadamos a esto cambios legislativos en los que los aspectos positivos no sabemos cuáles son –o porque no los tiene o porque sus responsables no saben contárnoslos- y con otros claramente negativos por sus aspectos ideológicos (la eterna presencia en el curriculum académico de la religión decidida por las autoridades estatales como las versiones sesgadas de la historia y la no atención al idioma español en comunidades como Cataluña o País Vasco). La cultura es un legado de muchos siglos que se cultiva y se hace crecer a través del conocimiento y de la educación día a día tanto en el ámbito académico como en el familiar. Mi impresión es que en el momento actual este cuidado y atención a la educación y a la cultura con perspectiva de futuro a largo plazo y de respeto al legado recibido no se está practicando. Y lo que es mucho peor, que no se cree en ello.

Por el momento preguntas que creo se van a quedar durante un tiempo sin respuesta, pero confío en que llegue el día en que la sensatez llegue a los que nos gobiernan. Ese día llegará cuando los que legislan y nos gobiernan sean conscientes de la importancia que la cultura tiene: importancia económica presente y futura, y sobre todo, base de nuestra identidad colectiva y elemento cohesionador de nuestra sociedad.

(imagen tomada en una galería de Amsterdam en noviembre de 2012).