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10 novelas de 2022

Títulos póstumos y otros escritos décadas atrás. Autores que no conocía y consagrados a los que vuelvo. Fantasías que coquetean con el periodismo e intrigas que juegan a lo cinematográfico. Atmósferas frías y corazones que claman por ser calefactados. Dramas hondos y penosos, anclados en la realidad, y comedias disparatadas que se recrean en la metaliteratura. También historias cortas en las que se complementan texto e ilustración.

«Léxico familiar» de Natalia Ginzburg. Echar la mirada atrás y comprobar a través de los recuerdos quién hemos sido, qué sucedió y cómo lo vivimos, así como quiénes nos acompañaron en cada momento. Un relato que abarca varias décadas en las que la protagonista pasa de ser una niña a una mujer madura y de una Italia entre guerras que cae en el foso del fascismo para levantarse tras la II Guerra Mundial. Un punto de vista dotado de un auténtico –pero también monótono- aquí y ahora, sin la edición de quien pretende recrear o reconstruir lo vivido.

“La señora March” de Virginia Feito. Un personaje genuino y una narración de lo más perspicaz con un tono en el que confluyen el drama psicológico, la tensión estresante y el horror gótico. Una historia auténtica que avanza desde su primera página con un sostenido fuego lento sorprendiendo e impactando por su capacidad de conseguir una y otra vez nuevas aristas en la personalidad y actuación de su protagonista.

«Obra maestra» de Juan Tallón. Narración caleidoscópica en la que, a partir de lo inconcebible, su autor conforma un fresco sobre la génesis y el sentido del arte, la formación y evolución de los artistas y el propósito y la burocracia de las instituciones que les rodean. Múltiples registros y un ingente trabajo de documentación, combinando ficción y realidad, con los que crea una atmósfera absorbente primero, fascinante después.

«Una habitación con vistas» de E.M. Forster. Florencia es la ciudad del éxtasis, pero no solo por su belleza artística, sino también por los impulsos amorosos que acoge en sus calles. Un lugar habitado por un espíritu de exquisitez y sensibilidad que se materializa en la manera en que el narrador de esta novela cuenta lo que ve, opina sobre ello y nos traslada a través de sus diálogos las correcciones sociales y la psicología individual de cada uno de sus personajes.

“Lo que pasa de noche” de Peter Cameron. Narración, personajes e historia tan fríos como desconcertantes en su actuación, expresión y descripción. Coordenadas de un mundo a caballo entre el realismo y la distopía en el que lo creíble no tiene porqué coincidir con lo verosímil ni lo posible con lo demostrable. Una prosa que inquieta por su aspereza, pero que, una vez dentro, atrapa por su capacidad para generar una vivencia tan espiritual como sensorial.

“Small g: un idilio de verano” de Patricia Highsmith. Damos por hecho que las ciudades suizas son el páramo de la tranquilidad social, la cordialidad vecinal y la práctica de las buenas formas. Una imagen real, pero también un entorno en el que las filias y las fobias, los desafectos y las carencias dan lugar a situaciones complicadas, relaciones difíciles y hasta a hechos delictivos como los de esta hipnótica novela con una atmósfera sin ambigüedades, unos personajes tan anodinos como peculiares y un homicidio como punto de partida.

“El que es digno de ser amado” de Abdelá Taia. Cuatro cartas a lo largo de 25 años escritas en otros tantos momentos vitales, puntos de inflexión en la vida de Ahmed. Un viaje epistolar desde su adolescencia familiar en su Salé natal hasta su residencia en el París más acomodado. Una redacción árida, más cercana a un atestado psicológico que a una expresión y liberación emocional de un dolor tan hondo como difícil de describir.

“Alguien se despierta a medianoche” de Miguel Navia y Óscar Esquivias. Las historias y personajes de la Biblia son tan universales que bien podrían haber tenido lugar en nuestro presente y en las ciudades en las que vivimos. Más que reinterpretaciones de textos sagrados, las narraciones, apuntes e ilustraciones de este “Libro de los Profetas” resultan ser el camino contrario, al llevarnos de lo profano y mundano de nuestra cotidianidad a lo divino que hay, o podría haber, en nosotros.

“Todo va a mejorar” de Almudena Grandes. Novela que nos permite conocer el proceso de creación de su autora al llegarnos una versión inconclusa de la misma. Narración con la que nos ofrece un registro diferente de sí misma, supone el futuro en lugar de reflejar el presente o descubrir el pasado. Argumento con el que expone su visión de los riesgos que corre nuestra sociedad y las consecuencias que esto supondría tanto para nuestros derechos como para nuestro modelo de convivencia.

“Mi dueño y mi señor” de François-Henri Désérable. Literatura que juega a la metaliteratura con sus personajes y tramas en una narración que se mira en el espejo de la historia de las letras francesas. Escritura moderna y hábil, continuadora y consecuencia de la tradición a la par que juega con acierto e ingenio con la libertad formal y la ligereza con que se considera a sí misma. Lectura sugerente con la que descubrir y conocer, y también dejarse atrapar y sorprender.

“Todo va a mejorar” de Almudena Grandes

Novela que nos permite conocer el proceso de creación de su autora al llegarnos una versión inconclusa de la misma. Narración con la que nos ofrece un registro diferente de sí misma, supone el futuro en lugar de reflejar el presente o descubrir el pasado. Argumento con el que expone su visión de los riesgos que corre nuestra sociedad y las consecuencias que esto supondría tanto para nuestros derechos como para nuestro modelo de convivencia.

Cuando en marzo de 2020 el presente tornó en distopía por causa del estallido de la pandemia de la COVID19, el futuro explotó. Si siempre está por concretar cuándo y cómo será, pero dentro de unos escenarios más o menos previsibles, estos quedaron superados por cuanto podíamos imaginar. Hubo quien recurrió a la literatura o al cine para elucubrar, pero Almudena Grandes (1960-2021) hizo algo más interesante y valioso, partir de la actualidad. Si a lo largo de toda su carrera, y tomando como base su vocación y formación como historiadora, había analizado el presente y el pasado en sus novelas (he ahí Los besos en el pan y los Episodios de una guerra interminable), cuentos (Estaciones de paso) y artículos (como los recopilados en La herida perpetua), en ese momento se fijó en el interlineado, los dobles sentidos y los enunciados que albergan más allá de los titulares determinados discursos políticos, económicos y sociales que dicen promover la libertad, la riqueza y el progreso mientras generan desigualdad, precariedad e injusticia.

A partir de lo que estaba sucediendo (estado de alarma, confinamiento e incertidumbre total sobre lo que ocurría y cómo resolverlo), y tomando como filtro su siempre claro posicionamiento ideológico, Almudena supuso qué deriva podía tomar la situación si esos actores, deseosos no de gobernar, sino de ostentar el poder única y exclusivamente en beneficio propio, se hacían con el control de las instituciones manipulando y mintiendo, apoyándose en el populismo y la corrupción.

Con esa premisa dibuja un escenario general, que implica a toda la sociedad española, y lo concreta en una serie de personajes con los que muestra cuál sería el resultado en términos de seguridad, censura mediática o falta de libertad de expresión y movimiento, y en ámbitos como la justicia, el comercio, el trabajo o el ocio. Un mapa narrativo tan amplio y completo, bien trazado y conectado, fundamentado y casi concluido como suele ser habitual en ella.

Y digo casi porque es sabido que el destino no le dejó escribir, pero sí bocetar en sus cuadernos, el último capítulo y haber revisado el conjunto resultante. Aun así, la lectura de Todo va a mejorar resulta consistente, entretenida y adictiva. Nos deja con la duda de si, de haber podido trabajarla tal y como esperaba hacerlo, hubiera permanecido como la buena novela que es o alcanzado la categoría de sobresaliente a la que nos tenía acostumbrados desde hace tanto tiempo. Duda que concreto en su construcción de la línea temporal, no siempre explicitada y que hace que las atmósferas emocionales oculten el ordenamiento cronológico que ella presuponía para el devenir de un país regido por los principios del Movimiento Ciudadano Soluciones Ya. La segunda interrogante es, y ya que el futuro no se puede documentar, si hubiera pulido todo lo referente a soluciones y elementos tecnológicos para ir más allá de una redacción, a este respecto, enfocada a solventar su funcionalidad argumental. 

Todo va a mejorar, Almudena Grandes, 2022, Tusquets Editores.

“Peachtree City” de Mario Obrero

De los extrarradios de Madrid a los de Atlanta. Una estancia de varios meses en la que un adolescente contrasta, combina y funde su bagaje vital e intelectual con las impresiones visuales y emocionales que le provocan el entorno, los hábitos y la cultura del consumismo y el costumbrismo norteamericano. Versos llenos de ternura, deseosos de mostrar cuanto conoce y ávidos por llegar a más en el arte de la expresión poética.

El 2 de agosto de 2019 Mario Obrero tomó en Madrid un avión con destino a Atlanta, su objetivo era realizar el primer curso de bachillerato en Peachtree City, una ciudad de treinta mil habitantes que no hace honor a su nombre ya que en ella no encontró melocotonero alguno. Una aventura que duró hasta que el covid-19 le hizo volver a España con los suyos, y en cuya cercanía cerró este poemario el 27 de marzo de 2020. Dos fechas que enmarcan las imágenes, las experiencias, asociaciones e imaginaciones que nos ofrece en esta colección de 24 poemas.

Un trabajo que asemeja el encuentro de dos visiones. De un lado la externa, las imágenes que recoge su retina, los símbolos norteamericanos (el himno, la bandera, las marcas comerciales) que ve repetidos y utilizados por doquier; los comportamientos que observa (de sus vecinos y compañeros de estudios) hasta dilucidar cuánto hay en ellos de costumbre y automatismo, y cuánto de disfraz social y de auténtica expresión individual. Del otro la interna, el filtro con el que mira e interpreta, los poetas que impregnan su mirada y su acercamiento. Y entre una y otra, las analogías y los contrastes entre su lugar de acogida y su entorno familiar a este lado del océano, en el que considera están las esencias de su identidad.

Argumentos sobre los que cimenta una expresión lírica intencionadamente estética. Busca la comunión entre los sentidos (olores, sabores, sonidos, roces y colores) y las emociones (la primera vez de muchas cosas), dejando a la razón el papel de los prejuicios y convencionalismos que causan que las relaciones tomen una u otra dirección. Un mundo propio en el que juega con los signos de puntuación y la fluidez de género para transmitir una sensación de libertad plena. Su intención no es enraizarse, comprometerse o reivindicarse, sino tomar conciencia de cuanto ocurre y dejarse impregnar sin más para continuar viviendo. Let it be and go with the flow.

Una sinceridad en la que Mario no tiene pudor en reconocer cuáles son los nombres que ha leído y que le inspiran, con los que aspira a dialogar con sencillez y humildad. De ahí su llamada al poder universal y a la imagen neoyorquina de Federico García Lorca. A la intensidad, el fulgor y la ansiedad de Arthur Rimbaud. O al sabor local de Rosalía de Castro, de aquello que no siempre se puede traducir y trasladar a otro lugar. Referentes a los que se acoge para demostrar que no trata de romper reglas ni de ir en contra de lo establecido. Mario tan solo quiere expresar de manera honesta quién y cómo es, qué ve y cómo lo siente, para compartir con nosotros que hay tantos mundos como experiencias del mismo.  

Mario Obrero, Peachtree City, 2021, Visor Libros.

Segunda ola

Hace ya semanas, meses incluso, que tenemos claro en qué consiste el coronavirus y cómo podemos minimizar vernos afectados por él. Aun así, los políticos no han podido evitarlo y se han erigido una vez más en protagonistas, estrellas, divos y centros de la polémica, la noticia, la situación y la actualidad.

18/09. Gavilán o paloma. Virus o vacuna. El ying o el yang. Ayuso o Aguado.

19/09. Ciudad segregada y manipulada. A los residentes de 37 zonas de salud de Madrid se nos niega el derecho a la cultura, a visitar teatros, museos o cines a los que sí pueden acudir nuestros vecinos de una, dos o tres calles más allá. La pandemia como excusa para minar la creatividad, la reflexión y el espíritu crítico. Goebbels en el ambiente.

20/09. ¿Qué debo hacer al salir del trabajo? ¿Volver directo a mi barrio y encerrarme en sus coordenadas de asfalto o me puedo permitir paradas intermedias que me hagan sentir persona? Opto por lo segundo y el remanso de paz que transmite la exposición que la Biblioteca Nacional le dedica a Miguel Delibes por su centenario. Que el sosiego, el temple, la cordura y la sensatez del de Valladolid sean con nosotros.

21/09. Horror vacui de banderas. Patriotismo fotocopiado. España en serie. Escudos constitucionales, siete estrellas de cinco puntas, rojo, amarillo y notas de blanco. España, Madrid, simbiosis, todo junto, pegao, apelmazao, amontonao. Que no se sepa dónde acaba la España que no es Madrid y comienza la Madrid que también es España ni donde termina Madrid y continúa España.

22/09. Tanto tiempo observando y criticando qué decían, hacían y amagaban los del otro extremo nacionalista para acabar convirtiéndose en sus sucedáneos.

23/09. Políticos psicópatas, aquellos cuya supuesta candidez y media sonrisa no oculta las consecuencias de su encarnación del rodillo del neoliberalismo. Gobernantes pasivo-agresivos, esos cuyo tacticismo tiene como objetivo hacerles aparecer triunfantes, no por sus logros sino por el descalabro de su contrincante. Nerón vs. Maquiavelo.

24/09. Administraciones públicas que prometen planes de acción, ayudas, estudiar las demandas, pero no ofrecen compromisos reales (fechas, cantidades, número de personas implicadas, objetivos tangibles a conseguir…).

25/09. Se erigen como adalides de la libertad mientras nos niegan la igualdad de oportunidades.

26/09. Lo llaman gestión descentralizada, estado de las autonomías y delegación de competencias cuando la realidad es esto es mío, tú fuera de aquí, aquí mando yo

27/09. Se han declarado la guerra y les da igual que seamos sus víctimas colaterales yéndonos al paro o a la ruina, dejando sin formación a los más pequeños, haciéndonos enfermar o hasta morir.

28/09. El covid, las inhabilitaciones, la retórica de perogrullo, el partidismo, la deslealtad institucional, el desgobierno como forma de oposición política, la mentira sin pudor y la manipulación descarada… en menuda tormenta perfecta nos estamos metiendo.

29/09. Expertos, comentaristas y analistas prediciendo, suponiendo y previendo lo que va a ocurrir. Sentencias que en unos días reelaborarán o utilizarán para ensalzarse como visionarios y proponerse como asesores, opinadores y tertulianos necesarios.

30/09. Ignacio, Isabel no te escucha. No habláis. ¿Qué os pasa?

01/10. Como cada día alcanzamos una cota más alta de absurdo, paranoia e histrionismo político, ¿con qué nos sorprenderán hoy?

02/10. Trump, positivo por coronavirus. El karma o la inevitabilidad del destino y la especulación sobre si se ha convertido en la máxima encarnación de las fake news.  

03/10. Polarización, eufemismo periodístico para blanquear un escenario político que engloba mala educación, falta de respeto, empatía y autocrítica, espíritu de revancha y un ego desmedido de sus protagonistas con altas dosis de soberbia y engreimiento.

04/10. Empresas que se autocalifican como medios de comunicación pero que no son tales. Cabeceras que actúan como voceros, intermediarios y altavoces. Que no interrogan, informan y analizan, sino que vindican, manipulan y malmeten a conciencia.

Los instantes neoyorquinos de Barbara Probst

Entre los muchos nombres que incluye “Cámara y ciudad”, la exposición con que Caixaforum repasa la relación entre la fotografía y el urbanismo en los últimos cien años, me llamó la atención la propuesta de esta alemana afincada en Nueva York. Sus composiciones parten de una escena captada desde distintos puntos de vista con el objetivo de amplificar su potencial narrativo e ir más allá del simbolismo, la esteticidad y monumentalidad de lo encuadrado.

Exposición 9: Nueva York, estación Grand Central, 18 de diciembre de 2001, 13:21. Centro Pompidou, París.

El vestíbulo de Grand Central Station el 18 de diciembre de 2001 y la esquina de Broadway con Broome el pasado 18 de abril. Una ciudad en la que la vida seguía a pesar de la herida del 11-S y que, casi dos décadas después, buscaba cómo sacudirse la parálisis provocada por el COVID-19. Hemos visto multitud de registros visuales sobre ambos acontecimientos. Fotografías y vídeos, tomados con el móvil y grabados con cámaras profesionales, publicados en diarios y semanarios, difundidos en páginas web y redes sociales. Testimonios que seguiremos viendo en el cine, como parte de documentales o recreaciones más o menos verosímiles. Cada uno de estos conjuntos de Probst (Munich, 1964) son todo eso a la vez. Como si, valiéndonos del lenguaje pictórico y de su papel al servicio de la religión, se trataran de un retablo de seis encasamentos y un tríptico.

En el grupo de hace veinte años observamos a una viandante que no sabemos si se dirige a su andén o a la salida con que dirigirse a su casa, a su trabajo o a sus quehaceres cotidianos. Una escena de la que somos testigos desde distintos puntos de vista, diferentes relaciones con la luz y con diversidad de ópticas. Barbara no busca captar la solemnidad del lugar ni la belleza de la retratada, ni el diálogo entre la persona y la escenografía, tan sólo la interacción funcional y casual entre ambos. Un primer plano, otro medio, uno más entero y tres panorámicos en los que la iluminación -combinación de la que se cuela por las ventanas a las 13:21 en una jornada de invierno y la eléctrica cenital- no es un recurso expresivo, sino un elemento que, invadido por la capacidad deslumbrante de los flashes, interviene libremente sobre la narración destacando el rostro, destellando sus fuentes y casi ocultando el espacio por el que se transita.

El resultado del conjunto es de una profunda sensación cinematográfica por la impresión de raccord, de continuidad. Un logro tras el que se encuentra un logrado y concienzudo ejercicio de deconstrucción y reconstrucción de la realidad que evoca la descomposición compositiva del cubismo y que sugiere los propósitos del más allá, de la utopía aún por concretar, de la postmodernidad.

Exposición #152: N.Y.C., Broadway & Broome Street, 18 de abril de 2020, 10:46. Kuchei + Kuchei, Berlín.

Diecinueve años después, el vacío del Soho a las 10:46 de la mañana de un sábado transmite la distopía de la incertidumbre pandémica, del desconcierto que para el ser humano dominante, dueño y señor de su entorno, está siendo el verse vapuleado, controlado y encerrado por la invisibilidad vírica. En esta ocasión los tres obturadores no se complementan, aunque confluyen en una misma persona, cada línea de fuga revela relaciones y lugares, aunque cercanos, también diferentes.

El encuadre a la izquierda recuerda a esas mujeres de Edward Hopper que observan la soledad que, fuera de campo, refleja su vacío interior. En el centro esa sensación se acrecienta con el blanco y negro, la perspectiva aérea, la linealidad de las señales del tráfico y la corporeidad de la niña en dirección contraria a la de la nuestra protagonista. A la derecha, la profundidad, la perspectiva y la plasticidad atmosférica provocada por la lluvia reciente sugieren el inquietante hiperrealismo pictórico de Richard Estes.

Cámara y ciudad. La vida urbana en la fotografía y el cine, Caixaforum (Madrid), hasta el 12 de octubre de 2020.

50 días

Hemos doblegado la curva, la desescalada será asimétrica y gradual, ya podemos salir a la calle y hay que pensar en reactivar la economía. Pensamos en cómo será nuestra vida tras la pandemia del coronavirus y, por el momento, las respuestas tienen mucho más de elucubración que de certeza. Quizás mirar atrás, a las vivencias y reflexiones serias, duras y dolorosas pero también banales, escapistas y costumbristas de este último mes y medio, encontremos algunas de las claves que nos permitan -tanto a nivel individual como colectivo- reinventarnos y liberarnos de la incertidumbre.

10/03. Se suspenden las clases. A partir de mañana, #teletrabajo y #quédateencasa si puedes.

11/03. No está de más volver a leer La peste de Albert Camus.

12/03. Efectos del cambio climático, coronavirus… por mucho que nos empeñemos, la naturaleza tiene su propio ritmo y se impone a nuestro de deseo de control y de poder sobre ella.

13/03. Aplausos a las ocho, #GraciasSanitarios.

14/03. Lo del «estado de alarma» va camino de ser «estado de alarma en diferido».

15/03. La globalización no es solo viajar a donde quieras y que lo que tienes sea fabricado en el tercer mundo para que te resulte más barato. La globalización es también que otros lleguen hasta donde vives tú y que los males del tercer mundo también te afecten a ti.

16/03. Medios de comunicación: ¿qué tal sustituir el «Urgente» por «Última hora»?

17/03. Cada vez que miro a la calle desde el balcón me siento como James Stewart en La ventana indiscreta.

18/03. El mensaje de Felipe VI hubiera valido el sábado o el domingo (pero estaba en otras cosas). Ha llegado tarde y con una retórica vacía.

19/03. ¿Cuánto € nos hemos ahorrado con los recortes en sanidad pública realizados desde hace diez años? ¿Cuál será el sobrecoste ocasionado por la pandemia? Los que propugnaban su privatización seguro que no querrán responder a la segunda cuestión.

20/03. Cuando todo esto pase, habrá tortas para coger hora en la peluquería.

21/03. #DíaMundialDeLaPoesía, excusa perfecta para volver a Roma, peligro para caminantes con los versos, los sonetos y las canciones de Rafael Alberti.

22/03. El padre de Jorge, uno de los casi 400 fallecidos de hoy. Ingresó el viernes, en solo dos días el virus le venció.

23/03. El primo Filiberto, uno de los 2.696 fallecidos hasta hoy. No pudieron enterrarle hasta nueve días después.

24/03. Triste noticia, se nos va Terrence McNally, uno de los mejores dramaturgos.

25/03. El hermano de Reme, 66 años, uno de los 738 fallecidos de hoy.

26/03. Hay más gente haciendo directos en instagram que seguidores viéndoles.

27/03. #DíaMundialDelTeatro, dame teatro que me da la vida.

28/03. El padre de Juan, uno de los 27 fallecidos en menos de un mes en la residencia de ancianos de Ciempozuelos en la que vivía. No pudo acompañarle ninguno de sus tres hijos.

29/03. Toda crisis tiene momentos en que parece que más que hacia la solución se va hacia el desastre, #Resiliencia.

30/03. Si después de las vacaciones es cuando más parejas rompen, ya verás tú tras el confinamiento. El algoritmo de las apps de ligue va a echar humo.

31/03. ¿Qué nos está salvando, aliviando, esperanzando, entreteniendo y motivando a muchos? El cine, los libros, el teatro, la música, las exposiciones on line… La cultura.

01/04. #DíaDelLibroLGTB, excusa perfecta para volver a recomendar Nos acechan todavía de Ramón Martínez, un ensayo con el que entender los retos, dificultades y agentes que hacen frente en la actualidad al movimiento LGTBI.

02/04. Tenemos que cuidar la salud para que la economía vuelva a ser lo primero, dice el Ministro de Sanidad. ERROR. La prioridad debemos ser siempre las personas. ¿Cómo? A través de los pilares del llamado estado del bienestar (sanidad, educación, cultura, derechos laborales…). Quizás el ERROR está en haber depredado esas áreas de actuación política supeditándolas a la economía bajo términos como gasto, coste, productividad u oferta y demanda.

03/04. ¿Por qué gritan algunos periodistas en las conexiones en directo?

04/04. A lo mejor la deslocalización industrial dando por hecho que el grifo del made in Asia se abriría cada vez que quisiéramos no fue tan buena idea.

05/04. No había usado chándal tantos días seguidos desde que estudiaba la EGB.

06/04. En estos días de incertidumbre, hay una imagen que viene una y otra vez a mi cabeza, la del Perro semihundido que Goya pintara allá por 1820 y que se puede ver en el Museo Nacional del Prado.

07/04. Los ERTEs no parecen afectar a los diseñadores, redactores y distribuidores de bulos y fake news.

08/04. El Ministro de Cultura, sin ideas ni voluntad cultural.

09/04. La nevera vacía y Mercadona cerrado, en un acto de subversión voy a comprar a Supersol. Llueve, luzco un chándal rojo y el único impermeable que tengo es verde, parezco la bandera de Portugal.

10/04. El Gobierno se da por enterado del #apagóncultural, ahora falta lo importante, que lleguen los hechos.

11/04. Entre la fatal comunicación y argumentación de unos y la inquina y el griterío de los otros, #AsíNo.

12/04. ¿Se podría hacer un recopilatorio de los bulos y fakes que cada medio de comunicación ha inventado y/o ayudado a difundir?

13/04. #DíaInternacionalDelBeso, ¿cómo besarse evitando el contacto físico?

14/04. Todos nos preguntamos lo mismo, y después, ¿qué?

15/04. #DiaMundialDelArte, jornada perfecta para recordar y reivindicar una vez más a #KeithHaring, un creador fresco, ingenioso y comprometido que dio imagen y estilo a los años 80.

16/04. He bajado a tirar la basura y me he sentido como un inocente que, tras actuar en defensa propia, intentaba no ser pillado en el momento en que se deshacía de las pruebas incriminatorias.

17/04. Escucho decir a un tertuliano en un programa de televisión: «sobre ese tema no puedo opinar, no tengo criterio«.

18/04. Dejar salir a los niños a la calle durante el confinamiento, ¿debate psicopedagógico o excusa para el enfrentamiento político?

19/04. Por qué cada vez que aparece un político de la oposición ya sabemos, antes de que abra la boca, qué va a decir y en qué tono. Porque solo se quejan de la acción del Gobierno sin aportar propuesta o medida alguna.

20/04. ¿Volverán a poner en duda que la tierra es redonda gritando que es plana? ¿Negarán la evolución de las especies afirmando que tienen pruebas de que llegaron en el arca de Noé? #TodoEsPosible.

21/04. Que los promotores y defensores de la ley mordaza pongan ahora el grito en el cielo porque la Guardia Civil investigue el uso delictivo y malintencionado que se pueda hacer de las RR.SS.

22/04. Espero que la pandemia haga ver lo importante que es realizar una correcta comunicación por parte de AAPP, partidos políticos, empresas e instituciones; que no se puede improvisar y exige contar con profesionales expertos en la materia.

23/04. #DíaDelLibro, jornada en la que recordar que los libros nos acompañan, guían, entretienen y descubren realidades, experiencias y puntos de vista haciendo que nuestras vidas sean más gratas y completas, más felices incluso.

24/04. Me fascinan la burbuja de egofantasía y el vacío existencial que transmiten los influencers.

25/04. Los titulares de la mayoría de los periódicos y los tuits de todos los políticos estaban ya escritos antes de la comparecencia del Presidente del Gobierno.

26/04. 83 años de Guernica, 26 de abril de 1937.

27/04. La salida de los niños a la calle, ¿ayuda para sobrellevar el confinamiento o inicio de la desescalada? Pensaba que era lo primero, pero parece que la mayoría se lo ha tomado como lo segundo.

28/04. Decían que el Estado no era quién para indicarles cómo educar a sus hijos y ahora, si alguien no respeta la distancia social, acusan al Estado de no haberles explicado correctamente cómo se hace, #CriticarPorCriticar.

29/04. 45 días seguidos comiendo pizza, método Díaz Ayuso para mantenerte sano y en forma.

30/04. La vida por fases y horarios, #LaNuevaNormalidad (26.771 fallecidos hasta hoy).

Y después, ¿qué?

El aislamiento físico, que no social por obra y gracia de la tecnología, está haciendo que estas sean jornadas de reflexión y de no pensar, de dejarse llevar sin más y de reparar sobre asuntos en los que no lo hacíamos hasta ahora. De escuchar opiniones que iluminan y leer análisis que decepcionan. De echar la vista atrás para intentar comprender qué nos ha llevado hasta aquí y mirar hacia adelante para dilucidar cómo resolveremos y superaremos las consecuencias de lo que estamos viviendo.

Esto no acaba aquí. Las crisis no finalizan cuando se ha resuelto la urgencia y se cree tener la situación bajo control. Si no se actúa correctamente, ese puede ser un momento tan o más peligroso y potencialmente desestabilizador que los, aparentemente, ya superados. Hay que tomar buena nota de lo sucedido, de cómo nos hemos sentido, de quiénes han dado lo mejor de sí mismos (sanitarios desbordados, transportistas, cajeros y limpiadores soportando los servicios básicos, fuerzas y cuerpos de seguridad manteniendo el orden por el bien de todos), han enfermado o se han quedado en el camino por el dichoso virus. De cómo vamos a levantar los negocios y los medios de ganarse la vida, temporal o definitivamente, derrumbados; acompañar anímica y emocionalmente a los recuperados; y honrar a los que, por desgracia, ya no nos acompañan. Personas con nombres y apellidos, que dejan un vacío en sus familias, círculos de amigos y conocidos, que han de ser respetadas y no formar parte, más que en este sentido, de argumentario ideológico alguno.

Autocrítica antes que crítica. Mirar primero dentro de uno mismo para identificar qué no se hizo y qué se podría haber hecho mejor o de manera más efectiva y eficiente. Qué o a quién no se tuvo en cuenta y por qué. Si por desconocimiento de las habilidades y posibilidades de la institución o personalidad a la que se debería haber recurrido. Si por falta de conocimiento técnico, experiencia o de habilidades como la empatía y el diálogo. O de principios como la honestidad y la transparencia. O por exceso de ego, soberbia e indignidad, tanto de los encargados de gestionar la situación (a nivel científico, administrativo y gubernamental) como de los de interrogar sobre su actuación (oposición política, medios de comunicación).

Aceptar la imposibilidad de controlarlo y saberlo todo. La naturaleza está por encima del hombre y si algo nos ha dejado claro estas semanas es que somos un elemento más del ecosistema al que da vida. No hay otra opción más que la de respetarla, valgan como ejemplo imágenes como el cielo de grandes urbes sin su característica boina de contaminación o la inaudita transparencia de las aguas de otras tantas ciudades, libres de los miles de turistas que las abarrotaban a diario hasta hace bien poco. Considerarla únicamente como un instrumento, medio o recurso al servicio de nuestra productividad, rentabilidad y funcionalidad nos llevará a darnos de bruces, una y otra vez, contra su poder, fuerza y energía.

«Tenemos que cuidar la salud para que la economía vuelva a ser lo primero«, escuché días atrás al Ministro de Sanidad. Claro que la economía es importante, fundamental, básica y prioritaria, pero ¿no debiéramos ser lo primero, y siempre, las personas? ¿Cómo? A través de los pilares del llamado estado del bienestar (sanidad, educación, cultura, derechos laborales…). Un punto fundamental del análisis que debemos hacer tras superar la fase más crítica de lo que estamos viviendo, evitar muertes, será reflexionar sobre el sistema que estructura, dirige y nuestro modelo de sociedad y en el que todo, absolutamente todo, parece estar supeditado a la monetización, valoración y maximización económica y al individualismo, clasismo y sálvese quien pueda que este enfoque, en mayor o menor medida según el país, región o lugar en el que pongamos el foco, suele traer consigo.

Si de verdad queremos ser sostenibles, debemos entender unanimemente que la sostenibilidad no consiste en un ajardinar lo que, por otro lado, esquilmamos medioambientalmente; justificar con eufemismos y discursos vacíos el enriquecimiento de unos pocos a costa de la dignidad de muchos; y compensar con caridad marketiniana el maltrato y la explotación humana que ejercemos fuera de nuestro campo de visión. Solo así, y considerando este enfoque en nuestro ámbito de actuación, por muy pequeño que este nos parezca (a la hora de consumir, viajar o votar) conseguiremos resultados que nos permitan ser una sociedad más cohesionada y coherente y en la que todos sus integrantes tengamos iguales oportunidades, tanto de vivir de manera satisfactoria como de, asumiendo las responsabilidades que nos corresponden, colaborar activamente en su progreso y desarrollo.

Sin ideas ni voluntad cultural

Decepcionante rueda de prensa ayer del Ministro de Cultura, anunciando que no se implementarán medidas específicas de apoyo al sector al que representa hasta que se solucione la crisis sanitaria que estamos viviendo.

Primero la vida y después el cine”, dijo usted ayer parafraseando a Orson Welles. Por supuesto, Señor Rodríguez Uribes, por supuesto. Pero ya hay quien, en el Gobierno del que usted forma parte, se está encargando de tan innegable prioridad, no necesita usted que se lo recordemos. De hecho, está apoyado en tarea tan vital de los titulares de otras carteras, y no siendo la que usted lidera una de ellas en primera instancia, le presuponemos -además de colaborando con sus colegas en lo que corresponda- dedicado a capa y espada a alentar, ayudar y apoyar la defensa, promoción y desarrollo de los diferentes gremios a los que representa. Como bien sabe, la gestión de toda crisis implica no solo resolver la urgencia del ahora, sino evitar o minimizar, en la medida de lo posible, las dolorosas consecuencias posteriores.

Estamos de acuerdo en que estamos viviendo jornadas complicadas, arduas, muy difíciles, donde todo está sucediendo muy rápido y apenas hay tiempo de contrastar y valorar con detalle cómo responder. En las que lo nunca antes considerado, lo no preparado, las muchas faltas (de formación, experiencia y habilidades) y los postulados teóricos nunca antes, afortunadamente, llevados a la práctica están haciendo que los resultados sean una amalgama inevitable de caos, lentitud, impaciencia e incertidumbre. También con destellos de saber hacer gracias a la buena voluntad, disciplina y colaboración tanto de los que están tomando decisiones y ejecutándolas como de los que estamos de este lado. De los que nos quedamos en casa y seguimos trabajando para que nuestras vidas y nuestra sociedad, tal y como está diseñada hoy en día, sigan funcionando. Algo que, las cosas como son, no es motivo de alabanza ya que es nuestro deber como ciudadanos.  

Destacaba usted ayer el papel que la cultura está teniendo en estas jornadas de confinamiento, siendo el cine, la lectura, la música o las visitas on line a museos el refugio, el bálsamo y el aliciente que están ayudando a muchos a evadirse, reflexionar o dar forma a las cuestiones que les inquietan, preocupan y motivan. Agradecimiento que entiendo implica el reconocimiento que el arte y la creatividad tienen en el bienestar y nuestro desarrollo individual y colectivo, descubriéndonos, relacionándonos y cohesionándonos. Que está usted lejos de los que consideran estas expresiones como elementos únicamente para el ocio y el entretenimiento, y en las antípodas de los que tildan a sus autores de titiriteros.

Pero resulta poco esperanzador que en dicha rueda de prensa también afirmara que, en la convulsión en la que estamos sumidos, la cultura ya queda suficientemente atendida con los fondos transversales movilizados hasta la fecha por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital y que hay que esperar a que se resuelva la crisis sanitara (hoy por hoy, y no es por ser pesimista, sin previsión a corto plazo). O que comentara jornadas atrás que estaba manteniendo contactos discretos con representantes (productores, exhibidores y programadores, galeristas y artistas plásticos, intérpretes, músicos, libreros, escritores y editores…)  de las actividades que tienen en usted su máximo interlocutor, animándoles a que le enviaran sus propuestas.

¿No tiene usted iniciativa propia? ¿Un equipo de colaboradores y asesores que puedan aportar también ideas? La impresión que dichas afirmaciones transmiten es una nula proactividad -no sé si por su parte, su Ministerio o el Gobierno en sí- y en esta vida, o te adelantas o la realidad te lleva por delante. Algunos de sus homólogos europeos ya han anunciado dotaciones económicas extraordinarias para apoyar al sector en sus naciones. Dentro de nuestras fronteras algunas administraciones como la Comunidad de Madrid han puesto, incluso, alguna iniciativa en marcha. Tome buena nota de ellos y copie cuanto nos sea útil, complemente cuanto sea posible y desarrolle por iniciativa propia, cuanto sea necesario.

Esperamos que su discurso futuro se base en principios seguidos, medidas implementadas y resultados conseguidos, y no en el papel que la cultura tiene en nuestras vidas, en su aportación al PIB y al empleo nacional, su importancia como pilar de la marca España, la reputación y liderazgo de algunas de nuestras instituciones, los creadores y artistas patrios que triunfan más allá de nuestras fronteras… Ese argumentario ya nos lo sabemos, resulta manido, el propio de aquellos a los que la cultura les parece algo accesorio y secundario, de los que consideran la productividad económica no solo por encima de la dimensión humana, sino que ven a ésta al servicio de aquella. Estamos obligados a adaptarnos a lo que el destino nos ha puesto en el camino, sí. Es tiempo de innovar, más aún. No toca otra que reinventarse, cierto. Predique usted, por favor, con su ejemplo y liderazgo como impulsor y ejecutor de la política cultural de nuestro país.  

(Fotografía de la agencia EFE tomada de lavanguardia.com)