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10 ensayos de 2021

Reflexión, análisis y testimonio. Sobre el modo en que vivimos hoy en día, los procesos creativos de algunos autores y la conformación del panorama político y social. Premios Nobel, autores consagrados e historiadores reconocidos por todos. Títulos recientes y clásicos del pensamiento.

“La sociedad de la transparencia” de Byung-Chul Han. ¿Somos conscientes de lo que implica este principio de actuación tanto en la esfera pública como en la privada? ¿Estamos dispuestos a asumirlo? ¿Cuáles son sus beneficios y sus riesgos?  ¿Debe tener unos límites? ¿Hemos alcanzado ya ese estadio y no somos conscientes de ello? Este breve, claro y bien expuesto ensayo disecciona nuestro actual modelo de sociedad intentando dar respuesta a estas y a otras interrogantes que debiéramos plantearnos cada día.

“Cultura, culturas y Constitución” de Jesús Prieto de Pedro. Sea como nombre o como adjetivo, en singular o en plural, este término aparece hasta catorce veces en la redacción de nuestra Carta Magna. ¿Qué significado tiene y qué hay tras cada una de esas menciones? ¿Qué papel ocupa en la Ley Fundamental de nuestro Estado de Derecho? Este bien fundamentado ensayo jurídico ayuda a entenderlo gracias a la claridad expositiva y relacional de su análisis.

“Voces de Chernóbil” de Svetlana Alexévich. El previo, el durante y las terribles consecuencias de lo que sucedió aquella madrugada del 26 de abril de 1986 ha sido analizado desde múltiples puntos de vista. Pero la mayoría de esos informes no han considerado a los millares de personas anónimas que vivían en la zona afectada, a los que trabajaron sin descanso para mitigar los efectos de la explosión. Individuos, familias y vecinos engañados, manipulados y amenazados por un sistema ideológico, político y militar que decidió que no existían.

«De qué hablo cuando hablo de correr» de Haruki Murakami. “Escritor (y corredor)” es lo que le gustaría a Murakami que dijera su epitafio cuando llegue el momento de yacer bajo él. Le definiría muy bien. Su talento para la literatura está más que demostrado en sus muchos títulos, sus logros en la segunda dedicación quedan reflejados en este. Un excelente ejercicio de reflexión en el que expone cómo escritura y deporte marcan tanto su personalidad como su biografía, dándole a ambas sentido y coherencia.

“¿Qué es la política?” de Hannah Arendt. Pregunta de tan amplio enfoque como de difícil respuesta, pero siempre presente. Por eso no está de más volver a las reflexiones y planteamientos de esta famosa pensadora, redactadas a mediados del s. XX tras el horror que había vivido el mundo como resultado de la megalomanía de unos pocos, el totalitarismo del que se valieron para imponer sus ideales y la destrucción generada por las aplicaciones bélicas del desarrollo tecnológico.

“Identidad” de Francis Fukuyama. Polarización, populismo, extremismo y nacionalismo son algunos de los términos habituales que escuchamos desde hace tiempo cuando observamos la actualidad política. Sobre todo si nos adentramos en las coordenadas mediáticas y digitales que parecen haberse convertido en el ágora de lo público en detrimento de los lugares tradicionales. Tras todo ello, la necesidad de reivindicarse ensalzando una identidad más frentista que definitoria con fines dudosamente democráticos.

“El ocaso de la democracia” de Anne Applebaum. La Historia no es una narración lineal como habíamos creído. Es más, puede incluso repetirse como parece que estamos viviendo. ¿Qué ha hecho que después del horror bélico de décadas atrás volvamos a escuchar discursos similares a los que precedieron a aquel desastre? Este ensayo acude a la psicología, a la constatación de la complacencia institucional y a las evidencias de manipulación orquestada para darnos respuesta.

“Guerra y paz en el siglo XXI” de Eric Hobsbawm. Nueve breves ensayos y transcripciones de conferencias datados entre los años 2000 y 2006 en los que este historiador explica cómo la transformación que el mundo inició en 1989 con la caída del muro de Berlín y la posterior desintegración de la URSS no estaba dando lugar a los resultados esperados. Una mirada atrás que demuestra -constatando lo sucedido desde entonces- que hay pensadores que son capaces de dilucidar, argumentar y exponer hacia dónde vamos.

“La muerte del artista” de William Deresiewicz. Los escritores, músicos, pintores y cineastas también tienen que llegar a final de mes. Pero las circunstancias actuales no se lo ponen nada fácil. La mayor parte de la sociedad da por hecho el casi todo gratis que han traído internet, las redes sociales y la piratería. Los estudios universitarios adolecen de estar coordinados con la realidad que se encontrarán los que decidan formarse en este sistema. Y qué decir del coste de la vida en las ciudades en que bulle la escena artística.

«Algo va mal» de Tony Judt. Han pasado diez años desde que leyéramos por primera vez este análisis de la realidad social, política y económica del mundo occidental. Un diagnóstico certero de la desigualdad generada por tres décadas de un imperante y arrollador neoliberalismo y una silente y desorientada socialdemocracia. Una redacción inteligente, profunda y argumentada que advirtió sobre lo que estaba ocurriendo y dio en el blanco con sus posibles consecuencias.

“Voces de Chernóbil” de Svetlana Alexévich

El previo, el durante y las terribles consecuencias de lo que sucedió aquella madrugada del 26 de abril de 1986 ha sido analizado desde múltiples puntos de vista. Pero la mayoría de esos informes no han considerado a los millares de personas anónimas que vivían en la zona afectada, a los que trabajaron sin descanso para mitigar los efectos de la explosión. Individuos, familias y vecinos engañados, manipulados y amenazados por un sistema ideológico, político y militar que decidió que no existían.

Impresionan los más de treinta monólogos y los coros incluidos en Voces de Chernóbil, una selección de las más de quinientas entrevistas que esta autora bielorrusa, Premio Nobel de Literatura de 2015, publicó originalmente en 1997. Su lectura transmite la objetividad de un trabajo periodístico que se ha propuesto dar a conocer una realidad nunca antes mostrada, la combinación entre empatía y asertividad con que recoge las vivencias y la emocionalidad de los entrevistados, y el rigor con que los testimonios orales deben haber sido editados para convertirlos en el texto que llega a nuestras manos.

Svetlana está presente en todo este proceso, pero sin hacerse protagonista, ejerciendo como canal de comunicación, como punto de contacto, como transmisora de una información que demanda ser compartida y conocida. Por la necesidad vital de sus emisores de liberar aquello que les ha oprimido, desconcertado y dolido durante tanto tiempo. Y por un mundo que ha de aprender de los errores cometidos y tomar nota de que en esta aventura que es la vida humana y el planeta Tierra estamos todos juntos, que esto va más allá de las fronteras, los gobiernos y las alianzas internacionales que, irremediablemente, acaban por limitar, restringir, confrontar, dividir y separar.  

Bomberos que acudieron a apagar el incendio inicial y murieron a las pocas semanas por los efectos de la radiación, militares obligados a trabajar en zonas altamente contaminadas sin ningún tipo de protección, población civil evacuada con poco más que lo puesto sin saber a dónde iban, aldeas abandonadas y otras vueltas a ser habitadas por sus antiguos vecinos, niños que nacen enfermos y sienten que el hospital es su verdadero hogar… Lo que leemos -contado por los que lo vivieron en primera persona, por sus familias o por los que intentaron alertar en vano de lo que estaba ocurriendo- es tan intenso, tan humanamente al límite que puede generar una sensación de distopía, casi de ciencia-ficción, para ser capaces de digerir un relato tan apabullante.

Sin embargo, su estilo está anclado a la tierra, a las personas que manifiestan lo que leemos. Trasciende el arquetipo de la entrevista periodística para -entre lágrimas, añoranzas, reflexiones de todo tipo y tragos de vodka- resultar profundamente realista, evocando incluso a los grandes maestros de este género como Tolstoi o Dostoievsky. La crudeza e intensidad que transmiten es tal que sugieren ser interpretados en un escenario, dejando epatados a cuantos ocuparan el patio de butacas.

 A su vez, el resultado es un ensayo-análisis de la identidad de un parte de los muchos átomos que han conformado el pueblo ruso desde el imperio zarista hasta la actual Rusia pasando por la desintegración de la URSS, punto de inflexión de la historia del mundo moderno simbolizada para muchos en este accidente nuclear. Así es como Voces de Chernóbil se convierte en el summum de lo que es el periodismo, un medio de conocer la realidad a través de lo que sienten, opinan y viven sus verdaderos protagonistas.

Voces de Chernóbil, Svetlana Alexévich, 2015 (1997), DeBolsillo.