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10 montajes teatrales de 2021

Obras nuevas y otras vistas tiempo después de que fueran estrenadas. Denuncia política, retrato social y revisión histórica. Producciones financiadas por instituciones públicas y otras como resultado de la iniciativa privada. Realismo y misticismo, diversión y dramatismo, monólogos y representaciones corales.

«Manning» (Umbral de Primavera). Una década después de que este apellido comenzara a sonar en los medios de comunicación por filtrar documentos que revelaban la cara oculta de la actuación militar de EE.UU. en Irak y Afganistán, podemos conocer su vida a través de este monólogo.

«Cluster» (ex límite). una constelación de constelaciones. Perfecta, pero no como resultado de esa unión, sino porque cada uno de esos microcosmos ya era redondo antes de integrarse en el entramado resultante.

«Estado B. Kitchen / Ruz – Barcenas» (Teatro del Barrio). La sobriedad de la puesta en escena y la rotundidad de las interpretaciones dobles de Pedro Casablanc y Manolo Solo dejan claro que la máxima de la dirección de Alberto San Juan es análoga a la objetividad periodística. 

«Descendimiento» (Teatro de la Abadía). La pintura, la poesía y el movimiento. La imagen estática, la palabra escrita y pronunciada y el cuerpo desplegado sobre el escenario. Tres lenguajes, tres medios que confluyen para crear algo que ya son cada uno de ellos por separado, y que juntos son más, arte.

«Shock 2. La Tormenta y la Guerra» (Centro Dramático Nacional). Un puzle de mil piezas que Boronat y Lima han diseñado tan bien sobre el papel que la materialización en escena dirigida por Andrés está a caballo entre lo continuamente fluido y lo casi perfecto.

«Sucia» (Teatro de la Abadía). Bàrbara Mestanza nos sitúa con valentía y claridad frente a la realidad de los abusos sexuales. Un relato en primera persona sobre aquello a lo que menos atención prestamos, a cómo se sintió la víctima cuando la violentaban, cómo convivió en silencio con aquel dolor y cómo fue el proceso de darlo a conocer.

«Una noche sin luna» (Teatro Español). Un texto redondo, una interpretación espléndida y una dirección extraordinaria de Sergio Peris-Menchetta que materializa con inteligencia y sensibilidad la profundidad, capacidad y múltiple expresividad del doble trabajo de Juan Diego Botto. 

«El bar que se tragó a todos los españoles» (Centro Dramático Nacional). Alfredo Sanzol cuenta que su texto está basado e inspirado en su padre. Hay verdad y ficción en lo que nos expone. Drama, comedia, costumbrismo y delirio hilarante. Del pequeño pueblo navarro de San Martín de Unx a Roma pasando por Texas, San Francisco y Madrid.

«N.E.V.E.R.M.O.R.E.» (Centro Dramático Nacional). Una original y trabajada propuesta escrita y dirigida por Xron, con la que el Grupo Chévere nos retrotrae tanto al inicio de la pandemia del covid como al desastre del Prestige veinte años atrás.

«Los remedios» (Teatro Lara). Acción y texto. Vida y actuación. Da igual si lo que relatan sucedió o no tal y como lo representan. Lo importante es que pudo ocurrir así porque suena a sentido y hecho con el corazón, y montado para ser captado y procesado desde ahí.

¿Quién es «Manning»?

Una década después de que este apellido comenzara a sonar en los medios de comunicación por filtrar documentos que revelaban la cara oculta de la actuación militar de EE.UU. en Irak y Afganistán, podemos conocer su vida a través de este monólogo. Un texto que sintetiza acertadamente los diferentes planos de su biografía, una interpretación que exterioriza cada uno de los matices de su sentir y una dirección que acierta en el ritmo que le da a su relato.

La historia de Estados Unidos no es la nuestra, aunque a veces lo parezca por su capacidad para marcar la agenda política global y los titulares mediáticos que seguimos cada día. Pero como con tantas otras cosas, no profundizamos en lo que vemos y escuchamos, no indagamos en qué hay tras ello. Manning es un ejemplo de todo lo contrario por sus varios niveles. El primero, los hechos tal cuales, el qué, el cómo, el cuándo y el dónde. El segundo, el porqué de su protagonista, su motivación. El tercero, la génesis, las decisiones y acciones que le han llevado hasta ahí.

Lo que ocurre sobre el escenario parece haberse construido de igual manera. La base está en una escritura que suena sencilla, pero que por eso mismo denota estar muy bien trabajada. Deduzco una labor de documentación más o menos ardua hasta sentir que se tenía la información necesaria y suficientemente pulida para trazar la línea de vida de Bradley Manning que se inicia con su nacimiento en 1987 en Oklahoma. Sobre esta confluyen otras muchas influenciándola, afectándola y alterándola. La violencia de sus padres y el refugio de su hermana, el acoso en el entorno escolar, la obligación de ser autosuficiente, la necesidad nunca satisfecha de sentirse querido, lo militar como opción laboral, lo que allí conoció y experimentó, lo que vino después…

Episodios que se suceden, sumándose y entrelazándose, haciendo que la trama biográfica y la construcción psicológica del personaje vayan ganando hondura y complejidad. Pedro Ayose hace que su encarnación de las palabras que él mismo ha escrito suenen como un río que gana caudal y bravura con cada cambio de ritmo. A medida que se suceden los episodios, lo que comparte con su ágil disposición corporal, la versatilidad de su gesto y las variaciones del timbre de su enunciación se va convirtiendo en una difícil pero muy conseguida dualidad. El desesperado esfuerzo por tener una identidad y un propósito combinado con una convulsa manera de relacionarse, pensarse y verse. Existir para sobrevivir como manera de ser y estar en el mundo.

Elementos con los que -junto con una sencilla escenografía, un muy preciso uso de la iluminación, el sonido y las proyecciones, e integrando en la acción los cambios de vestuario- José Martret ensambla una narración visualmente austera, pero con un discurso con múltiples dimensiones perfectamente imbricadas. Lo político y lo individual, lo castrense y lo afectivo, lo bélico y lo identitario, coordenadas unas veces obvias, otras soterradas, de lo que supone el gran logro de este montaje, implicarnos con una sola, frágil y desnuda voz en una historia de múltiples, oscuras y difusas capas.

Manning, en El Umbral de Primavera (Madrid).