“La sociedad de la transparencia” de Byung-Chul Han

¿Somos conscientes de lo que implica este principio de actuación tanto en la esfera pública como en la privada? ¿Estamos dispuestos a asumirlo? ¿Cuáles son sus beneficios y sus riesgos?  ¿Debe tener unos límites? ¿Hemos alcanzado ya ese estadio y no somos conscientes de ello? Este breve, claro y bien expuesto ensayo disecciona nuestro actual modelo de sociedad intentando dar respuesta a estas y a otras interrogantes que debiéramos plantearnos cada día.

No hay política de comunicación, sino de imagen. El sexo es hoy más fast-food que lenguaje. Los algoritmos de las redes sociales te muestran una falsa realidad, solo ves lo que quieres ver y te ocultan todo aquello que podría sorprenderte o abrirte los ojos y la mente a nuevas circunstancias. Estas son algunas de las reflexiones, mías o de otros, que he recordado al leer los nueve capítulos en que Han analiza hasta dónde hemos llevado nuestro modelo de organización social. Un presente al que hemos llegado retorciendo los valores democráticos, anestesiando el espíritu crítico inundándolo de información sin contenido y monetizando cuanto hacemos, vivimos, logramos y ofrecemos.

Asunto complejo con múltiples influencias cruzadas y retroalimentándose que hacen difícil establecer un principio o causa iniciadora. Pero entre las diferentes cuestiones que señala, destaco la exigencia de transparencia como muestra de falta de confianza en los principios, procedimientos y logros de los gestores del sistema político. Cuestión que pretendemos solventar pretendiendo que cuantos intervienen en su diseño, funcionamiento y auditaje estén sometidos continuamente al escrutinio público, olvidando que de esta manera negamos el retiro, la privacidad y la intimidad que exige todo proceso de creatividad, innovación y estrategia.

Súmese a este asunto otro más abstracto, pero tan o más importante. El desarrollo de internet y el alcance de las redes sociales han traído consigo la hipercomunicación y la hiperinformación. El resultado es que nos inunda lo cuantitativo y somos incapaces de valorar, priorizar y relacionar cualitativamente, de encontrar lo que verdaderamente necesitamos o queremos en ese maremágnum de datos, fuentes y versiones. La posibilidad de elegir qué ver, escuchar y leer, así como el convertirnos en autores y emisores de piezas que formen parte de ese ecosistema textual y/o audiovisual se ha vuelto en nuestra contra. Hemos creído que el mecanismo capitalista de la oferta y la demanda estaba de nuestro lado, cuando lo que realmente estaba sucediendo es que le facilitábamos cuanto requiere para convertirnos en clientes de una mercancía que somos también nosotros. He ahí la paradoja.

A su vez, la digitalización ha hecho que las imágenes construidas -el cine, la publicidad, las fotografías tomadas con nuestras cámaras- pasen de ser cotidianas a banales por la facilidad y bajo coste de su elaboración, registro y divulgación. Ya no las visualizamos, sino que las consumimos. Hemos reducido su existencia a esos escasos segundos en que tardan en recibir -o no- un “me gusta”, prostituyendo tanto su supuesto mensaje como su contenido. Con la derivada de que nosotros mismos nos hemos convertido en contenido bajo la modalidad de selfies, robados y posados con los que atestiguar el ego y el cortoplacismo del protagonismo de nuestra existencia, así como nuestro cumplimiento de los cánones de éxito del momento confiando en ser reconocidos socialmente y recompensados económicamente por ello.

¿Daremos marcha atrás en este proceso de sobreexposición y ruido en el que vivimos hoy en día? ¿Ayudaría que tuviéramos gobiernos y representantes públicos más eficaces y mejores comunicadores? ¿Volverán los medios de comunicación a practicar un periodismo con contenido crítico en lugar de estar pendientes de los seguidores, descargas y visitas de sus cuentas 2.0 y páginas web? ¿Tomaremos conciencia los ciudadanos de los pros y contras de nuestro actual modelo de sociedad y actuaremos en consecuencia? Que siga el debate y la reflexión.

La sociedad de la transparencia, Byung-Chul Han, 2012, Herder Editorial.

3 comentarios en ““La sociedad de la transparencia” de Byung-Chul Han

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