Una obra que toca todos los palos de lo que por distintos motivos unos y otros llamaron conflicto. La visión política, la realidad social y la vivencia personal en un entorno en el que todo se movía aparentemente en un amplio rango de grises tras el que se ocultaba la cruda realidad de la vida o la muerte, o conmigo o contra mí. Un relato ambicioso y muy bien estructurado al que se le echa en falta ir más allá de su hoja de ruta para emocionarnos no solo por lo que narra en su trama principal, sino también por lo que cuenta y propone en las secundarias.
Asunto delicado el tratar las consecuencias sociales, vecinales y familiares del terrorismo etarra, una realidad complementaria, pero también más allá de la lucha policial que, porque era lo que tocaba o porque no había otra opción, fue durante mucho tiempo el aspecto protagonista o noticiable, tanto interna como externamente, de lo que sucedía en el País Vasco. Ahora que este ya no ocupa las portadas es el tiempo de dar voz y espacio a todos aquellos que se vieron silenciados, vapuleados y expulsados por no comulgar con el independentismo abertzale, así como a aquellos que fueron manipulados, engañados y utilizados por este.
Sin duda alguna, Patria es un completo mapa de esta realidad a la que hasta ahora se le había prestado muy poca atención y cuando así se hizo, el pasado nos dice que no se realizó con el enfoque más justo para los afectados, etiquetados rápida y taxativamente como egoístas y rencorosos los primeros, como asesinos e inhumanos los segundos.
La novela de Fernando Aramburu es habitada por dos familias, amigas hasta que la diana asesina puso a una de ellas en el punto de mira y la condenó a ser ignorada y despreciada de por vida por los que hasta un momento antes habían sido sus vecinos. Una condena perpetua de acoso, amenaza y extorsión a través de mil maneras, asesinato a la puerta de casa incluido, a la que se veían sometidos los señalados como traidores por no compartir la ideología, no financiar o no apoyar en la calle a la banda armada.
Aramburu nos cuenta cómo surgen y evolucionan los mil factores que llevan a ese momento y qué consecuencias tienen después. Una madeja compleja, muy difícil de sintetizar, pero muy bien hilvanada, con muchas causas que son consecuencias y derivadas de otras anteriores, que arrasa en lugar de dialogar y convencer, que destruye en lugar de proponer y transformar. Que no fue la única forma de violencia que se dio en el País Vasco en aquel tiempo –he ahí la dictadura franquista y los abusos policiales-, pero que sí fue la que demostró un nulo respeto por la vida humana. ¿Cómo se pudo defender, promover, promulgar este posicionamiento? ¿Cómo se pudo vivir dentro de él? ¿Hubo alguna posibilidad de convivencia?
A lo largo de varias décadas, las vidas de Bittori y Miren se acercan y se alejan igual que lo hacen entre sí y con respecto a ellas, las de sus maridos –el Txato y Joxian- y las de sus hijos –Xabier y Nerea; Arantxa, José Mari y Gorka-. Una serie de personajes a través de los cuáles podemos conocer, muy detallada a la par que sutilmente y con resultado convincente, cómo se ven afectados por el terrorismo, qué piensan y sienten, qué niegan y en qué se refugian, no solo los disparados, secuestrados o chantajeados, sino también tanto sus familiares directos como los de los encargados de apretar el gatillo, preparar emboscadas o redactar cartas amenazadoras.
Dos generaciones a través de las cuales el autor muestra también cómo ha evolucionado nuestra sociedad. Mientras la generación de nuestros padres estaba apegada a las costumbres, las normas y las formas; la nuestra, la de los hijos, ha sido capaz de dejar atrás el pasado para mirar hacia el futuro y buscar la luz a pesar de la oscuridad reinante, lo que le ha llevado a mover muros y acabar con prejuicios hasta hace poco tiempo inconcebibles de eliminar. Temas estos –el aborto, el divorcio, el matrimonio civil, la legalización del matrimonio igualitario- que por cómo aparecen, parecen más un complemento a la narrativa de este título que parte de su discurso fundamental.
En cualquier caso, Patria es una novela ambiciosa en su propósito y sólida en su resultado, que ofrece una visión amplia de una herida abierta que pide ser cicatrizada -a través del perdón y el reconocimiento- y que solo podrá cerrarse sanamente si participan en dicha tarea todos los involucrados, tanto víctimas como victimarios.
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