Comencé leyendo una novela, historias cortas sobre pacientes y casos que un médico inglés atiende en su medio rural. Pasé después a un ensayo sobre la personalidad y las motivaciones de este doctor. Acabé el recorrido en una reflexión sobre el equilibro entre la búsqueda y el encuentro de lo que buscamos, lo que le pedimos a la vida.
Por este motivo no tengo claro cómo considerar esta lectura, si ficción o no ficción, si es la historia de un personaje inventado o las reflexiones en primera persona de John Berger. En cualquier caso pasar sus páginas es como suponemos la vida en el mundo rural, saborear cada instante, cada signo de puntuación, cada palabra, cada frase. Una degustación que se acrecienta con el sosiego visual de las fotografías de Jean Mohr intercaladas a lo largo de la lectura, instantáneas que amplifican el ejercicio de introspección sobre Sassall, el médico protagonista.
Imágenes y texto confluyen en un ejercicio de comunión con el entorno de la historia de este médico rural en el que creo es el objetivo del autor. A partir de nuestra cotidianeidad, de lo habitual o lo frecuente de nuestra vida, reflexionar sobre el diálogo que mantenemos con nuestro completo entorno (personas, relaciones, lugares,…) y el rol que desempeñamos tanto en su conjunto como con cada uno de sus elementos. Trascendiendo a esto un debate más interno, el sentido y posibilidades que damos en nuestra existencia tanto a este diálogo como a nosotros mismos independientemente de él.
Y al final del recorrido una pregunta, ¿soy yo, o puedo llegar a ser, un hombre afortunado también?
(imagen tomada de amazon.es)
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